¿Seremos mártires de las F.F.M.M?

21 Agosto, 2019

Por NICOLAY DUQUE

El 2018 y lo corrido de este año han sido los meses más mortales para los defensores de derechos humanos y líderes sociales en Colombia en décadas, y hay un número considerable de factores que vale la pena mencionar para que esa situación esté como está, pero quiero mencionar uno en particular, la educación que se imparte dentro de la institución policial y su cultura de actuación.

Yo entiendo perfectamente que la policía nacional es una de las instituciones más apreciadas por las y los colombianos, es más, conozco gente altamente calificada y con unos valores y principios muy arraigados que son o fueron miembros de esa institución  y la “ llevan con amor en su corazón”, pero la verdad es que la cultura castrense está vacía de contenido y recae solo en las formas, y ustedes se preguntarán ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?.

Pues para dar respuesta a ello, debo decir que infortunadamente para los colombianos y colombianas y como ya lo he mencionado en otros post , nuestra patria está absolutamente permeada por la cultura mafiosa, y esta institución no es indiferente a esa cultura, con el agravante de que ellos tienen el monopolio de las armas, el monopolio de la violencia y tienen la difícil tarea proteger la libertad y al mismo tiempo el orden , pero además poniendo por encima de sus actuaciones solo a Dios y la Patria, como quien dice, los encerraron en una contradicción que los deja sin identidad y les obliga a bien servir al de turno, y así es como llegamos a la situación actual.

Tenemos una institución policial , amada por los colombianos por que es vista como la cantera en la que muchos de nuestros jóvenes encuentran la serenidad, el temple y el aguante que vivir en este país requiere y que además este Estado en guerra ha echado mano de esos jóvenes y sus vidas para sentir alguito de seguridad en medio de este  fratricidio de décadas. Pero por esa misma guerra intensa, que no da tiempo para nada si no para aprender a defenderse, la institución policial y el ejército de nuestro país no ha tenido la visión que le permita evolucionar y encontrarse con su verdadera misión, defender los derechos de la ciudadanía, hacer respetar la constitución y resguardar la soberanía. 

Nuestra policia es una institución servil que lejos está de servir al pueblo aun cuando emane de él; sirve al status quo y me trae a la aquellos hombres negros al servicio  de hombres blancos para controlar las insurrecciones en los barcos transportadores de africanos esclavizados. A eso se acostumbró la institución, a mantener el “ orden”, el orden establecido por el opresor, incluso en sus propias filas, no ven  el régimen como una forma de formar la disciplina, si no la disciplina y la obediencia como los valores primigenios en sí mismos.


Como siempre somos pobres adoctrinando pobres para estar siempre y por siempre al servicio de los “ otros” que anhelamos un dia ser y en ese esfuerzo la violencia legítima la autoridad que no se encuentra en los argumentos, en el respeto o en el liderazgo y ahí se viene otro cuento, los militares como agentes de control y además de limpieza y la performatividad del acto violento, de la «limpieza social» y su impronta en la memoria, se pueden apreciar claramente en los modus operandi, en la sevicia y el lenguaje que implica formas de tortura plenamente identificadas en la institución militar y policial.

“Una noche una pareja de policías me recogió y me llevó hasta Guadalupe... Ellos me patearon y golpearon todo el camino hasta arriba. Toda mi cara estaba deforme. A veces ellos arrancaban las uñas de las personas». Luego las ataban de pies y manos, las golpeaban y las lanzaban montaña abajo”.

Desde este punto de vista el fin sería la normalización de conductas excéntricas usando la pedagogía de la violencia, produciendo temor y miedo en el «otro» marginal y transgresor Bueno, he de decir que yo soy liberal y por naturaleza las y los liberales somos desobedientes, insubordinados, por eso esos valores que menciono en el párrafo anterior me son un poco aversivos, pero me parece triste ver como ese montón de funcionarios y funcionarias pagados con el dinero del pueblo , solo se viste con ese uniforme para hacer daño. y creer por un momento que el uniforme les da el poder o “ licencia para matar”. y no digo necesariamente matar en forma literal,  también simbolica y moralmente, por que es muy duro para un país amar algo y ver cómo eso se convierte en tu peor pesadilla. 

Yo insisto en esta premisa, un país en búsqueda de la paz necesita hombres y mujeres preparados para construir un país en paz. Esa paz que tanto anhelamos solo se logra con justicia social, restitución de derechos, equidad para lograr igualdad entre hombres y mujeres, entre quienes venden empanadas y banqueros, entre citadinos y campesinos, entre negros, mestizos, caucásicos e indígenas, entre quienes tienen las armas y quienes no las tienen, y reconociendo el poder que reside en todos y todas para determinar nuestras vidas.

Nuestro país merece una institución militar y de policía con hombres y mujeres con el conocimiento para ayudar a reparar las heridas, no para abrir más, necesitamos soldados de la salud, de la educación , del cuidado, necesitamos héroes y no villanos que violan mujeres, matan niñas, castran y torturan enemigos políticos, golpean señoras que reparan contra las injusticias o vendedores ambulantes de empanadas que no les pagan vacuna; este país quiere confiar, quiere salir adelante pero eso no va a pasar si los discursos de odio, de superioridad por cuenta de la violencia y de limpieza social siguen ganando terreno entre quienes deben protegernos de ellos.

Merecemos más que tanto dolor, merecemos más que tanta desesperanza.