Niños indocumentados sufren el grave impacto de las políticas migratorias de EE.UU

06 Febrero, 2023
  • “Raramente la justicia se ocupa del dolor personal y el sufrimiento de los sobrevivientes; es insensible a sus necesidades terapéuticas”. Richard Mollica.


Por MARTHA LUZ VALLEJO*

 Cuatro millones cuatrocientos mil niños nacidos en los Estados Unidos viven con un padre o madre indocumentado de acuerdo con estadísticas del 2018[1]. La mayoría de los padres de estos niños han vivido en los Estados Unidos por más de 20 años desarrollando emprendimientos y trabajando en la construcción, el campo y otras actividades que sostienen la economía norteamericana[2].

La impactante situación de estos millones de niños se puede ilustrar a través del caso de Angelita, una niña de 11 años, a quien llamarė así para proteger su identidad. Con aprobación de sus padres me reuní con ella en varias ocasiones durante el 2020 y el 2022. Su padre es propietario de su propio negocio de jardinería. El objetivo era cumplir con mi labor como psicoterapeuta especializada en experiencias traumáticas en la niñez y elaborar una evaluación centrada en su situación sicosocial y el impacto traumático de crecer con miedo para apoyar el caso en la Corte frente a la situación de derogar la deportación de su padre, quien a los 18 años ingresó por la frontera con México en busca de posibilidades para poder subsistir escapando de una situación de gran precariedad económica y emocional. Esta evaluación es presentada por el abogado de inmigración como evidencia para obtener el estatus legal de su padre. Solo si hay evidencia de un impacto excepcionalmente dañino para algún familiar cercano puede generarse la esperanza de obtener una decisión favorable en la Corte de Inmigración, donde intervienen un juez, un fiscal y el abogado que representa al inmigrante. El impacto a su salud física ha sido tan severo que ha sido diagnosticada a su corta edad con hipertensión.

Desde su nacimiento Angelita ha sufrido el impacto de las continuas amenazas de deportación contra sus emprendedores padres. Científicos e investigadores han publicado ampliamente sobre el impacto fisiológico, inmunológico y endocrinólogo del estrés de la madre en la vida de los niños desde antes de su nacimiento. “El Mito de lo Considerado Normal –Trauma, Enfermedad y Sanación en una Cultura Tóxica” (The Myth of Normal), escrito por el renombrado médico y psicoterapeuta Gabor Matė en coautoría con su hijo Daniel, hace gran énfasis en que, a pesar de la buena voluntad de los padres por proteger a sus hijos, una sociedad tóxica y represiva ejerce un impacto de deterioro en la salud física y mental de los niños.

La cultura tóxica de los Estados Unidos durante el gobierno del presidente Donald Trump persiguió y deportó miles de inmigrantes sin ningún cargo criminal, lo que ocasionó que muchos niños observaran en la televisión y otros medios cómo las familias fueron separadas en la frontera y dentro de las comunidades habitadas por inmigrantes indocumentados. Estas imágenes han sido absorbidas por los niños afectados creando pánico de vivir una situación similar.

Niños en la situación de Angelita son diagnosticados frecuentemente con enfermedades y síntomas que afectan su sistema nervioso como resultado del impacto en su cerebro maleable de una sociedad tóxica. Los líderes políticos ignoran las consecuencias inmigratorias de sistemas económicos neoliberales que impulsan a personas alrededor del mundo a cruzar fronteras soñando con darles una vida digna a sus familias y terminan siendo perseguidos sin reconocer que son estos los que contribuyen a la sobrevivencia del sistema económico estadounidense.

En mis reuniones terapéuticas con centenares de estos niños, he encontrado que han crecido en hogares con amor y esperanza en que Dios milagrosamente los ayudará a permanecer legalmente en los Estados Unidos. Mientras muchos de estos lloran contando cómo aman a sus padres, en los estrados legislativos esta situación no es mencionada. Al respecto, en 2018, la Asociación Americana de Psicología publicó un estudio en el que explica que “experiencias altamente estresantes, como crecer en estado de temor, puede causar un daño irreparable en la arquitectura del cerebro de los niños, afectando su salud y salud mental a corto y largo plazo. Este tipo de exposición a estrés severo -conocido como estrés tóxico- puede traer consecuencias de largo impacto para estos niños”[3]. Estas amenazas persistentes y crónicas son tan dañinas para el desarrollo del cerebro de los niños y para su salud mental como lo es la misma realidad de la deportación. Desafortunadamente, a pesar de estas publicaciones por entidades especializadas, las escuelas las desconocen y no abogan por una política inmigratoria que reconozca este impacto disruptivo en el crecimiento de niños con padres indocumentados.

Los niños comentan que se sienten ansiosos de ir al colegio y juzgados por su origen. Evitan conversaciones acerca de los países de origen de sus padres para eludir preguntas que no pueden responder sin ponerlos en evidencia. Angelita compartió su preocupación de irse a México con su padre si él es deportado. Ella considera que se morirían de hambre por la dificultad de no poder encontrar trabajo allí, pues ha vivido su vida de adulto en los Estados Unidos. Es importante resaltar que hay publicaciones sobre los hijos de inmigrantes deportados a México que no han logrado adaptarse a las escuelas y comunidades adonde se trasladan[4].

Mi intención en este artículo es compartir con profesionales de Colombia y a nivel internacional esta experiencia y hacer el llamado a nuestra responsabilidad de desarrollar y apoyar políticas que protejan a la niñez de experiencias que lesionan su sistema nervioso. Ningún niño o niña debe vivir con el temor de que su padre o madre serán deportados, o asesinados por su liderazgo, ni que van a morir de hambre y deshidratación, como les sucede a millones alrededor del mundo cruzando fronteras con la esperanza de proveer a sus hijos una vida digna.

A nivel escolar es imperativo desarrollar un apoyo terapéutico coherente con la realidad socioeconómica y política donde crece nuestra niñez. En las escuelas de Estados Unidos, no hay apoyo terapéutico y solo se resalta el síntoma -el niño no pone atención o perturba el buen funcionamiento de la clase-. En consecuencia, el pediatra los diagnostica con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDHD) y les prescribe medicamentos. Un estudio publicado por la Universidad Internacional de la Florida menciona que estas medicinas sin apoyo terapéutico interrumpen el proceso de aprendizaje[5]. Nadine Burke Harris, pediatra en California y ampliamente conocida por sus estudios sobre el impacto de las experiencias adversas en la niñez, ha publicado que la solución es identificar el ambiente en el que el niño o niña se desenvuelven, llamando al trabajo profesional interdisciplinario[6].

Desafortunadamente, en situaciones de adversidad económica, social y política, ni las familias más amorosas pueden salvar a sus amados hijos de la enfermedad física y mental y de comportamientos riesgosos debido al estrés y las experiencias adversas. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos y profesionales de todas las disciplinas expandir esta información en la cátedra universitaria, en los organismos del gobierno y en las organizaciones sociales y educativas para contribuir a una sociedad sana y segura para nuestra niñez.

 

*Trabajadora Social y Psicoterapeuta especializada en el Impacto de las Experiencias Traumáticas en los Seres Humanos.

* Original en ingles: The American Association of Psychology manifested “highly stressful experiences, like raised with recurrent fear, can cause irreparable harm, disrupting a child's brain architecture and affecting children’s short- and long-term health and mental health. This type of prolonged exposure to serious stress - known as toxic stress - can carry lifelong consequences for children.

 

[1] U.S. Citizen Children Impacted by Immigration Enforcement | American Immigration Council

[2] Pew Research Center. About two-thirds (66%) of unauthorized immigrant adults in 2017 had been in the U.S. more than 10 years, compared with 41% in 2007.

[3] https://www.aap.org/en-us/about-the-aap/aap-press-room/Pages/StatementOpposingSeparationofChildrenandParents.aspx

[4] American Children Struggle to Adjust in Mexico - The New York Times (nytimes.com)

[5] ADHD: Medication alone doesn’t improve classroom learning for children – new research | FIU News - Florida International University

[6] (137) Resumen de la charla de Nadine Burke sobre el trauma infantil - YouTube