El mundo según Said

19 Agosto, 2021
Gerardo Ardila Gerardo Ardila

Por GERARDO ARDILA

sdfszfzfgFuente: periódico El Campesino

¿qué porqué creo que el Chocó es distinto? Bueno, se lo voy a decir como yo lo veo. Yo nací en el borde de un río, como casi todos los chocoanos. He vivido siempre en el borde de los ríos; de esos ríos torrentosos del Chocó. Yo no soy ni viejo ni joven, sino un hombre que ha vivido su vida y que ha pasado trabajos. ¿Entiende? Si me preguntan por el Chocó solo puedo decir que hay un lugar en el mundo donde todo es abundante; donde todo es húmedo y donde el agua escasa del mundo parece haber encontrado un refugio. Donde los árboles desafían con su corpulencia a las nubes y los pájaros tienen que volar en un zigzag eterno atravesando el laberinto de ramas abrazadas en las alturas. Donde, en las noches, se escucha el silbido de seres acuáticos agazapados en el agua oscura de los pantanos. Enormes batracios que nadie ha podido ver pero que todos pueden identificar al escucharlos. Donde el suelo se diluye y sube en el vapor que se desprende de la tierra hasta asentarse en las nubes a mirar cómo partículas de sí mismo viajan sedimentarias en las aguas que se mueven o cómo se amontonan en los fondos de las aguas quietas. Es un lugar donde la vida vibra en cada molécula en una presencia inadvertida.

      Usted dice que esta zona del país es una de las áreas más lluviosas del mundo. Eso no lo sé, porque aquí también hay veranos secos. Pero cuando llueve, como ahora, parece que el cielo fuera un inmenso océano que se derrama sobre la tierra y que unos seres poderosos lanzaran sus rayos y sus truenos sin compasión sobre la humanidad entera. La lluvia, en la noche, se oye como un zumbido de millones de moscas, miles de pájaros aleteando al tiempo. De pronto, se convierte en un estruendo de golpes regulares sobre la superficie de una tierra de cristal. Todo se inunda; uno cree que la tierra no podrá desaguar en poco tiempo y que estamos condenados a respirar debajo del agua por días. Aquí se puede sentir la rabia geológica de la naturaleza, que impone su fuerza sacando al río de sus cauces. Mi madre me llamó Said, que significa feliz o afortunado. Como dije, nací una noche en la que el río Quiparadocito inundó el caserío y el agua subió más que lo que se podía recordar. Era una tarde de inundación también, cuando me mataron. Pero no me quedé muerto porque yo soy mi gente y mi gente no acaba. Yo soy agua y soy canto, soy el coro de las mujeres que responden a la vieja que canta. Los hombres armados esperaban en el puerto y dispararon contra el bongo cuando atracamos. Supe que no les gustaba mi palabra: hablaba de unidad, de desarrollo entre todos, del trabajo colectivo, del amor y la fuerza. Ellos siempre tienen miedo, miedo de todo, del río, de la enfermedad, de los animalitos invisibles, de las palabras, de las fiestas y los velorios. Por eso matan, pero su miedo no termina con la muerte; temen a los muertos porque sus palabras no mueren y su sangre es la fuerza colectiva de nuestra larga historia.

"Ellos siempre tienen miedo, miedo de todo, del río, de la enfermedad, de los animalitos invisibles, de las palabras, de las fiestas y los velorios. Por eso matan, pero su miedo no termina con la muerte; temen a los muertos porque sus palabras no mueren y su sangre es la fuerza colectiva de nuestra larga historia. “

       La tierra del Chocó es prodigiosa. Imagine que desde hace siglos es saqueada sin medida. Los árboles inmensos del Chocó se convierten en madera que sale en bloques de tres metros de largo en una interminable procesión de sierras, tumbes, grúas, camiones y barcos. El corte avanza a través de los siglos dejando tierra desolada, para que usted pueda sentarse en una silla y descansar sus brazos en la mesa. Un carnaval horrendo hace trochas amasadas con barro por las que pasan los camiones y se mueve la gente. Los que llegan no saben que por aquí todos somos familia y que eso nos protege. Cuando digo todos hablo también de los animales, las aves y los peces, las plantas, los árboles, los seres invisibles presentes en cada uno de nosotros. Nosotros es la lluvia, el río, el animal de monte, la araña, el moscardón; mi familia es un caracolí sombra y canoa; un olleto negro como yo, grande y vestido de amarillo; un cedro amargo frondoso dúctil y fino.

         El mundo según Said La tierra del Chocó es bendecida. Parece una isla acuosa, que tiene su norte en el gran Caribe y su costado sumergido en el inmenso Pacífico. Somos isla porque quisimos estar allí protegidos por las selvas y los ríos cuando buscamos la libertad y la ganamos en los estrados y en las leyes, pero no en el reconocimiento de la gente de las montañas nubladas. Somos la gente que aprendió las lenguas de otros pueblos pero que mantuvo las costumbres, los sentidos, los significados de la diversidad del África y que trajimos a América y Europa la riqueza de nuestros muchos mundos. Somos música y alegría, somos pensamiento y fuerza que transforma. Somos gente de paz; creamos mecanismos de convivencia y acuerdo porque sabemos ser colectivo, porque somos familia. ¿Si me entiende? Somos gente que agradece al universo lo que nos ha dado y pensamos en tener lo suficiente, lo necesario. Conocemos bien que las cosas no pueden crecer sin límite sabido, sino que hay que trazar ese límite negociando con todos los seres vivos para repartir la vida entre todos.

fdalksfFuente: IM Editores

"..las cosas no pueden crecer sin límite sabido, sino que hay que trazar ese límite negociando con los todos seres vivos para repartir la vida entre todos".

        Somos gente negra, los humanos más antiguos. El Chocó es un gran útero que nos acoge y del que se alimentan nuestros ombligos. Nos gustaría que la gente distinta de nosotros, la que llega del este y el sur, la que atraviesa este mundo fértil y se fascina con el sol líquido chocoano, escuchara lo que tenemos que decir; que aprendiéramos de la historia de alianzas y respeto y también de los conflictos entre indios y negros a causa de nuestras diferencias; las conversamos, las explicamos, las vemos desde los puntos de vista distintos y desde las certezas de cada uno para encontrar convergencias. Mejoramos nuestras terrazas con nueva sabiduría y entregamos lo que sabemos en cada intercambio. Así avanzamos. Nos gustaría que tuviéramos el respeto de los poderosos que quieren decidir nuestro futuro sin contar con nosotros; que no nos vieran como desorden y caos sino que descubrieran que somos un orden distinto, que tenemos propuestas diferentes para vivir mejor.

xcvbnFuente: @fischetnico

       Claro que entre nosotros hay algunos que han sido codiciosos y que imitan lo que observan, que creen estar solos y que buscan su provecho; claro que sí, porque no es el color de nuestra piel lo que nos distingue. Es nuestra pertenencia a la inmensa familia de los seres con corazón, como ya dije. El corazón está vivo en el plátano alimento, en el arroz calor y esponja, en la yuca ancestral, en los frutos del bosque y de las siembras, en la carne de todos animales que nos dan fuerza y nos transfieren su ejemplo cada vez que los comemos o los utilizamos. El corazón es el nombre que le damos a la vida; a la tierra continente femenino de todo lo que palpita; a la lluvia que nos riega y al agua vida que renueva; al sol abrazador y al viento que canta con las mujeres los poemas fundadores de todos los presentes; a los montes que se levantan para regar el agua y el suelo y para acoger los bosques; a las piedras que se desprenden de sus arenas para depositarlas en los fondos de todas las aguas o para secar pequeños espacios necesarios para oriar las tristezas y fecundar las alegrías. ¿Si me entiende por qué creo que el Chocó es distinto? Se lo digo desde todos mis nacimientos y mis muertes, desde todos los miedos y las esperanzas, desde todos los trabajos que hacemos en esta familia que sueña con otro mundo más digno, libre y abierto. Somos Chocó negro y luminoso, Chocó presente y futuro de la vida.