Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez (El señor de las sombras) - Capítulo 2: Sobre mi caballo yo... y sobre yo mi sombrero

01 Noviembre, 2020

Por FERNANDO GARAVITO (Q. E. P. D.) Y JOSEPH CONTRERAS

CAPITULO II

Sobre mi caballo yo... y sobre yo mi sombrero

Ahora bien, ¿quién es este hombre recursivo, intemperante e inteligente, a quien en los círculos enterados de la política en Colombia se le comienza a conocer como "el señor de las sombras"?

La biografía oficial del candidato dice que nació en Medellín el 4 de julio de 1952, que está casado con Lina Moreno y que tiene dos hijos: Tomás y Jerónimo. Pero, como es habitual en ese tipo de documentos, no dice muchas cosas. No dice, por ejemplo, que es hijo de don Alberto Uribe Sierra, un paisa común pero no un paisa corriente. Antes de haber sido asesinado en un asalto que algunos, entre ellos el candidato, atribuyen a las Farc, y otros a ajustes de cuentas del narcotráfico, don Alberto tuvo tiempo de hacerse a algunas amistades singulares. En el libro Mi vida en el mundo de los caballos (Impresos Litográficos, Medellín 1988), donde Fabio Ochoa, el grueso jefe del clan, rinde homenaje a sus amigos "caballistas", y que, dado su estilo evidentemente fué escrito por él, se le ve como era, con su corrosca típica, su actitud arrogante y, valga la paradoja, su gesto desaliñado. La fotografía lo muestra en una justa de caballos, donde fué juez junto a José Juan Quintero y a 11 Ricardo Gaitán Ospina. Para alguien no iniciado en ese tipo de lenguajes y de actitudes, es prácticamente incomprensible lo que escribe Ochoa. El documento que sigue conserva su redacción ortografía y puntuación originales: "Gran juez, aficionado de tiempo completo, chalán como ninguno y transmite como Danilo. Las arrienda, las muestra y las disfruta (arrendó entre otras, a Sucesor) yo lo crié y fue mi discípulo en la pesebrera Ayacucho, pero se la pasó al maestro y le enseña al padre a hacer hijos; gran comerciante, sufrido, de muchos altibajos 'mis triunfos, mis derrotas' pero ahora sí se le montó a la vida y le robó el amor a las mujeres, de una habilidad sorprendente, con quien él se engancha lleva la peor parte, pero con honradez, o si no que me pregunten a mí, ya me mandó la vaca, parece machorra; bohemio y declamador, ha tenido maravillosas bestias, verbo y gracia: La Castalia, no la he vuelto a ver mejor, Petrarca, La Postal, Dulcinea, Scherezada, Mambrino, Tany, Meduza, etc, etc, que con su esposa Laurita y sus hijos las han lucido muy bien y han adornado todas las ferias, ha tenido mulas famosas como La Zarzamora que se la escogió a don Chepe Rojas en una partida de 200 muletos en Girardot, él mismo la arrendó y fue la mejor, no tiene casi ojo el pobrecito ¡que tal que viera! Irónico como ninguno, una noche en Armenia le dijo Alfredo Millar (Q.E.P.D.): "Ud. Cuando estaba juzgando tal competencia fue que no vio tal caballo que no le dio premio?" contestó: "si, yo si lo vi y mientras más lo veía, más me chocaba el H.P". "Alberto Uribe debía ser el Ministro de Agricultura de por vida, pues este si ha palpado, vivido y sufrido los problemas del campo, la reforma agraria, la violencia, etc., tantas güevonadas que inventaron los políticos y demagogos que no han salido de la carrera séptima; su hijo Alvaro es otro exponente de talla presidencial y Santiago ni se diga, y con El Pecoso que se tengan, fue el que más le heredó. Liberal, descendiente del indio Uribe, a Alberto sí se le puede decir paisa, liberal y macho".

Algún tiempo después, el 14 de julio de 1981, el gordo Ochoa escribe de nuevo sobre Uribe Sierra: "Ahora que empuño de nuevo el lápiz, ya Alberto ha hecho mil travesuras más, antes no dio al "travieso" como le decía él, a Luis Gonzalo (Q.E.P.D.); pues se fue a Méjico y trajo 7 caballos de rejoneo, se encontró con Conchita Cintrón y está encantado, la invitó con su familia y comitiva a visitar la feria de Agosto en Medellín ¡en hora buena Conchita, bienvenida!. También trajo helicóptero, tendré que escribirle un libro a él sólo, esta semana supe que se habían reunido él y Chica, que acaba de llegar de España, hecho todo un caballero rejoneador, e hicieron una reunión a alto nivel y a puerta cerrada para discutir varios puntos sobre la alta escuela Andaluza y Mejicana, no se sabe si saldría humo blanco, allá ellos".

La semblanza biográfica termina con una nota escrita el 23 de mayo de 1985: "Empuño de nuevo la pluma para hablar de Alberto (Q.E.P.D.); lo asesinó la FARC en su hacienda Guacharacas, se hizo matar pero con honor como era él, con su pistolita, disparando contra 30 asesinos con metralletas, armaditos con todas las de la ley y sus permisos desde lo alto, Dios los guarde y les perdone, que dañito hicieron, y ver que no ha faltado mandamás, vacas sagradas intocables, que viven del gobierno, sus coyunturas y sus roscas de por vida, que dicen que esto fue un ajuste de cuentas, estos H.P. son mas bandidos que los que lo asesinaron".

Ahí están algunos de los elementos esenciales para su biografía: caballos, helicóptero, bohemia, el amor de las mujeres, su esposa Laurita, Dairo Chica, sus hijos, el que más le heredó y el de talla presidencial. Y en el fondo el gordo Ochoa, arbitro y señor de estas vidas, estas honras y estas haciendas. Antes de que se supiera que el clan era el clan y que "La Margarita del 8" le pertenecía, Bogotá entera desfiló por los comedores de ese restaurante, 12 donde se vivía un ambiente rural tan caro a una ciudad atildada que sigue siendo campesina. Y allí, en una fotografía enorme colgada de una pared del fondo, se veían las siluetas inconfundibles de un hombre bajo y grueso vestido a la manera de la Antioquia tradicional, con su carriel, su corrosca y su zurriago, con sus tres hijos varones, rodeando a un mozalbete flaco y descolorido, extraviado en medio de esa abundancia de carnes, y de tanta sonrisa y socarronería. Una foto que bien hubiera podido ser un Botero, de Fabio Ochoa y de sus hijos alrededor del hijo de su amigo Alberto, el que tiene "talla presidencial", y que, según parece, acaba de posesionarse como alcalde de Medellín o de algo por el estilo. Pero esa fotografía desapareció misteriosamente. Debe estar en algún rincón a la espera del momento preciso en que podrá volver por sus fueros. Como estarán -pero al revés- las que fueron decomisadas con iguales y semejantes protagonistas en las Operaciones Milenio y Nueva Generación, o las que guardan -otra vez al derecho- las viejas matronas antioqueñas, que todavía existen, escondidas en alguno de esos álbumes de lenguajes secretos, con sus magnolias amarillas y sus recuerdos, útiles "para curar la tos y la tristeza". Pero también debe haber otra serie de fotos, tomadas posiblemente en Laureles, el barrio "bien" pero no "tan bien" como El Poblado. Por ese entonces, las familias de Laureles eran de clase media, y tenían que luchar a brazo partido contra la irrupción de los dineros de la mafia, que comenzaban a desbaratar muchas economías domésticas. Una de esas familias era la de Uribe Vélez. Ellos vivían en el segundo piso de una casa alquilada en la Circular 77, sometidos a los vaivenes del padre, que le debía plata a medio mundo pero que era honorable. Hasta que un día, cansado de la persecución de sus acreedores y de la indecisión de las muchachas (a quienes cortejaba con entusiasmo), provocada por la poca capacidad económica del pretendiente, cortó de raíz con sus problemas y apareció de la noche a la mañana con una ostentación de mentirijillas, hecha de casa elegante, hacienda en cada departamento, caballos de lujo y helicóptero como medio de transporte. ¿Qué cómo lo hizo? Es un misterio al que aún no se le ha dado cabal respuesta, pero que el candidato ha prometido aclarar en breve. En la entrevista que concedió a El Tiempo el 21 de abril del 2002, dijo que él respondía "por mi padre, por mi madre, por mis hermanos, por mis hermanas, por mi mujer, por mis hijos y por mí". Y añadió: "¿Cree que de otro modo me hubieran elegido tres veces senador y gobernador de Antioquia, o que me hubiera atrevido a manejar tantos temas controversiales? Yo me le he arrimado a la candela".

Y claro que se le ha arrimado a la candela. Con indudable habilidad, Uribe Vélez reconoce que era amigo de los Ochoa. -Sí - le responde a El Tiempo en la misma entrevista, cuándo el periódico lo interroga alrededor de sus vínculos con Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa- . Tuvimos amistad por los caballos. Era amigo de ellos. Eso lo publicó muy bien la revista Semana. Es todo lo que tengo que decir y ahí están ellos (los Ochoa) para que les pregunten. Entonces se le ponen de presente las corridas en las que participaba Alberto Uribe, una de ellas a beneficio de Medellín sin Tugurios, el programa de vivienda de Pablo Escobar. La respuesta del candidato es ambigua: -Es posible. No lo negaría. Mi papá era caballista. Sabía manejar caballos de paso y rejonear en caballos portugueses. Ejerció ese oficio toda su vida. La última vez que lo acompañé fue a Manizales, a un festival que se hizo para las Damas Grises. Hacía obras de beneficencia con eso. Le encantaba e iba a todas las corridas, pero no hubo ninguna amistad con Escobar. Lo de los Ochoa era muy distinto. No fue que él se volvió amigo de ellos, sino que mi papá, de 5 o 7 años, andaba a caballo con don Abelardo Ochoa que era bisabuelo de estos muchachos. -Cree -le pregunta El Tiempo- que fue por la corrida benéfica que Medellín sin Tugurios publicó uno de los avisos de condolencia el día en que asesinaron a su padre? -Me vengo a enterar -contesta-. Nunca quise ver los periódicos, ni el cadáver de mi papá ni las noticias de los diarios. -Explica eso - 13 insiste el periódico- el episodio de que Pablo Escobar envió su helicóptero a rescatar a su padre y que inclusive, asegura El Mundo, usted obtuvo un permiso especial para que el aparato pudiera volar después de las 6 de la tarde? -A mi padre lo asesinaron las FARC el 14 de junio de 1983, casi a las 6 de la tarde. Él llegó a la finca Guacharacas, en donde no tenía sino amistad con los campesinos, y llegan las Farc, 12, 14 tipos con fusiles. Él se atrincheró y comenzó a disparar. En el intercambio de balas, lo mataron. A mi hermano Santiago lo hirieron... A mi hermana María Isabel, a quien iban a secuestrar, la escondió una maestra. Sin embargo hay un libro de la guerrilla en Europa que dice que allá nosotros teníamos una base paramilítar. Yo estaba casi llegando a la Universidad Autónoma Latinoamericana... La primera información que me llegó fue que mi hermano Santiago estaba gravemente herido y que mi hermana María Isabel estaba secuestrada. En esa tragedia familiar, ¿qué hace uno? Desesperadamente, "Mire, llamen a Helicol, al primer helicóptero que haya, ¡por Dios! Me monté casi de noche en el primer helicóptero que consiguieron y no pudimos aterrizar para rescatar a mi hermano. Tuve que regresar a Medellín e irme por tierra. El periódico El Mundo dijo al otro día que el helicóptero era del hacendado Pablo Escobar. Pues bien, no tuve relaciones con Escobar, ni cuando se usaba.

Hasta ahí ese fragmento de la entrevista. Pero en otra página de ese mismo día, el candidato le cuenta al periódico que su hermano Jaime estuvo detenido en 1986 en la IV Brigada de Medellín, porque, según informes de inteligencia, desde su radioteléfono de agrónomo se registraron llamadas a Pablo Escobar.

-¿Su hermano Jaime, quien falleció -le pregunta El Tiempo-, es la misma persona que 'estuvo detenida por la brigada acusado de nexos con Escobar? -Claro -contesta el candidato-. Hicieron escándalo porque era hermano mío, pero eso se cayó. Lo detuvieron con varios industriales por unas llamadas telefónicas con Pablo Escobar. Sin embargo, en los días en que aparecían esas llamadas, él estaba sin voz, interno en una clínica, con el problema de cáncer de garganta que lo mató el año pasado. Y apenas la Brigada vio ese error, una clonación de teléfonos, inmediatamente lo puso en libertad.

La muerte de Uribe Sierra se cuenta en El Tiempo con detalle. Quince minutos después de que él, y sus hijos Santiago y María Isabel aterrizaran en la hacienda a las 4 de la tarde (venían en "un helicóptero Hugues 500" manejado por el capitán Bernardo Rivera), llegan veinte hombres armados. El Tiempo sostiene que lo iban a secuestrar. El Colombiano, que iban a tratar con él "unos asuntos". Hay un enfrentamiento. Uribe les dispara y ellos lo matan de dos tiros en la cabeza (El Mundo afirma que de un disparo en la cabeza y uno en el pecho) y destruyen el helicóptero. (El Tiempo dice textualmente: "Los guerrilleros de las Farc dinamitaron el helicóptero", y El Mundo "ametrallaron y dejaron completamente inservible al helicóptero que estaba valorado en 20 millones de pesos"). Santiago huye y es herido en un pulmón. Un campesino lo recoge y lo lleva al hospital de Yolombó. Cuatro horas después, sin escolta, un inspector de Policía llega a la hacienda donde practica el levantamiento del cadáver. Debió llegar, no lo dice el periódico, absolutamente mojado. Porque "un segundo helicóptero (¿el primero era el de Uribe Sierra?), de propiedad del parlamentario Pablo Escobar Gaviria, despegó a las 6:45 de la tarde del aeropuerto Olaya Herrera, de Medellín, con el fin de trasladar al joven herido hasta esta ciudad". Pero "debido a problemas atmosféricos, no pudo aterrizar". Regresó a Medellín a las 7:30 de la noche. De modo que el inspector era un héroe o tenía un estupendo paraguas. Finalmente, Santiago viajó en una ambulancia de la Cruz Roja, y María Isabel y el capitán Rivera en un vehículo de las Fuerzas 14 Armadas y en otro de la firma "Arinco". ¿Qué hace allí un helicóptero de Pablo Escobar? Y no sólo lo dice El Mundo, como afirma el candidato. Lo dice también El Tiempo.

La noticia de El Mundo es más completa. El 15 de junio, en la página 10A, señala que "desde Medellín había salido a las 6:45 un moderno helicóptero, de propiedad de Pablo Escobar, al mando de Jaime Sandoval, con el propósito de traer de urgencia a Santiago a esta ciudad, para ser internado en una clínica. El permiso especial fue otorgado por la Aerocivil, a petición del ex director de esa dependencia y ex alcalde de Medellín, Alvaro Uribe Vélez, por tratarse de un caso de urgencia y porque el aparato está equipado con sofisticados equipos electrónicos y radar". El Mundo publica en su página 10, un completo perfil de Uribe Sierra, donde pueden apreciarse algunas de las 39 peculiaridades de su personalidad y de su época. Vale la pena reproducir la crónica en su integridad, anotando de paso que en ella hay detalles significativos sobre los negocios a los que estaba dedicado. Y hay también otro detalle curioso (y falso). "Para el (helicóptero) su hijo, Alvaro Uribe Vélez, cuando era director de la Aeronáutica Civil, había negado su licencia de operación, por no dejar dudas de su pulcritud en el manejo del ente gubernamental". De donde se deduce que las dudas, que fueron obviadas, existían. Bajo el título "Antes muerto que secuestrado", dice el artículo: "No te vayas a asomar mijo a la finca de Guacharacas por nada del mundo, por allá hay guerrilla, es muy peligroso', le había dicho la semana pasada el hacendado Alberto Uribe Sierra a Jaime su hijo. "Sin embargo, Uribe Sierra, un hombre vital, ganadero, caballista y dueño o negociante de enormes fincas en toda Antioquia, ocho días después contradecía él mismo la advertencia que le había hecho a su hijo, e iba a Guacharacas a terminar su vida de 50 años dedicados al campo, cuando se opuso a ser secuestrado por guerrilleros y murió 'en su ley', como diría uno de sus hijos. "Uribe Sierra, padre del ex alcalde de Medellín, Alvaro Uribe Vélez y de otros cuatro hijos, toda su vida repitió en público y en privado que jamás se dejaría secuestrar. 'Antes muerto que secuestrado', fue una frase que el pronunció algún día recuerda un amigo. "Y este martes terminaron los 50 años de vida apasionada del hombre polémico y millonario en propiedades y amigos, que fue Uribe Sierra; en tanto que su hijo, Santiago, 40 recibió un balazo, y desangrándose en un recorrido de más de 105 kilómetros desde la finca hasta Medellín, vivió una dramática carrera contra la muerte. "El martes Uribe Sierra comenzó el día común y corriente, en su oficina, con los trabajos y negocios que lo habían convertido desde tiempo atrás en uno de los más conocidos hombres de negocios en Antioquia. Había sido heredero de una buena fortuna y caracterizado por su sagacidad para el negocio, sirviendo de intermediario en la compra de poderosas fincas, y con su actividad ganadera y caballística, había acumulado una enorme riqueza distribuida en distintas regiones de Antioquia. Tenía una casa finca en Niquía, Bello, con una plazoleta para exhibir sus caballos, hacer miniferias y atender a ganaderos y a negociantes de toda especie. "Nacido en Salgar, en el suroeste antioqueño, cuentan que Alberto Uribe Sierra era muy buen patrón, cumplía todas las obligaciones laborales con sus trabajadores y hasta una vez, en 1979, repartió un molino de caña y la mitad de la finca San Cipriano, sembrada de cañadulzales, entre varios aparceros que pedían reivindicaciones porque pasaban necesidades. La San Cipriano queda cerca de la hacienda Guacharacas, y en ella, hace dos meses un grupo de las FARC mató al mayordomo y a su ayudante. "Por lo demás, Alberto Uribe Sierra era un hombre de vitalidad extraordinaria. Como 'un volcán, la personificación del paisa dicharachero', lo calificó ayer Juan David Botero, quien fue uno de sus amigos. "Nadie sabe si era más mujeriego, o aguardientero, o buen conversador, pero en esos aspectos no tenía rival. Donde llegaba, con su charla se convertía en el centro de la reunión. Lo comparaban con un encantador de serpientes. "Como antioqueño de pura sepa (sic) toda su vida giró en tomo al campo, a tal punto que sus hijos dicen que el era un verdadero 15 "tierrero". Pero a la hacienda de Guacharacas hacía varios días que no iba aunque acostumbraba hacerlo unas tres veces al mes. Y el martes, aunque sólo una semana antes le había comentado Jaime los peligros de Guacharacas, al medio día en su oficina, en uno de esos impulsos repentinos que eran tan comunes en él, decidió viajar a esa hacienda del nordeste de Antioquia, situada en las vegas del río Ñus, a sólo 10 kilómetros de Cisneros, junto a una abandonada estación del ferrocarril que muchos años antes sirvió de tránsito al tren ganadero, que transportaba los semovientes de los hacendados de la región. "El había sido un buen chalán, recorrió a toda Antioquia y buena parte de Colombia a caballo, pues ese era uno de sus 'hobbies' predilectos y cuando había puentes festivos, acostumbraba a salir con grupos de amigos a cabalgar por montañas duras. "Había participado en una cabalgata que desde Medellín fue a Manizales y volvió, durante una feria en esa ciudad. Pero sus viajes a las fincas los hacía en el helicóptero de su propiedad, el mismo para el cual su hijo, Álvaro Uribe Vélez, cuando era director de la Aeronáutica Civil, le había negado su licencia de operación, por no dejar dudas de su pulcritud en el manejo del ente gubernamental. Así que el martes, Alberto Uribe Sierra hizo equipar la aeronave e invitó a su hija María Isabel, de 24 años y Santiago, de 27. Él en oportunidades manejaba el helicóptero, pero esta vez llamó a su piloto de plena confianza, Bernardo Riveros. Un amigo de la familia Felipe Baquero, también fue invitado a la imprevista visita, pero a última hora, a las 2:30 de la tarde, ya a punto de abordar el aparato, desistió de su viaje porque había olvidado que esa tarde tenía que hacer aquí asuntos importantes. Fue como una corazonada, porque se libró de lo que pasaría antes de dos horas. Y el helicóptero se encumbró sobre el cañón del Valle del Aburra hacia el norte. "Además de la incursión en la finca San Cipriano, las guerrillas de las FARC también hace algunos meses se habían tomado a Providencia, un corregimiento de la zona, situado a media hora a pie de Guacharacas. Todo el mundo por esos lados sabía que la guerrilla andaba en la región y algunos hacendados había llevado a oficiales del Ejército para mostrarles los puntos por donde se desplazaban los alzados en armas y comunicarles su preocupación por lo desprotegida que estaba la zona en cuanto a Ejército y policías. Incluso habían enviado una carta al Procurador pidiéndole sus buenos oficios para que las fuerzas armadas dieran seguridad a la región. Pero por motivos que los hacendados desconocen, el problema siguió igual. "Uribe Sierra vivía tan inmerso en ese mundo de negocios alucinantes, que, relataba un amigo, hoy podía tener 23 fincas o 10 y amanecer mañana con 41. "En el momento de su muerte se dice que tenía nombre suyo 15 fincas, bien fuera propias o en negocio. Vivía consiguiendo dinero con agiotistas hasta el cuatro o cinco por ciento para invertir en tierras, comprar y montar haciendas, conseguir mayordomos y trabajadores. Además de caballista, rejoneador y ganadero, en cuanto al sector agrícola era 43 panelero, bananero y cafetero, con lo cual se ve claramente que sus negocios abarcaban todas las regiones ricas del departamento. Siempre hacia sus cosas en grande, porque hasta en el comer, el beber, el hablar y la parranda era exagerado. Andaba de vez en cuando con un grupo de músicos, merenderos y bambuqueros, y se embarcaba a veces en farras hasta las primeras horas del día siguiente, aunque parecía que el licor no lo afectaba, pues nunca se le vio una «rasca» degenerada y no gustaba de los borrachínes de tiempo completo. "Amigo de todo el mundo. Sierra Uribe (sic), este martes, antes de aterrizar en su finca voló sobre otras haciendas de amigos, como acostumbraba hacerlo. Estuvo varios minutos sobrevolando esas propiedades ajenas, hasta que alrededor de las cuatro de la tarde aterrizó su helicóptero a sólo 100 metros de la casa de Guacharacas, una vivienda campesina reformada, con sus piezas amplias, sus balcones y sus cuartos para avíos y zurriagos. "El hacendado se sentó en un banco en el corredor a conversar con su hijo Santiago. Su hija se entró a la casa, y el piloto Riveros se recostó sobre uno de los bultos en un granerito, al lado de a casa, con intención de pegar los ojos por unos minutos. Pensaban 16 regresar a Medellín antes que comenzara a caer la tarde, porque Uribe Sierra no acostumbraba quedarse durmiendo en su finca por temor precisamente a la guerrilla que ya le había enviado boletas en numerosas ocasiones. "Fue a las 4 y 15 de la tarde, cuando padre e hijo vieron que venía corriendo un trabajador de la finca, y tras él dos hombres uniformados y con cachuchas. El ganadero gritó: 'las Farc'; el piloto anotó que estaban perdidos, en tanto que María Isabel subió al segundo piso. Dentro de la casa, también estaba una maestra. Todos, piloto, ganadero e hijo entraron a la vivienda corriendo. Uribe Sierra dijo: 'yo no me entrego'. Los insurgentes gritaron que 'salgan, que no les vamos a hacer nada'. Y se tomaron la puerta. Uribe Sierra, quién nunca tuvo un guardaespaldas, pero si se mantenía armado, sacó el revólver para enfrentarse a los insurgentes, pero éstos lo acribillaron de dos-balazos, uno en el cráneo y otro en el pecho. ¡El hijo, Santiago, también abrió fuego desde el segundo piso, en el último esfuerzo por defendersen (sic) de los alzados en armas. Pero al ver que su padre caía muerto y que era imposible llevarlo más al interior de la casa, decidió escapar en forma angustiosa por la parte trasera de la casa. Mientras tanto, María Isabel y el piloto Riveros esperaban llenos de terror agazapados en un rincón de la casa. "Los guerrilleros persiguieron a Santiago. Él se arrojó al río y logró cruzarlo. Los alzados en armas dispararon en numerosas ocasiones y de todas las balas, una lo alcanzó en la espalda por un costado y le salió por un lado del pecho, rosándole (sic) un pulmón. "Quedó mal herido a la orilla del río. Dos guerrilleros llegaron hasta el sitio. El pidió que no lo mataran, que ya con ese balazo tenía para morir, que sólo era un comprador de ganado sin vínculos familiares con el hacendado que iban a secuestrar. Los dos hombres comentaron que 'se perdió el viaje', y se marcharon. Se unieron a otros diez o doce que estaban cerca de la casa. En total eran unos catorce o quince. Gritaron que saliera 'el gordito de bigote', haciendo referencia al piloto. La maestra que estaba en la casa fue la única que 45 salió y suplicó a los guerrilleros que se fueran, pues allí dentro no había nadie. Los hombres como que se convencieron. Ametrallaron y dejaron completamente inservible al helicóptero que estaba valorado en 20 millones de pesos, y viendo que no habían logrado nada se marcharon en forma apresurada. "El drama siguió para Santiago. Herido salió a una carretera. Hasta que cogió un camión y lo llevó a estación Sofía. En vista de que en Yolombó estaba el mejor hospital cercano, desde Sofía hasta ese municipio lo llevó un vehículo particular. En Yolombó recibió las primeras atenciones. "De otro lado, en la capital antioqueña era conocida la noticia de la incursión y se sabía que Santiago estaba herido. El hijo del ganadero muerto, ex alcalde Alvaro Uribe Vélez, en un helicóptero moderno del hacendado Pablo Escobar, viajó a la zona, después de conseguir un permiso especial de la Aeronáutica para que lo dejaran salir del aeropuerto Olaya Herrera, después de las seis y treinta. Por mal tiempo fue imposible aterrizar en Yolombó. Cuando volvieron a Medellín, en el aeropuerto al ex alcalde Uribe Vélez le comunicaron la infortunada noticia de la muerte de su padre. "Se organizaron dos ambulancias, una de la Cruz Roja y otra de la Defensa Civil que fueron encaminadas hacia Yolombó, acompañadas de una caravana de vehículos particulares con familiares y amigos de las víctimas. De Yolombó despacharon al joven herido y en Cisneros se le hizo una transmisión (sic) de sangre porque estaba muy mal y se pasó a la ambulancia de la Cruz Roja. Después de las dramáticas horas llegó a Medellín alrededor de las tres de la 46 mañana y fue atendido en una clínica particular, y salvado del peligro de muerte. Ayer se recuperaba satisfactoriamente. "El cadáver del hacendado Uribe Sierra fue traído también en la madrugada de ayer a Medellín. Su muerte, mientras tanto, despertaba reacciones de dolor y rechazo en los distintos círculos de Antioquia. Sus despojos mortales fueron velados en la sala de velación del cementerio Campos de Paz,, y en ese mismo camposanto fue sepultado a las cuatro de la tarde, en un entierro multitudinario, al cual se calcula que asistieron unas 10 mil personas, entre amigos, 17 familiares y dirigentes políticos, empresarios, algunos funcionarios del gobierno, y hasta varios campesinos trabajadores de las fincas del conocido ganadero. "La magnitud del sepelio sobrepasó la capacidad del parqueo de Campos de Paz y los vehículos llenaron los aparcaderos y avenidas cercanas, haciendo una cola que llegó hasta la glorieta de las carreras 80 y 81 con al avenida Guayabal. A unos 15 guardas azules que estuvieron en el sitio, les resultó difícil controlar el tráfico de vehículos. Y mientras la gente se agolpaba alrededor de la capilla y junto a la tumba última, una avioneta voló casi media hora sobre el camposanto y lanzó claveles rojos y margaritas blancas sobre el escenario triste. En ese mismo instante un poderoso helicóptero de Helicol cruzaba portando al dañado helicóptero del hacendado muerto. Y el hijo de la víctima, Alvaro Uribe Vélez, es una breve alocución dijo que el dolor y tragedia que afectaban a la familia eran muy grandes, pero era más llevadera gracias a las muestras de afecto y solidaridad de tantas personas. Alguien entre la multitud pidió un aplauso. Y hubo gente que aplaudió. Resultaba extraño ese palmoteo en un cementerio. Pero es que a Alberto Uribe Sierra, el hombre dicharachero y alegre, se le podía hacer una despedida inusual".

Todos están allí. Escobar, que no es un narcotraficante y un asesino sino un "hacendado"; los Ochoa, que no son delincuentes (uno de ellos extraditado a los Estados Unidos), sino unos buenos "muchachos"; las corridas, que no son esos espectáculos donde se vive un mundillo de apariencia, sino un motivo para obras "benéficas";' la sociedad, que no es un grupo humano reunido en tomo a unos valores sino una partida de desalmados que corren detrás de una catarata de dinero; los helicópteros, que no son unos aparatos ruidosos que parecen "matapiojos", sino el auténtico símbolo del poder; Medellín sin Tugurios, que no es un lavadero de dólares, sino una obra de profundo contenido social; los cementerios, que no son lugares de recogimiento sino escenarios para que pasen helicópteros y avionetas con claveles rojos, y para echar discursos; los negocios de moda; la trampa al centavo; la usura; hasta las inocentes "Damas Grises", que salen a relucir en este paseo, que no son las inocentes "Damas Grises" que todos conocemos sino unas señoras capaces de quién sabe qué.

En varias oportunidades, Uribe ha reconocido que su padre y Fabio Ochoa, el jefe del "clan" eran amigos, y ha atribuido esa relación al hecho de que Uribe Sierra era "finquero y caballista". Pero hay algo más en todo eso. Es cierto que por el lado Uribe, su parentesco con los mafiosos es muy lejano. Pero no lo es tanto por el lado Vélez. Doña Laura Vélez, su mamá, era prima segunda del gordo Ochoa. Don Tulio Ochoa, padre de Fabio, era primo hermano de don Martín Emilio Vélez Ochoa ("me topé con Martín Vélez, en qué semejante rasca" escribió De Greiff), abuelo del candidato. Valdría la pena transcribir, con su redacción y ortografía originales, otro pequeño capítulo de Mi vida en el mundo de los caballos, del grueso señor Ochoa:

"Los Vélez Ochoa. "Medellín, Enero 29 de 1985. "1920-1987-Salgar-Titiribí- Medellín (Antioquia). "Martín Emilio (Q.E.P.D.) Gabriel (Q.E.P.D.), Ernesto Mario'(Q.E.P.D.), José, Luis Felipe, Roberto, Germán (Q.E.P.D.), Pacho mis primos, voy hablar de todos al tiempo, pues discriminándolos no se acabaría nunca y ellos se han pasado su vida juntos, con los mismos gustos, negocios etc. "Son nietos de don Vespasiano Ochoa de quien ya hablé, su papá se llama Eduardo Veléz Uribe (Q.E.P.D), titiribiseño de sepa y de toda la raza, un hombre alto, muy elegante, de una figura muy distinguida y de una educación muy refinada, innata, con 18 solo verlo infundía respeto. Se casó con doña Laura y tuvieron 21 hijos nada más apenas, y todos bien alentaditos a Dios gracias. "La afición de los Veléz Ochoa son los caballos, siendo también muy buenos hasendados (sic) nacieron en Salgar y cada uno fundó su finca, cuando vino la violencia conservadora los desterraron y se fueron a Titiribí, hoy dan gracias pues dicen que debido a ese destierro los hicieron ricos. "Siempre están juntos, desde Salgar, Titiribí, Medellín, hablando de caballos criticándolos, admirándolos, cambiando ideas y cambiando bestias, pues cada caballo de cada cual a pasado por las manos de todos, los han tenido muy buenos, en muías ni se diga, (de eso ya hablé), y yeguas de raza maravillosas, de las puras sepas Salgareñas. No se pierden una feria exposición en Medellín ni de vainas, sus hijos y sus sobrinos forman otra gallada grandísima.

"Los hijos de los Vélez Ochoa. "Medellín octubre 29 de 1986 "1970-1987Medellín(Antioquia) "A esta numerosa familia hay que ponerlos juntos, pues discriminándolos, no se acabaría nunca, a cual, más aficionado y conocedor. ' "Hijos de Roberto y Norma mi hermana: Roberto Luis, Germán, Mario, Juan Diego, Andrés y Angela María Vélez Ochoa a cuál más aficionados comerciantes, cambalacheros, cabalgateros, chalanes, Andrés es uno de los mejores rejoneadores del mundo. "Hijos de Gabriel y Belarmina, los Vélez Mesa: Gustavo ( Q.E.P.D.), Humberto, Jorge, Gabriel, Miguel Ángel un gran arrendador, Eduardo, Beatriz, Angélica, Claudia y Mauricio el niñito de la casa ¡pero ay ay ay! En esto de los caballos, vender, comprar, cambiar, etc...etc se las saben toiticas. Criadores de los mejores del país, todo lo que crían es campeón o de pista, no se qué se untarán pero los "envideo". "Los Vélez Toro, hijos de José y Raquel: Rafael, Jairo (Q.E.P.D.) vilmente asesinado en su plena juventud, Darío, Octavio, Eduardo, Jesusita y Amalia. También criadores de famosos aficionados. "Los Vélez González; hijos de Pacho y Blanca: Gabriel Eduardo, Víctor, Cesar, Jairo, Honorio, Sergio, Iván, Javier, Horacio, María Clara, Blanca Eddy y Olga. "Criadores famosos de campeones internacionales, verbigracia: Castañuela, Capricho, Candelazo, etc...chalanes, comerciantes y aficionados. "Los Posada Vélez hijos de don Juan Gregorio y doña Magdalena: Jairo, César, Jaime, Eduardo, Darío, Emiro (Q.E.P.D.), Amanda, Esperanza, criadores, chalanes, cabalgateros, comerciantes y aficionados. "Los Vélez González, hijos de Ernesto y Fany: Carlos Alberto, Gonzalo, Osear, Martín, Carmen Elisa, Patricia, María Teresa; criadores, comerciantes, y a cuál más aficionado. Los Vélez Vélez, hijos de Luis Felipe y Margarita: Juan Felipe,'Rosa María, Blanca Margarina, Luz Helena, María Luisa y Gloria; criadores y aficionados de tiempo completo. "Las Vélez Uribe, hijas de Martín Emilio (Q.E.P.D.).y Alicia: Cecilia, Angela, Margarita, Consuelo, Amparó, Laura; criadoras y aficionadas, Laurita una gran amazona, madre de estos tres exponentes: don Alvaro Uribe Vélez, Santiago y Jaime Alberto (el pecoso)".

Pero lo del parentesco es lo de menos. Lo de más es la estrecha familiaridad que ha existido entre ellos, la cual ha desaparecido hoy como por encanto. Como la que existió con una familia tanto y más cercana, la de Roberto Vélez, primo de doña Laura, quien fue también una notable yerba del pantano, con hijo rejoneador (Andrés) y hacienda en Titiribí a la que fue invitado varias veces el primo segundo candidato. Sin embargo, hay documentos que demuestran que la relación entre los Uribe y los narcotraficantes es mucho más compleja. Por ejemplo, en la lista de los cuadros que se subastaron en Medellín para financiar la campaña de Belisario Betancur, figura que Alberto Uribe Sierra compró una de las obras por veinte millones de pesos. Veinte millones de pesos de 1982 equivalen a 310 mil dólares del año 2002. Pero el comprador sabía con precisión qua adquiría otros bienes intangibles. Y he 19 ahí que el nuevo presidente, una vez posesionado, nombró a su hijo Alvaro como alcalde de Medellín. Del cuadro, nadie guardó memoria. A lo largo de la campaña electoral, la figura de Alberto Uribe Sierra (don Alberto) se ha vuelto más y más precisa. Mantuvo muy buenas relaciones personales y de negocios con Pablo Correa Arroyave, uno de los tres Pablos de la mafia (Pablo Escobar, Pablo Correa y Pablo Correa Arroyave). Pero, a pesar de eso, fue un hombre pobre y siguió siéndolo hasta el final de su vida. Entusiasta de las "viejas costumbres patriarcales de los paisas" (el trago, las mujeres, la "parranda"), en el momento de morir dejó una deuda de 800 millones de pesos (el mismo candidato explica que debió entregar el helicóptero en que se transportaba, el que me "dinamitado", en dación en pago), y me un viva la vida y un embaucador de taberna. Pero no más. Quienes lo conocieron se ríen abiertamente cuando Uribe Vélez habla de las haciendas que tenía su padre, de sus negocios, de sus caballos. Las haciendas, los negocios y los caballos existían y, según parece, pasaron a sus descendientes. Pero ¿de quién o de quiénes eran? -Ahí está el patrimonio que dejó mi padre, ahí está el patrimonio que dejó mi madre, ahí está el patrimonio de mis hermanos, de mis hermanas, el de mi señora, de mis hijos, el mío, expuesto al riguroso examen de los colombianos –le contestó el candidato a RCN el 18 de marzo, a raíz de una serie de preguntas que se le formularon desde la página de opinión de El Espectador. A lo que un oyente anónimo, partidario de su candidatura, que intervino en el mismo programa, contestó: "Dice el doctor Uribe que ahí está el patrimonio de su familia. Como las declaraciones de renta son documentos reservados, sería muy importante que él mismo las publicara para aclarar de una vez por todas el lío en que quieren meterlo". Es posible que cuando se publiquen las declaraciones se aclare el origen de la fortuna. Porque a pesar de su helicóptero, de la hacienda Guacharacas y de su vocinglería, Uribe Sierra murió pobre. ¡Y con el helicóptero dinamitado! Y, sin embargo, sus hijos tienen hoy un cuantioso patrimonio, calculado en varios millones de dólares. ¿De qué manera un funcionario oficial de toda la vida, como lo ha sido el candidato, amasa una fortuna semejante? Solamente él tendría la respuesta.

De todo esto se deduce que el perfil de Uribe Sierra no fue el mejor. Pero, aunque no dice que su desenfadada actitud ante la vida lo llevó a acercarse con amoroso fervor a doña Laura; y aunque calla con prudencia que se casó dos veces y que en su segundo matrimonio, con María Elena Uribe, tenía, en el momento de morir, una hijita de ocho meses a quien llamaban "Confite" (El Mundo, junio 15, página 10, sección 1), el candidato lo admira sinceramente: -Admira -dice La Nota Económica- al general Rafael Uribe Uribe, y a su padre, Alberto Uribe Sierra, asesinado cuando las Farc lo iban a secuestrar. De él aprendió que el trabajo forma verdaderos hombres".

¿Cómo se formó este "verdadero hombre"? Sus comienzos son muy distintos de los que recogen las biografías oficiales. Digamos que al principio hubo dos Uribe. El primer Uribe es el niñito que muestra cierta inclinación hacia la política. En Salgar, donde pasó sus primeros años, fue la sombra de doña Laura, una activista que hizo campaña por el voto de las mujeres y que fue concejal en 1958. Pero, curiosamente, no es alguien que se inclina hacia la tarea que mueve a todos los niñitos que en Colombia han sido: ser presidentes de la República para ayudarle al país, sino hacia la de los niñitos que crecen en medio de la trampa. El testimonio es de Héctor Abad, su compañero de curso en el colegio de los Benedictinos, en Medellín, y lo cuenta en Cambio. Resulta que los curas organizaron un reinado como los que organizan todos los curas que en el mundo,han sido, en los que no gana la más bonita sino la que consiga más dinero. Bueno, cuando estaba a punto de cerrarse la votación, con el triunfo indiscutible de la candidatura en la que Uribe manejaba al 20 electorado, llegó algún papá rico y giró un cheque por la otra. Y ahí me Troya. Uribe, contra todas las reglas establecidas por esa democracia de tafetán, quiso que el colegio desconociera la elección, habló de fraude y demandó a la elegida y a sus electores. El antecedente no tiene interpretación en contra: las elecciones se pueden desconocer, y lo que vale en ellas no es el resultado obtenido sino lo que quiera el dueño de la maquinaria. Claro está que el novel político no contaba con que había un prefecto de disciplina, que lo sancionó con la ley en la mano "por la insolencia de querer cambiar las más rancias costumbres electorales". ¿Qué cómo lo sancionó? Abad, quien relata el incidente de manera positiva para Uribe, no lo dice. También forma parte del primer Uribe el muchacho que obtuvo su título de bachiller en el Instituto Jorge Robledo. En 1969, cuando sus compañeros preparaban su fiesta de grado, recibieron la noticia de que no habría ninguna ceremonia. ¿Qué pasó? -preguntaron en el colegio. Y allá les contaron que uno de los más destacados alumnos de la promoción, Alvaro Uribe Vélez, había tenido diferencias con el rector y que lo había amenazado con poner un petardo dentro del Teatro Odeón el día del grado.

Por culpa de la intemperancia de Uribe, la del 69 es la única promoción del Robledo que no pudo graduarse con todos los honores: discurso del rector, entrega de diplomas, champaña caliente para los padres, ramos de flores para las madres, corbata para los graduandos, y, por la noche, baile de vestido largo bajo la mirada vigilante -y los cuchicheos- de las mamas de las prometidas.

El segundo Uribe se deja ver en las "tardes doradas de la mafia", a las que se refiere, en un excelente artículo, el escritor Alpher Rojas. Cuenta él un episodio del que fue testigo presencial. En una de las lujosas ferias de Armenia, cuando la ciudad se preparaba para su centenario. Rojas ve de lejos a Pablo Escobar, a Rodríguez Gacha, a los Ochoa que asisten al espectáculo. Dairo Chica, el consentido de la mafia, presenta su espectáculo de rejoneo. Las jacas encintadas son soberbias. Fabio Ochoa, "el obeso padrino de los nuevos ricos" imparte absoluciones y come mandarinas. "Tupac Amaru", el caballo de un millón de dólares, opaca con su silueta y con el pequeño lucero de su frente, a las otras cabalgaduras. Rodríguez Gacha, propietario del ejemplar, "disfruta las mieles de su popularidad". Y allí, en ese mismo sitio y hora está él, el candidato, "con sus magníficas cuadras caballares". "Allí está el 'doptor Uribe', como le decía El Mexicano, o 'Varito', como lo motejaba cariñosamente don Fabio. Y de ninguna manera distante, ni prejuicioso, ni tímido, sino francamente comprometido en el negocio turbio, desde la brevedad ambigua de su atuendo maicero y sus gafas de Harvard, intercambiando información pecuaria para modernizar y ampliar sus dehesas". "Daba la impresión -añade Rojas- de ser un amigo muy cercano de los padrinos caballistas. Me parece observarlo contemplando la conjunción jinete/caballo de Dairo Chica (el rejoneador de los narcos), con Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba su entrecejo con visible admiración, seguramente empezando a vislumbrar a un país, brioso y tonto a la vez, montado por él".

Volvamos un poco atrás. Uribe Vélez "admira" a su padre. Pero, ¿es admirable Uribe Vélez? Su biografía oficial lo muestra como un ejemplo digno a seguir. Bachiller del Instituto Jorge Robledo, "en 5° y 6° de bachillerato fue eximido de exámenes finales en todas las materias. En 6° fue declarado el mejor bachiller". "Abogado de la Universidad de Antioquia (en otra versión dice 'doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia'), en parte de su carrera tuvo matrícula de honor. Especializado en Administración y Gerencia de la Universidad de Harvard (1993), estudió Negociación de Conflictos en el mismo centro docente y en el mismo año, y en 1998 y 1999, me "sénior associated member, del Saint 21 Anthony's Collage Oxford üniversity, gracias a la Beca Simón Bolívar del Consejo Británico. Su excelencia académica le permitió ser eximido de exámenes finales en todas las materias durante los dos últimos años de bachillerato y recibió beca por excelencia durante buena parte de su carrera universitaria". En fin, un hombre de estudio. Por desgracia, algunos de sus postgrados no fueron tan útiles como él mismo lo hubiera necesitado. Por ejemplo, el de "Administración" que cursó en Harvard (¡en Harvard!) no contribuyó siquiera al adecuado manejo de su equipo de trabajo. Al término de su gestión como gobernador, un periodista que asistió a varios de sus consejos de gobierno como simple observador, y que tomó apuntes de las actuaciones de las que fue testigo, diseñó un primer "perfil psicológico" de Uribe Vélez. Revisando sus apuntes sacó en claro que el tono, la forma y la estructura de sus intervenciones no eran propiamente las de un demócrata. El clima que él creaba voluntariamente entre sus colaboradores era el de la desconfianza. El único que podía llevar la palabra era él ("parecía que le gustaba escucharse a sí mismo"), y la creatividad de los funcionarios era prácticamente nula. Su liderazgo era simplemente jerárquico. Su arma preferida era el sarcasmo, que esgrimía contra aquel que se atrevía a discrepar mínimamente de sus planteamientos, de modo que los aportes del grupo eran prácticamente inexistentes. De otra parte, mantenía una distancia enorme. Mantenía su relación con el grupo de trabajo a través de la televisión. Ordenó militarizar el edificio de la Gobernación y llenarlo de perros policías, que husmeaban en todos los rincones. Las prácticas de evacuación eran semanales. Celadores, perros, supuestas amenazas de bombas y evacuaciones sorpresivas cada semana, hicieron la vida burocrática de un grupo humano aterrorizado por los caprichos de su jefe. Cuando cambió el gobierno, cambió la actitud. Sin que nada anunciara que las condiciones de vida de la ciudad o del país habían variado en lo más mínimo, desaparecieron los perros, los guardias de seguridad volvieron a sus cuarteles, las ametralladoras se guardaron en el armario, y el gobernador caminó de nuevo por los corredores preguntándole a sus colaboradores su opinión sobre esto y aquello. Sin que este sea un concepto especializado, al leerlo podría pensarse que Uribe está lejos de ser el líder que requiere una sociedad en conflicto como la nuestra.

La biografía oficial añade que "Uribe Vélez, empezó su vida pública a temprana edad". Según ese documento, "en 1976, siendo gerente de las Empresas Públicas de Medellín el doctor Diego Calle Restrepo, fue jefe de Bienes, cargo desde el cual lideró la negociación de tierras y el traslado de la población al nuevo Peñol; de 1977 a 1978, en la Presidencia de Alfonso López Michelsen, fue secretario general del y Ministerio del Trabajo bajo la dirección de dos ministros: Osear Montoya y Juan Gonzalo Restrepo Londoño, con quienes trabajó activamente en el decreto 1468 de 1978 sobre libertades sindicales; luego me gerente liquidador de Mineros del Chocó; más tarde, de 1980 a 1982, director de la Aeronáutica Civil, cargo sobre el cual su "hoja de vida" no dice una sola palabra; en 1982 alcalde de Medellín (silencio absoluto), y concejal de esa ciudad de 1984 a 1986 y de 1988 a 1990; en el primero de dichos períodos me ponente de dos acuerdos: el de exención tributaria a las cooperativas, y el que creó a Metrosalud; como senador de la República en los períodos 1986-1990 y 1990-1994, me "senador estrella", "senador de mejores iniciativas" y "mejor senador"; gobernador de Antioquia en el período 1995-1997, "puso en práctica el modelo de Estado Comunitario, cuya principal característica es la participación ciudadana en decisiones fundamentales del Estado como la generación de empleo, la educación, la transparencia en el manejo de los contratos públicos y la seguridad pública; redujo en 34 por ciento el tamaño de la burocracia y en 35 por ciento el número de vehículos oficiales; creó 102 mil nuevos cupos escolares y capacitó a 40 mil personas en "negociación pacífica de conflictos"; un millón 200 mil pobres (dice "pobres") ingresaron al Régimen Subsidiado de Sralud; 22 pavimentó 939 kilómetros de vías, más del doble de lo que había pavimentado el departamento en toda su historia; gracias a la colaboración transparente de la ciudadanía con las autoridades, los secuestros se redujeron en 60 por ciento, y las vías que comunican a Antioquia con Bogotá fueron transitables". Y concluye: "Este año, convencido de que Colombia necesita un líder con autoridad moral y capacidad de decisión, decidió proponer su nombre como candidato a la Presidencia de la República para el período 2002-2006".

La autoridad moral de Uribe Vélez la avala Carlos Castaño. En su libro Mi confesión (La Oveja Negra, 2001, página 177), el jefe paramilitar afirma que no lo conoce personalmente pero que "la base social de la Autodefensa lo considera su candidato presidencial". ."Ahí mi gente se equivoca", sostiene Castaño. Alvaro Uribe le conviene al país, pero no a las Autodefensas". Está claro. Según un hombre que reconoce haber cometido algunos de los peores crímenes que se han cometido en Colombia en los últimos años, "Alvaro Uribe le conviene al país". ¿Y por qué? Porque "en el fondo es el hombre más cercano a nuestra ideología". Según Castaño, la "filosofía" de Uribe no es otra que la de crear las Convivir, que se originan "en el mismo principio de las Autodefensas". "Se trata de unas cooperativas donde los ciudadanos colaboraban de manera organizada con las fuerzas armadas, suministrando información y en algunos casos portando armas amparadas para su defensa personal". Y luego insiste sutilmente en lo que es, en últimas, la razón de ser de su libro: los paramilitares no son el narcotráfico. Aquí está dicho de gruesa manera: "Como gobernador de Antioquia, Uribe Vélez logró sacar adelante 59 cooperativas de seguridad con las cuales nunca estuve de acuerdo. No voy a negar que a las Autodefensas les sirvió, pero no tanto se avanzó con ellas. Quienes las aprovecharon fueron los narcotraficantes, que se dedicaron a montar pequeñas Convivir en sus fincas. Era habitual ver cinco camionetas Toyota, con un 'narco' adentro escoltado de manera impresionante y sus guardaespaldas portando armas amparadas por el Estado. Uribe defendió las Convivir en forma honesta, porque él no veía más allá de los municipios cercanos al departamento de Antioquia. Allí la gente de bien les dio correcto uso, lo que validó en parte su propuesta. Pero con los 'narcos' sueltos era muy peligroso abrir ese camino, por esto siempre me opuse".

¿Están hoy los narcos amarrados? Por lo menos los vinculados a los grupos paramilitares están sueltos y armados. Nadie en Colombia, salvo Castaño, niega que los dos grupos sean uno solo. El primero tiene su origen en el MAS (Muerte A Secuestradores), que se fundó en Cali el 3 de diciembre de 1981. En el libro “Narcotráfico en Colombia” (Bogotá, 1991), se relatan los primeros pasos de esa nueva organización criminal. "El MAS me el resultado de una reunión sostenida entre 223 jefes del narcotráfico, en el cual cada uno se comprometió a colocar 10 hombres armados y dos millones de pesos para la 'empresa'. De esta forma el MAS inició su actividad delictiva con 2.230 hombres armados y un capital de 446 millones de pesos. De igual manera, hicieron saber que otorgarían recompensas a quienes delataran a los secuestradores; y, efectivamente, el 12 de enero de 1982 el MAS divulgaba radialmente desde Medellín su oferta de recompensar con 25 millones de pesos a quien diera información sobre una mujer presuntamente secuestrada por el M-19". Los investigadores no lo dicen, aunque todo el mundo lo sabe: esa mujer era Marta Nieves Ochoa, hija del gordo "patriarca" del clan de narcotraficantes y hermana de los amigos del candidato. "En síntesis -concluye el libro- el MAS, ente organizado y financiado por los narcotraficantes para enfrentar las pretensiones de los grupos guerrilleros, se desdibujó y se convirtió después en 'muerte a todo el mundo', dando origen a la modalidad organizativa y delincuencial conocida como los paramilitares" (página 226).

Los paramilitares, valga decir el sector más agresivo de los narcotraficantes, apoyan a Uribe, "el hombre más cercano a su filosofía". Abiertamente, pero también de forma subrepticia. En Envigado, donde se concentró el poder de Escobar en un determinado momento y donde los Ochoa son propietarios de grandes extensiones de tierra, el principal aliado del primero de dichos narcotraficantes era Jorge Meza, quien antes de que se conocieran esos extraños vínculos alcanzó a ser alcalde del municipio. Uno de los hijos de Meza, José Ignacio, actual senador, trabaja bajo las directrices establecidas por Gustavo Upegui, el capo que reemplazó a Escobar desde el momento de su muerte, y que es propietario, entre otros muchos bienes, del Envigado Fútbol Club. Pues bien: Meza es uno de los sustentos fundamentales de la campaña de Uribe. Otro es Mario Uribe, senador, primo hermano del candidato e importante directivo de su campaña. El varias veces senador Uribe me amigo incondicional de Pablo Escobar, lo visitó en la represa del Peñol cuando el capo estaba "en la clandestinidad", y lo previno en alguna oportunidad para que lograra eludir la acción de la justicia. Otro, William Vélez Meza, quien aparece en el libro Mí hermano Pablo, de Roberto Escobar (Quintero Editores, página 160), reelecto en marzo para la Cámara de Representantes por el grupo político de Mario Uribe. «No solo Pablo -dice allí- terminó siendo traicionado por el gobierno, por sus amigos militares y policías, sino también por los políticos que se pagaron a su lado cual remora a un tiburón. Mi madre todavía me recuerda los casos de Santofimio, Jairo Ortega y hasta William Vélez, de quien asegura que llegó al Congreso gracias a Pablo. Según ella este señor Vélez estuvo a punto de robarle un carro a mi hermano que se lo había prestado para su campaña. Fueron varios meses los que duró Pablo buscando a este político para que por fin lo devolviera".

Otro, Jorge Bailen Franco, investigado en los Estados Unidos, quien en un homenaje que se le rindió al candidato lo comparó con don Juan del Corral y con Simón Bolívar. Otro más es Rubén Darío Quintero, cercano a los paramilitares, quien fue secretario de la Gobernación en época de Uribe y en las elecciones de marzo pasó de la Cámara de Representantes al Senado de la República.

Con Uribe están, además, la mayoría de los congresistas y políticos liberales vinculados al proceso 8.000. Aunque se trata de individuos a quienes las autoridades judiciales han dejado por fuera de la vida política, muchos de ellos han expresado en diversas formas su respaldo al candidato. El primero de todos. Femando Botero Zea, quien ha viajado por lo menos en dos ocasiones desde México, donde reside, con el propósito de asesorar a Uribe en algunos temas específicos de su campaña. Botero estuvo implicado en el robo de millones de dólares girados por la mafia a la campaña de Ernesto Samper, que él desvió hacia sus cuentas en el exterior. Por su participación en esa actividad, doblemente delictiva, acaba de ser llamado nuevamente a juicio. También están con Uribe el tristemente célebre Alberto Santofimio Botero, el ex contralor Rodolfo González García, los ex parlamentarios César Pérez García, Tiberio Villarreal y Fuad Char, y el empresario Carlos Náder. Santofimio, Pérez García y Villarreal pagaron varios años de cárcel por sus vinculaciones con el narcotráfico. González García fue absuelto en un caso semejante por "razones de tipo técnico", pero jamás pudo demostrar su inocencia. Los Estados Unidos le retiraron la visa a Char cuando comprobaron que estaba vinculado al lavado de dólares producto del narcotráfico. Sin embargo, Uribe lo defendió con vigor cuando me interrogado por Newsweek sobre el particular. "El Departamento de Estado de los Estados Unidos revocó la visa al senador Fuad Char porque se sospechaba que lavaba dinero", afirmó la revista (25/03/02). Y el candidato contestó: "Fuad Char votó a favor de la extradición de narcotraficantes solicitados por los Estados Unidos. Fuad Chad es un hombre respetable en su vida pública y privada".

A su tumo, Náder, íntimo amigo de Uribe, tampoco puede entrar al territorio de ese país por sus relaciones con los narcos, y porque sobre él pesa una condena a seis años de prisión por tráfico de drogas, proferida por un tribunal norteamericano en enero de 1984, pero su esposa. Ana Trejos, quien es gringa, aloja al candidato y a su familia en sus visitas a Miami, y Náder mismo es su anfitrión en el lujoso apartamento que compró en Madrid, gracias a las comisiones millonarias e ilícitas que obtuvo como producto de los desfalcos en la construcción de la represa de Urrá. Náder es un hombre oscuro, que conoce muchos episodios del pasado de Uribe y que los guarda celosamente en su memoria para utilizarlos cuando lo crea útil para sus propios intereses. Y están con él, inclusive, las modelos más atractivas y deseadas del país. Natalia París, por ejemplo, quien vivió y tuvo un hijo con "José Fierro7', un pistolero al servicio del cartel de Medellín, que desapareció posiblemente como víctima de una vendetta de la mafia, o que se entregó a las autoridades de los Estados Unidos para servir como testigo de excepción contra algunos narcotraficantes prominentes.

Pero el caso más complejo de las personas que apoyan a Uribe es el de su segundo de abordo en la gobernación de Antioquia, Pedro Juan Moreno Villa. "¿Sabe por qué lo nombré? -le pregunta Uribe a El Tiempo en el reportaje del 21 de abril-. Por firme y porque era una persona de quien no se podía decir que había tenido siquiera un negocio de un vehículo con el narcotráfico". Uribe habla de 1994. Pero entre 1997 y 1998 agentes de la DEA decomisaron en California 50 toneladas de permanganato de potasio. Las investigaciones relacionadas con el asunto, demostraron que esos insumos, suficientes para fabricar 500 toneladas de hidroclorato de cocaína (en caso de que estuvieran destinadas a ese propósito), con un valor de 15 mil millones de dólares en el mercado, fueron importados por la empresa GMP Productos Químicos, con sede en Medellín, de propiedad de Pedro Juan Moreno Villa. Estos datos fueron ratificados por el jefe de la DEA, Donnie R. Marshall, en un documento del 3 de agosto del año 2001. En el momento del decomiso, Moreno era el secretario de Gobierno de Uribe Vélez en Antioquia. Durante esos años, según Marshall, «GMP fue el más grande importador de permanganato de potasio en Colombia». Interrogado por Newsweek, Uribe contestó: "Me di cuenta de eso sólo después de que mi período como gobernador había terminado. Si los cargos son ciertos, él debería ir a la cárcel. Si carecen de sustento, la DEA deberá rectificar el error. Yo creo que se cometió un error en este caso".

La primera noticia que se tiene de Moreno Villa se remonta a 1983. El 22 de agosto de ese año El Tiempo informa en su página 3A que "a las 3 de la tarde del pasado domingo se produjo un encuentro trascendental en la sede de la Cuarta Brigada en Puerto Berrío... Veinte ganaderos de la región se reunieron con el ministro Rodrigo Lara Bonilla y con el procurador Carlos Jiménez Gómez... Tuvo que ser un encuentro dramático porque entre los veinte ganaderos había dos o tres de los que aparecieron en la célebre lista que promulgó la Procuraduría como integrantes del MAS... Su presencia en masa ante el ministro y el procurador es ciertamente una respuesta a un rumor que circula en todo el país: un sector de los ganaderos está vinculado a la acción de limpieza de Puerto Berrío y del Magdalena Medio".

Seis días después, el 28 de agosto. El Colombiano publica en su primera página una noticia relacionada con la anterior: "Procurador ratifica enérgica posición frente al MAS". Allí se lee que "Pedro Juan Moreno Villa, en nombre del gremio ganadero de Antioquia envió un mensaje al procurador en el que le expresaba 'profunda satisfacción por cambio de actitud 25 asumida por su despacho en relación con la difícil situación de orden público y la seguridad de la región del Magdalena Medio' durante la visita que el alto funcionario hizo recientemente a la localidad de Puerto Berrío". En su página 12 A, el periódico incluye el texto de la carta de Jiménez Gómez: "Excusóme decirle no entiendo su mensaje ni lo que significan para usted comprensión y cambio de actitud, todo lo cual oblígame a hacerle algunas precisiones que considero indispensables para evitar equívocos institucionales que podría traer graves males... Aprovecho esta ocasión para reiterar cuanto he venido diciendo al país anteriormente: que tengo que cumplir con mi deber, que sin ánimo persecutorio continuaré denunciando todos los fenómenos contrarios a la salud del país en una labor que no puede reconocer tregua alguna y que deploro los acontecimientos de justicia privada como la amenaza de una guerra civil que tenemos que detener entre todos si no queremos ver naufragar la nación en un río de sangre".

Con base en el relato de Al Giordano, un periodista independiente especializado en América Latina y director de The Narco News Bulletin (www.narconews.com) , podría reconstruirse la historia. En noviembre 17 de 1997, un barco chino arribó a los muelles de Long Beach, California, cargando 20 toneladas de permanganato de potasio, destinadas a GMP. Un mes más tarde, en diciembre 16 de ese mismo año, otra nave china, atracó en Oakiand, con destino a la misma compañía, y también con veinte toneladas del precursor. Y, como un cronómetro, un mes después, en enero 17 de 1998, una tercera nave se detuvo en Long Beach, también con un cargamento para Moreno, pero esta vez sólo con 10 toneladas de dicha sustancia.

El Servicio de Aduanas de los Estados Unidos (USCS por sus siglas en inglés) detuvo las embarcaciones. Según Marshall, 'no hubo ningún aviso previo a la DEA sobre el cargamento'. Y, de acuerdo con la ley 21 U.S.C. 971(a), 'cada persona'registrada que importa o exporta un químico especificado a, o desde, los Estados Unidos, requiere notificar previamente sobre la importación o exportación, con un plazo de hasta quince días antes de que la transacción tenga lugar'. El tema de los precursores químicos es grande. "Así como la planta de coca no crece en Norteamérica –dice Giordano-, el permanganato no se produce en Sudamérica. La cocaína como la conocemos no sería posible sin las exportaciones de este químico hacia los países productores, provenientes de Estados Unidos, Europa y China. Normalmente, cuando los oficiales estadounidenses decomisan una cantidad masiva, convocan a la prensa y la televisión y proclaman una 'victoria' más en la guerra contra las drogas". Pero con el cargamento destinado a Moreno Villa no pasó nada. Usualmente las compañías de los Estados Unidos deben notificar a la DEA de ese tipo de embarques. Cuando no lo hacen, las multas que se les imponen son enormes. El 14 de enero del año 2000, el diario Hartford Courant informó que Connecticut MacDermid Inc., pagó 50 mil dólares al gobierno federal por no reportar una venta de 500 kilos de permanganato de potasio. 'MacDermid vendió el químico a compradores legítimos', dijo el periódico. 'Pero el gobierno sostiene que falló al no notificar esa venta para exportación'. "Si se le hubiera aplicado la misma ley, Moreno habría tenido que pagar una multa de 5 millones de dólares. Pero, como se trataba de un aliado político de los Estados Unidos, las autoridades guardaron silencio". El asunto tardó tres anos en ser denunciado. "La orden de suspender el zarpaje - escribió Marshall- estableció que la DEA creía que el mencionado químico podría ser mal utilizado, basándonos en la falla al notificar a la DEA del embarque, en la violación a la ley 21 CFR 1313.31, en las asociaciones entre la GMP y otras compañías químicas delictivas en Colombia y en otras prácticas de alteración de GMP". Pero, según parece, "los ojos de águila de los oficíales de aduanas en Long Beach y Oakiand quizá no se habían percatado de que 26 se paraban en el lugar equivocado: tres naves cuyo viaje no debió ser interrumpido. Marshall explicó porqué: "GMP es una compañía fundada en 1938 que distribuye productos químicos, con cuatro oficinas en Colombia. Su presidente, Pedro Juan Moreno Villa, ha trabajado en las juntas directivas de otras compañías en Colombia. Además, de 1995 a 1997, fue secretario de Gobierno en Antioquia".

Los propietarios del cargamento demandaron a la DEA para buscar la entrega de las 50 toneladas. El caso se sometió a la decisión del juez en lo civil Gail Randall. Dentro del juicio se preguntó por qué la compañía de Moreno no dio aviso previo a la DEA, y Marshall aportó una declaración según la cual «el permanganato de potasio y el ácido clorhídrico son químicos de la Lista II, que pueden ser usados para una variedad de propósitos legítimos, pero también para la manufactura ilícita de cocaína. Entre 1994 y 1998, GMP me uno de los importadores más grandes de permanganato de potasio en Colombia. Desde 1994 aproximadamente, la empresa tuvo negocios con Eland, una compañía de Hong Kong. Desde 1996 hasta 1998, Eland le vendió a GMP un exceso de 200 toneladas de permanganato de potasio... Obvio, hay otros usos legales para dicho producto, tales como la manufactura de tabletas impresas para circuitos electrónicos y otros objetos de alta tecnología, pero esos no son precisamente ningún soporte de la economía colombiana. Éste es precisamente uno de los agujeros por donde la ilícita industria de la droga desliza cada año 500 mil millones de dólares".

Según Marshall, los Estados Unidos tuvieron problemas con los reportes de algunos agentes colombianos que encontraron que GMP importaba grandes cantidades de permanganato, burlando permanentemente las leyes de ambos países. El jefe de la DEA escribió: «La Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) es la agencia del gobierno de Colombia que emite, revoca y renueva los permisos de uso de químicos a individuos o compañías que manejan sustancias controladas. La DNE establece la cuota de químicos que pueden importar por mes los permisionarios. Si un individuo o una compañía quieren manejar una cantidad superior a cinco kilogramos o a cinco litros de un químico controlado por mes, debe obtener el permiso... En junio 10 de 1997, la Policía Nacional de Colombia inspeccionó los registros de la GMP y encontró que en nueve ocasiones, la compañía no había proporcionado la información requerida concerniente a la venta de 2.450 kilos de permanganato de potasio... «El 15 de diciembre de 1997 -siempre según Marshall- , la Policía Nacional de Colombia inspeccionó los registros computadorizados que la GMP tenía desde 1991, y halló 69 direcciones y teléfonos que no existían, y números telefónicos que no correspondían a las direcciones anotadas en las facturas. Había facturas que tenían la misma fecha a nombre de diferentes personas con la misma dirección y número de teléfono. Cada factura reflejaba una venta de 4,6 kilogramos de pennanganato de potasio, por debajo la cantidad permitida. Pero la Policía descubrió que las personas anotadas en las facturas no habían adquirido en realidad el permanganato de potasio, aunque sus identificaciones personales habían sido utilizadas para obtener el compuesto. En una carta del 22 de enero de 1998, la Policía concluyó que la GMP 'podría ser culpable de vender sustancias químicas controladas, para lo cual se usaron direcciones ficticias así como nombres de personas existentes, y está realizando ventas de químicos controlados en cantidades mayores que las estipuladas por la Oficina del Director Nacional de Narcóticos sin tener una licencia de la Dirección Nacional de Estupefacientes'. Con documentos en mano. Moreno demostró, fotocopia en mano, que la Policía sacó, intencionalmente según él, cédulas de las personas nombradas en el expediente, y en las audiencias civiles de la DEA, declaró que "no se percató de que alguno de los químicos controlados de GMP fuera desviado para la 27 manufactura de cocaína u otra droga ilícita". Tiempo después, la Policía reconoció que en el caso de Moreno hubo equivocaciones y que, inclusive, se allegó información falsa o distorsionada. Pero antes de esa conclusión, Marshall alegó que "la compañía movilizó grandes cantidades de precursor de cocaína a través de pequeñas ventas de volúmenes justo por debajo de los cinco kilos permitidos antes de que los compradores deban obtener una licencia. La DEA cree que quien controle el mercado de permanganato de potasio en Colombia controlará el tráfico global de cocaína procesada. "Los precursores químicos incautados nunca llegaron hasta las bodegas de Moreno en Medellín: Pero de acuerdo con la DEA, doscientas toneladas fueron vendidas por la compañía en el tiempo en que Moreno era secretario de Gobierno de Alvaro Uribe en Antioquia. El caso concluyó en agosto del 2001. «Por la autoridad que se deriva de las leyes 21U.S.C. 971 y 28 CFR O.lOO(b), ordena que las suspensiones de los antes descritos embarques sean mantenidas. Los procedimientos han concluido. Esta orden es efectiva inmediatamente". El número de archivo del caso civil de la DEA es: FR Doc. 00-21482. La orden de Marshall puede consultarse por Internet en el sitio del Departamento de Justicia (solamente en inglés): http://w\vw. deadiversion. usdoj.gov/fed_regs/notices/ 2000/fr08237.htm

La revista Cambio (mayo 24, 1999) aclaró en alguna forma este intrincado asunto. De acuerdo con los datos obtenidos por esa publicación, agentes de los dos gobiernos llegaron a la conclusión de que la empresa de Moreno había vendido precursores químicos a diferentes personas, cuyo destino final era la misma dirección, para lo cual no tenía autorización; que había importado permanganato de potasio en una cantidad superior a la autorizada; y que llevaba un doble libro de control para los negocios que realizaba con base en ese producto. Por eso, la Dirección Nacional de Estupefacientes "anuló el certificado de carencia de anotaciones por narcotráfico" a GMP y a Moreno Villa. La decisión me posteriormente confirmada. En carta al general Rosso José Serrano, ex director de la Policía Nacional, fechada el 12 de febrero del 2002, Moreno atribuyó la sindicación de la DEA a la enemistad del oficial, y sostuvo que "con hombría y honradez" acudió "a todos los tribunales nacionales e internacionales a los cuales usted (Serrano) me envió... y siempre salí airoso". De todas maneras, las investigaciones de la DEA demostraron que en los años en que Moreno Villa importó el producto desde la China, llagaron á Córdoba y Urabá cantidades apreciables del mismo con destino a Carlos Castaño. No hay todavía una decisión judicial de última instancia en tomo al asunto, por lo que no se puede decir con absoluta certeza que el permanganato de potasio de Moreno terminó en los laboratorios de procesamiento de cocaína controlados por Castaño. Pero los indicios permitirán reabrir una investigación, que quedó a mitad de camino.

Estos son, a grandes rasgos, los amigos del candidato. Y detrás de ellos la figura levemente aniñada de un hombre al que Patricia Lara describe como "hiperactivo, constante, buen estudiante y con alma de empresario", y quien, después de leer buena parte de las acusaciones que se le hacen, confiesa al oído de Apuleyo, que él "no tiene nada qué ocultar".