“La telenovela es un género latinoamericano, como el bolero”: Fernando Gaitán

30 Enero, 2019

Por GONZALO GUILLÉN

(Publicado el agosto de 2006 en El Nuevo Herald, de Miami)

Todo lo que Fernando Gaitán produce, termina siendo un éxito mundial. Su primera telenovela, Café, con aroma de mujer, mantuvo en vilo a Colombia en los años noventa. Era una historia clásica de amor en medio de la lucha de dos grandes familias de empresarios cafeteros que se disputan el control del negocio. La notoriedad de Café se atribuyó al particular interés colombiano por el tema y era la primera vez que la televisión local se ocupaba de recrear una historia asociada al producto que llegó a ser el principal renglón de la economía nacional, determinó el florecimiento de una cultura y los primeros vínculos comerciales sólidos de Colombia con el mundo.

            Antes y después de la obra de Gaitán no ha existido ninguna otra de peso completo dedicada a la cultura cafetera nacional: ni en el cine, ni en la literatura ni en la televisión. La suya continúa siendo la única. Pero el éxito no estuvo determinado solamente por las preferencias del público colombiano. En poco tiempo la serie fue adquirida por decenas de países y era habitual, noche tras noche, ver disminuir más de lo habitual la vida de las calles en ciudades latinoamericanas como Quito o Guayaquil, en Ecuador, cuando estaba al aire el capítulo diario de Café, con aroma de mujer. Llegó a ser noticia internacional, por ejemplo, la pasión masiva con que Nicaragua seguía el curso de la novela de Gaitán. La gente corría a buscar un televisor para estar a tiempo cada día y el propio gobierno se detenía para ver el desarrollo de la obra que llegó a ser una de las tres telenovelas más exitosas de todos los tiempos. Era a Latinoamérica como lo fueron a Estados Unidos Falcon Crest o Dallas, dos de las grandes series de televisión que en los años ochenta paralizaron al país.

            Poco tiempo después sería el mismo Gaitán el único guionista capaz de superar las victorias de su propia obra. En efecto, produjo Yo soy Betty, la fea y esta vez consiguió batir todas las marcas y superar los éxitos alcanzados en todos los tiempos por otras telenovelas, en cualquier parte del mundo. Hasta ahora ha sido vista, con elevados niveles de audiencia, en más de setenta países de Latinoamérica, Europa y Asia. Con el nombre de Yo soy Bea, se comenzó a transmitir la versión para España en el canal Telecinco. Empezó a rodarse a fines de mayo de 2006 e inició sus emisiones con veinte episodios ya grabados y tiene previsto completar 335 capítulos de treinta y cinco minutos cada uno. Lo mismo que la anterior, esta telenovela paralizó a Latinoamérica, primero, y luego a países como Alemania, Holanda o Rusia, cada una con su propio elenco y su versión del guion de Gaitán sobre una mujer joven que recuerda la historia de Cenicienta o El patito Feo, saciada de humor y de sorpresas ingeniosas. En Alemania la serie se llamó Enamorada en Berlín; en Holanda, Lotte; en Rusia, La suerte de la fea; en México, La fea más bella y en India No hay nadie como Jassi. Yo soy Betty, la fea ya era la más famosa de todas las obras de su género en el mundo cuando otra vez Fernando Gaitán optó por superarse a sí mismo: esta telenovela fue producida en inglés y transmitida en un horario estelar de la cadena norteamericana ABC. Este hombre sencillo, tímido y discreto, no desconoce que, modestia aparte, es el primer guionista de la televisión latinoamericana en alcanzar ese éxito.

            La versión estadounidense fue protagonizada por América Ferrera, se llamó Ugly Betty y se estrenó en septiembre de 2006. Del elenco también hicieron parte Ana Ortiz, Vanessa Williams y Tony Plana. Fue producida por la mexicana Salma Hayek y tuvo una hora de duración, de ocho a nueve de la noche, todos los viernes.

            Fernando Gaitán fue periodista de combate en El Tiempo, de Bogotá y de revistas como Semana y Magazín Al Día. Llegó a la televisión cuando Bernardo Romero Pereiro, prolífico autor de series y comedias, buscaba libretistas y comenzó a escribir comedias. Tuvo a su cargo el concurso TV-Crucigrama <<en el que ganaba muy bien, hasta cuando descubrieron que un crucigrama no costaba tanto>>, cuenta Gaitán. Mientras espera la reacción del público estadounidense con Ugly Betty[1], prepara una adaptación de Café, con aroma de mujer para el mismo mercado.

            En 2007, Fernando Gaitán puso al aire su nueva telenovela, Hasta que la plata nos separe[2] y estuvo en el primer lugar de la televisión colombiana. Sus mayores éxitos profesionales los ha alcanzado trabajando para el canal RCN Televisión y tiene ofertas de distintas partes del mundo para televisión y cine. En las mañanas monta bicicleta en Bogotá antes de sentarse durante horas frente al computador para producir nuevos capítulos de sus creaciones. En las noches va a Punto G, un bar de su propiedad y uno de los de más éxito y fama en Colombia. Dice que allí, en medio del bullicio, tiene un fértil punto de encuentro con la realidad. Conoce lo que llama “el termómetro del amor”, descubre las tendencias de la juventud y ve cómo va el mundo. Políticos de distintas tendencias están allí todas las noches y de vez en cuando alquilan el salón. Hombres de empresa, periodistas, melómanos o artistas frecuentan Punto G, en donde Fernando suele estar en una mesa hasta el cierre, fuma un cigarrillo tras otro y paladea un vaso aguado de güisqui.

            De lo que ve cada noche recoge algo para los libretos que escribirá en la mañana siguiente. Descubre términos nuevos de uso corriente entre jóvenes, entre bígamos, entre izquierdistas de salón o aprendices de ejecutivos. Se pone al corriente de la moda, calibra las angustias de los comensales según su procedencia, ocupación y rango social. Mientras la orquesta de su bar muele música del Caribe y una masa de parejas baila bajo las luces de la pista, Gaitán sostiene con entera certeza: <<la telenovela es un género latinoamericano, como el bolero>>.

 


[1] Con Salma Hayek como productor, Ugly Betty fue puesta al aire el 1 de septiembre de 2006 por la cadena ABC y de inmediato se situó en los mayores niveles de audiencia de los horarios dorados de la televisión estadounidense. Fue protagonizada por América Ferrera como Betty Suárez y Eric Mabius como Daniel Meade. En 2007, Ferrera, hija de hondureño, ganó el premio Emmy a la mejor actriz de comedia por su participación en la serie. <<Este es un logro asombroso y maravilloso>>, exclamó Ferrera. <<Lo que más me gusta del reconocimiento es que está cambiando cómo nos miramos en el espejo y cómo miramos a la gente>>, agregó. Ugly Betty también obtuvo el premio Emmy del mismo año a la mejor dirección de una comedia.

[2] Esta serie no logró superar en audiencia a Café, con aroma de mujer ni a Yo soy Betty, la fea.