Una lectura para la juventud

29 Junio, 2024

Por LUCERO MARTÍNEZ KASAB*

 La televisión se enfoca en el Muro de Berlín los alemanes jóvenes, mayores, mujeres y hombres ante los ojos atónitos de todo el mundo van rodeando a esa muralla hasta subirse y tumbar lo que durante treinta años atravesó a la ciudad en dos partes y, que vio morir a más de una centena de personas buscando la libertad del lado oriental al occidental; tal y como quedó dividida la ciudad después de la Segunda Guerra Mundial. La policía, que antes era una fiera, ahora, estaba con los brazos caídos, haciéndose la desentendida. No daba crédito a mis ojos, si se tenía como eterna la prohibición de acercarse a ese Muro, ¿cómo osaban esos alemanes derribarlo si era de los lugares de más alta tensión política de la Tierra? Las preguntas de cómo sucedió, quién había dado la orden, nunca tuvieron las respuestas a la altura de la crueldad con la que se construyó y se mantuvo esa división ejemplo de la irracionalidad humana.

Después de una presión social en la ciudad de Leipzig que se extendió por toda Alemania oriental exigiendo el paso al otro lado del Muro, algunos se atrevieron a cruzar por la temida sede de la policía secreta de la República Democrática Alemana cantando somos el pueblo pidiendo democracia. Presión tras presión de cientos de personas el 9 de noviembre de 1989 en Berlín un militar de alto rango dijo que se iban a expedir pases para cruzar a la República Federal Alemana, interrogado por un periodista al aire sobre cuándo podría darse ese cruce, el militar sin pensarlo respondió a partir de ahora; la noticia se esparció y en dos horas la multitud congregada en el Muro superó a los guardias que sin órdenes en contra dejaron pasar a la gente al otro lado, fue el fin de una era.

Claro que detrás del derrumbe de ese muro hay una larga historia política, también hacia adelante: Alemania se reunificaría, la Unión Soviética desaparecería y la Guerra Fría se acabaría…, aparentemente. El capitalismo alzó el puño como vencedor dejando tendido en la lona al socialismo. La izquierda del mundo entero quedó desorientada con sus tesis marxistas políticas, económicas, sociales, culturales destrozadas. El neoliberalismo, engendro del capitalismo, abrió feliz sus fauces para tragarse a más de media humanidad. Del otro lado del mundo, en América Latina -siempre promesa de un buen futuro-, en México, un filósofo argentino que llegó a ese país huyendo de la persecución política decide, en 1982, leer y enseñar a Carl Marx, en eso lo sorprende la polvareda del derrumbe del Muro de Berlín en 1989, que arrastró estrepitosamente al bloque soviético, entonces, rescata de entre los escombros a Marx diciéndonos el marxismo de la URSS no es Marx, acto seguido, con sus manos desempolva El Capital y nos lo devuelve con una lectura directa de las páginas de su autor sin la intermediación soviética, he ahí el verdadero Marx.

Enrique Dussel Ambrosini, argentino nacionalizado mexicano, quien falleció en noviembre del año pasado, hizo un laboratorio de lectura cronológica línea por línea durante ocho años con su grupo de discípulos de toda la obra de Marx partiendo de los manuscritos inéditos en lengua alemana y de las diferentes redacciones de El Capital, para descubrir cómo ese pensador fue construyendo las categorías de su obra. Dussel publicó en 1985 ese estudio bajo el título La producción teórica de Marx, comentario a los Grundisses; es el primer comentario en el mundo sobre las cinco redacciones de El Capital y no fue hecho por un alemán, francés, inglés o norteamericano, no, fue realizado por un latinoamericano.

La lectura partió desde la familia de Marx, el bachillerato con la caracterización de sus profesores, sus inclinaciones desde la juventud. Así supieron que su familia era Marx Levy, Levy en hebreo se traduce sacerdote, tenía una familia de rabinos judíos de cuatrocientos años; su abuelo era el rabino de Tréveris, su ciudad natal y Carl estuvo a punto de ser profesor de teología en la Universidad de Bonn. Dussel cuenta con gran pasión que Marx a los diecisiete años al recibir de su maestra de religión un texto del evangelio de San Juan capítulo 17, que dice estamos unidos a Cristo como una rama al sarmiento, el joven Marx reflexiona a continuación, estamos unidos a la vid como el sarmiento en una comunidad de vida…, ante esto concluye nuestro pensador latinoamericano, ese concepto del joven Marx, comunidad de vida va estar en El Capital. Y aún más, al finalizar el bachillerato ante el tema que le entrega la profesora Razones para elegir una profesión Marx responde: ser poeta no, -aunque quería, aclara Dussel-, rico, tampoco, sabio, tampoco, al fin dice voy a elegir la profesión que haga feliz a la mayor cantidad de gente y cuando llega a viejo siendo muy pobre dice habría que ser muy animal para darle la espalda al sufrimiento de la humanidad, yo he dado mi vida y hasta la de mi familia para escribir este libro…, El Capital.

Carl Marx no se derrumbó con el Muro de Berlín, al contrario, se liberó de la versión soviética que tanto lo distorsionó. La izquierda se fue levantando poco a poco, porque, el ser humano nunca renunciará a su libertad. Enrique Dussel se encargó de viajar por los cinco continentes llevando el mensaje a las universidades, a los centros de estudios, a los grupos minoritarios de indígenas y afros de todo el Planeta del nuevo Marx que no escribió sobre ese socialismo real del siglo XX promovido por la URSS sino sobre el comunismo como algo utópico. Que cuando se refirió al ateísmo fue para liberar a los humanos que creían en sus gobernantes como dioses, entonces, había que ser ateos de esos dioses. Que el dinero sólo no es capital, es el trabajador la fuente creadora del capital. Que la naturaleza y el ser humano no son producto del trabajo, por lo tanto, no tienen valor de cambio, sino dignidad, un pensamiento ecológico en su obra..., todo está en sus hermosos libros Las metáforas teológicas de Marx, Hacia un Marx desconocido donde nos dice que ese gran pensador alemán fue un romántico que sufría por los menos favorecidos pues la mayor razón para toda su investigación fue desentrañar por qué el pobre era pobre y el rico era rico, descubriendo que el rico vive chupando la sangre al pobre como un vampiro; el rico vive, el pobre muere. Dussel defiende que El Capital es una obra profundamente ética porque, critica la esclavitud humana detrás del endiosamiento del mercado. Cuando este pensador latinoamericano terminó de definir así a Marx durante la celebración de los 150 años del Manifiesto Comunista en la Universidad Sorbona en París, de donde era egresado, recibió un atronador aplauso de más de mil quinientos marxistas de todo el mundo.

El progresismo necesita leer teoría política, económica, social, etc., para hacerse cada vez más fuerte conceptualmente. Dijo Dussel que, mientras haya capitalismo Marx estará vigente porque, fue él quien lo desentrañó en toda su complejidad. Es el único que puede tener una crítica económica, ética, filosófica al capitalismo, jóvenes, estudien a Marx porque, hay un Marx nuevo que nunca fue estudiado.  Nos invita a leer al pensador alemán no para que nos volvamos marxistas necesariamente, sino para que no seamos ingenuos porque, tragarse el capitalismo es una ingenuidad.

 

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