Tourette Voluntario

08 Abril, 2021

Por ADRIANA ARJONA

El Síndrome de Giles Tourette, nombre del neuropsiquiatra francés que describió la enfermedad a finales del siglo XIX, es un trastorno neurológico que suele manifestarse por primera vez en la infancia. En el paciente se observan tics involuntarios tanto motores como fónicos, la persona no tiene ningún control sobre ellos. Es usual que los movimientos involuntarios sean muy notorios en la cara, a través de gestos o muecas con la nariz y la boca, que pueden ir acompañados de tics vocales como gritos o palabras que se repiten con frecuencia y que, en muchos casos, son groserías. Al uso de palabrotas o frases obscenas en el marco de esta enfermedad se le conoce como coprolalia.

Un video colgado en Youtube narra la historia de Bianca Sayers, una chica con Síndrome de Tourette, cuyo caso se expone como uno de los más severos que la medicina conoce al día de hoy.

Bianca Sayers fue diagnosticada a los 3 años de edad a partir de un parpadeo repetitivo en uno de sus ojos y su condición fue empeorando con el tiempo hasta encontrarse totalmente fuera de control, como se ve en el video. La violencia física y verbal que en ella se observa deja a cualquiera sin palabras. Se pasa de la incredulidad a la más profunda compasión en pocos segundos.

En el momento que se hizo el video Bianca tenía 16 años, así que la pesadilla fue larga. Ella aparece dando patadas y puños, tirando bancas en el parque, golpeándose sin clemencia en el pecho y la cabeza, gritando toda clase de improperios, retorciéndose en el piso, incapaz de controlar la cadena de tics que es su cuerpo.

En algunos momentos, durante la entrevista, reposa sobre el pecho de su madre, a quien cada tanto golpea de manera involuntaria. Inmediatamente pide perdón y dice que lo siente, no puede contenerse. Su madre sabe que hacerle daño no es la intención de Bianca, así como tampoco destruir por completo la casa en la que viven, que tiene las paredes y puertas repletas de hoyos por cuenta de los incontrolables golpes que su desmandado cuerpo dispara.

El médico neurólogo Peter Silburn ofreció una cirugía cerebral para resetear las células de Bianca y, con esto, controlar sus tics. Un procedimiento arriesgado, pero al que tanto la paciente como los padres se entregaron al comprender que no era viable seguir viviendo de esa manera. Tres horas de cirugía y la vida de Bianca dio un giro de 180 grados.

Veo a nuestro país como una adolescente con un Síndrome de Tourette que ni el doctor Silburn podría arreglar porque, a diferencia de Bianca, nuestros tics son voluntarios. Aquí nos hacemos daño por elección.

Camilo Gómez golpeó repetidamente y frente al mundo a Yineth Bedoya cuando abandonó la sala de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, argumentando que los jueces estaban prejuzgando al Estado colombiano. Gómez, imposible decirle señor, le hizo daño nuevamente a Yineth, pateó a las mujeres víctimas de violencia sexual, tiró por el piso al país. Y, como Bianca, se hizo daño a él mismo. La diferencia es que lo del Director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado no fue un movimiento involuntario: él cree que hizo lo correcto, está convencido de haber tomado una decisión inteligente y justificada.

Diego Molano, el actual Ministro de Defensa, aseguró que los niños que se encuentran en los campamentos guerrilleros son máquinas de guerra, y se le vio muy indolente frente a los 12 menores de edad que fueron masacrados (o, como hubiera dicho el antecesor Carlos Holmes, “asesinados colectivamente”) en el bombardeo que las Fuerzas Militares llevaron a cabo como parte del operativo contra las disidencias de las FARC en el Guaviare.

Cuando un Ministro de Defensa no reconoce a los niños y niñas como víctimas de reclutamiento, es evidente que un terrible trastorno se manifiesta en el poder. Durante la entrevista con Yamid Amat, Molano repitió tantas veces la palabra “legítimo” que casi parecía un tic vocal. La diferencia es que Molano, tampoco se le puede decir señor, estuvo de acuerdo con el ataque a sabiendas de que en el campamento había menores de edad, y defendió una y otra vez, en todos los medios, el ataque legítimo, legítimo, legítimo.

Tomás Uribe asegura que gracias a la Seguridad Democrática que impuso su padre se acabaron los falsos positivos. Esto lo dice justo después de que la JEP le informara al país y al mundo que entre 2002 y 2008, las fuerzas militares de Colombia asesinaron por lo menos a 6.402 civiles, para luego presentarlos como "bajas en combate”. Esto quiere decir que durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez "se registró el 78% del total de la victimización histórica".

Que Tomás Uribe sea propuesto como precandidato presidencial es ya evidencia de que en Colombia hay gente que tiene las células cerebrales en un estado deplorable y, lamentablemente, inoperable. Gracias al cielo el vástago del Innombrable dice no tener aspiraciones políticas, porque al decir lo que dijo escupió repetidamente en la cara de miles de familias que perdieron a sus hijos por movimientos que fueron total y absolutamente programados, sistematizados, pagados. Movimientos voluntarios, no como los de Bianca Sayers.

Esta semana nos enteramos de que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca anuló una sanción por 173 mil millones de pesos que se le había impuesto al exalcalde de Bogotá, Samuel Moreno porque la Contraloría tenía plazo para emitir una decisión contra el mandatario que orquestó uno de los robos más grandes a la ciudad hasta el 5 de julio de 2016, pero el fallo fue emitido el 19 de diciembre. Los contribuyentes parecemos tener el tic de abrir la boca. Y los poderosos el de meternos los dedos en ella, todos los días, muchas veces. Malparidos. Malparidos. Malparidos. Lo repito mil veces y no está relacionado con la coprolalia de los que sufren Síndrome de Tourette.