Qué pena con los afganos, aquí nos manda un tal-Iván...

03 Septiembre, 2021

Por ALEJANDRO MUÑOZ GARZÓN

¿Qué hace Usted cuando un familiar o un amigo muy especial lo llama y le dice que sí le puede dar posada por unos días a un hijo que le llegará a su casa en unos minutos con la esposa, tres hijos, el perro y un pequeño trasteo? 

      Antes de escribir esta columna le hice la pregunta a una veintena de personas y en honor a la verdad, ninguna los recibiría, a menos que pagaran muy bien. Claro que aunque paguen, siempre vendrán las criticas contra el dueño de casa y no faltaran las sanciones morales, éticas, de estructura política y profundidad filosófica frente a la actual situación de un país acorralado por la pandemia y devorado por la corrupción. 

       Pues bien, contra viento y marea y por encima de quien quiera oponerse, lo cierto es que no demoran en arribar al país 4 mil ciudadanos afganos que vivirán alojados por Colombia, perdón por Iván Duque y vivirán como dice nuestra vicepresidenta Martha Lucia “mantenidos” por los Estados Unidos.

       Sin que "absolutamente nadie” sepa hasta el momento, en qué lugar de Colombia serán alojados esos 4 mil afganos, ya se hacen vaticinios que no dejan ocurrencias populares, algunas divertidas  otras descabelladas y otras con mucho sentido y claridad:

      Dentro de la hipótesis divertidas está aquella que sugiere que el gobierno colombiano les despejara a los recién llegados, la antigua zona de distensión en el Caguán, Caquetá; donde los afganos podrán templar sus carpas y edificar sus cambuches, pero no falta el que se opone a la idea porque "los afganos podrían quedarse con el negocio de la droga y seguir traficando a sus anchas una vez conozcan las rutas y se enfrenten armados hasta los dientes con los mejicanos", que según "buenas fuentes", se han ido adueñando de las plantaciones cocaleras del sur del país, incluidos Caquetá, Putumayo, Cauca y Nariño.

      Otra de las razones por las cuales hay oposición a que los afganos sean alojados al sur del país, según los vaticinios populares, apunta a señalar que las FARC podrían enseñarles las mañas guerrilleras aprendidas en 60 años de combates en selvas colombianas y después no habría forma de sacarlos, pues nadie controla una arremetida de guerrilleros suicidas.

      Dice otro vaticinio que, no podrán ser alojados en Bogotá, primero porque 4 mil afganos no caben en la plaza de toros, tampoco en el coliseo cubierto y el estadio de futbol el campin es “propiedad” de las barras bravas y sería motivo de problemas internacionales, que avergonzarían a nuestra alcaldesa y presidente, el tener que informar que entre los hinchas de Millos, Santafé y Nacional, les dan “chumbimba” a por lo menos cien afganos semanales por "tumbarles las hembritas de Bosa Naranjos, Casa Blanca y Patio Bonito sexta etapa” donde a raíz de la llegada de los afganos, las mujeres del sector han decidido “darse una nueva oportunidad con un extranjero, atractivo y de mundo” pues como lo anotan las mismas afectadas, son mucho más amorosos los afganos que los parceros nacionales, ya que mientras en Afganistán se presentaron 300 feminicidios en lo corrido del ultimo año, en Colombia en el mismo período más de 3.000 mujeres han sido asesinadas por sus esposos, compañeros, novios, amigos con derechos o conocidos, quienes según familiares de las víctimas “eran unas genuinas pichurrias y cerdos, cerdos, a lo bien” 

      Por otro lado, los venezolanos que han logrado acaparar todos los puestos comerciales del centro de Bogotá entre Carrera 3a. a la Avda. Caracas y de la Calle 5a. a la calle 33, donde ya no hay un sitio en el que saluden “a la orden chamo” desde ya están exigiendo que la alcaldesa de Bogotá, se apriete el nudo de la corbata y se amarre los pantalones de macho alfa, para que le hable al oído a Uribe y lo convenza de que no se le vaya a ocurrir a su recomendado Duque, alojar a los 4 mil afganos en los hoteles del centro de la ciudad, ya que estos se podrían infiltrar en las manifestaciones diarias que se autorizan por la séptima hasta la plaza de Bolívar, donde, los afganos podrían enseñar a los de la primera línea a forrarse de dinamita de pies a cabeza y a dormir con el dedo en el detonador electrónico por sí el ESMAD intenta disuadirlos con chorros de agua y bombas molotov.

      Mientras llega la hora cero de recibir a los 4.000 afganos invitados "a las malas” por el presidente que puso el presidente Uribe, lo cierto es que los forasteros del turbante, están muy cerca de enterarse que ya hay colombianos que desean recibirlos con tapete rojo para emparentarlos con una hija rebelde, a la que le vendría bien un encierro prolongado y un voto de silencio, ya que no respeta a nadie y mucho menos puede ser educada “a las buenas” pues todo lo entiende es a las patadas o a punta de groserías  tal y como es el lenguaje moderno de nuestras bellas adolescentes que estudian con monjas, cuyo temperamento queda resumido en el siguiente mensaje por WhatsApp, de una niña de 13 años a su amiga de colegio:

  • “ Marica, yo esperándola en el baño para que se diera una chupadita de porro y Usted de güevona haciéndole tareas a sor Rita, que no hace sino sapiarnos con nuestros cuchos…”

      Otros colombianos desean entablar relaciones comerciales e industriales con los afganos, pues seguramente tienen contactos para comprar armas de segunda o balas sin disparar y aquí se pueden vender en dólares, igual debe haber un afgano que quiera quedarse en Colombia al que se le puede vender bien esa casa que ya nadie compra o esa finca llena de problemas legales, pues a la final: 

  • “ellos no conocen lo abejas que son los colombianos y tumbarlos debe ser fácil"

      Como fácil fue para don Álvaro Uribe hacerle campaña al presidente Donald Trump para su reelección y pensó que estaba en Colombia donde con el cuento que si Duque, su recomendado perdía, Colombia se convertiría en otra Venezuela y ordenó a su “comodín” en Washington Pachito Santos, que le hiciera campaña y contrataran paisas varados en Estados Unidos para que le hicieran mítines en favor del presidente pelirrojo, quien finalmente perdió frente a Joseph Biden, pese a que don Trump demandó, lloró, gritó y se quitó los calzones por la nuca.

       Entonces vino don doctor Biden como nuevo presidente y al pedir la carpeta del Plan Colombia, recordó que don Uribe y sus muchachos le habían hecho campaña de descrédito y palabras más, palabras menos mandó llamar a Duque, a quien recordó el desliz de su patrón Uribe y le dijo:

 

  • Va una. Perdono pero no olvido. Me queda debiendo ésta para cuando se me ofrezca algo, puede irse…

      Iván Duque salió pálido de la Casa Blanca y llegó contento por haber salvado la platica que deja el Plan Colombia, hasta hace unos días que su secretaria le dijo:

  • Señor Presidente, lo necesita su Presidente.
  • ¿Uribe? preguntó Iván.
  • No Biden. confirmó la secretaria y le pasó asustada el teléfono.
  • Señor presidente dichosos los ojos…
  • Deje las pandejadas para otro día. Recuerde que usted me debe un favor.
  • Si señor, ¿en qué puedo servirle?
  • Ya di orden para que Usted reciba 4.000 afganos que no se donde metérmelos …
  • Con mucho gusto míster President, conozco unos “ressorts” de un amigo de un cuñado de mi mujer que nos hacen buen descuento y podemos usar el avión en el que llevamos los amigos de mis hijos a las piñatas…
  • Oh, no. ¿Ya empezó con sus tumbis? Como yo sé lo abejas que son Ustedes los políticos colombianos, ya di orden para que mis asistentes lleven los afganos y sean los que contraten y paguen directamente todos los gastos. 
  • ¿Ah? Bueno, señor presidente. 

      A esta hora seguramente, varios familiares que quedaron fuera de los contratos de la Ministra de los 70 mil millones, estudian cómo asegurar aunque sea el contrato para vender 4 mil rollos de papel higiénico a los afganos, olvidando que ellos poco y nada utilizan ese utensilio higiénico; mientras crece la expectativa por ver llegar a los cuatro mil visitantes arropados de pies a cabeza y que decir de los comentarios, chistes y ocurrencias populares que se generan en los corrillos de cafeterías colombianas, sobre la llegada de las mujeres tapadas, con rejillas en la cara y que no dejan ver ni los tobillos para no pecar.

      Lo único cierto y que no tardaran mucho en darse cuenta los afganos, es que en Colombia no existe el Tal-Iván, que el que el que manda es Uribe, y en Bogotá mandan las mujeres; es decir, Claudia López y su Sra. Mientras esperamos la hora cero del arribo, esperemos que lleguen y que cuando se den cuenta que muchas esposas enseñan a sus maridos a lavar, planchar, cuidar los niños cocinar y trapear, decidan aprender y vivir felices con todas sus mujeres, así como viven muchos colombianos famosos por mujeriegos.

  • Salam aleikum...