Paraíso Criminal

19 Mayo, 2021

Por MARÍA CAMILA CHALA MENA

Sin tetas no hay paraíso pero sin TLX tampoco.

Pintoresco, este espejo ensangrentado, me enajena de toda posibilidad donde la muerte no se equipare a un elitista progreso que fractura y factura excéntricamente. Drogas, dinero fácil, minería ilegal, armas, alcohol, silicona y contrabando. Mafias administrando la fuerza que se legitima por convivir entre la clase alta, sicarios vestidos de blanco entre nosotros se camuflan y a civiles les disparan. "De bien" llaman a quien los abusos justifica y al débil maltrata.

El vivo vive del bobo... Y el bobo de mamá y papá.

Nada es real, un espejismo de excesos ensordecidos por las balas y cocinas devorando la calma e infiltrando su cultura narca mediante el lavado de activos en las diversas bases del comercio y en algunas ocasiones, hasta en el Estado, pues estos personajes se mueven sigilosos dentro de la legalidad y con el erario también contratan. Para exportar, pregúntele por las rutas a quienes huelen en los pasillos del capitolio, o a los inversores de campañas al interior de los pueblos que fungen con autoridad policial evidente y sin control, dueños de vías que para campesinos fueron vedadas. En últimas, busque fincas de alguna lejana embajada.

¿Por qué legalizar no ha sido opción? Tío Sam no nos digas que porque el armamento era necesario para cuando la paz reasuma las cuentas de la violencia y la estigmatización. Soberanía alimentaria y culturas sostenibles no son rentables para dicha inversión. ¿Quiénes sufren el estallido de los estragos de este horror? ¿Lo hacen más que quién en las calles gritó como hartazgo de hipocresía y desilusión? La inversión en armamento se dirigía a acabar narcotraficantes y no para dispararle a la población. ¿La hipocresía de occidente en clave de cocaína se reveló? Colombia, te bañas en tanto dolor.

Marchantes con hambre porque como profesionales si acaso alcanzan un poco más del mínimo, en una sociedad que a gatas llega a un fin de semana pero entonces hace un fiestón, un sicario bien puede ganarse 2'000.000 pesos en esta tan militarizada nación. ¿Ciudadanos? No es la mejor definición para quienes se graban disparando indiscriminadamente a seres humanos protegidos internacionalmente por la preservación de cosmovisiones que sostienen el equilibrio de las selvas y los bosques donde yace agua dulce como promesa sustentable para otra generación.

Las instituciones deben asumir las responsabilidades ante quién con un voto las legitimó, pero las instituciones son los seres humanos que las conforman, llamados a reconocer errores y retirarse si faltaron a su juramento de respetar al pueblo que les elige y la constitución que acredita tal posición. Politizar las etnias porque la explotación del cuerpo y el territorio en deshumanización degradó.

El mundo gira sus ojos anonado ante el familiar caos de quién una noche por las calles de las mayorías invisibilisadas caminó. Personas sitiadas de todo sueño en comunas y ruralidades donde se ha vuelto habitual la pérdida y la revictimización. Avocados a la protesta por respuestas, quizá justicia social, o simplemente incontenible furor. Infantilizar los pensamientos, polarizar ciegamente evadiendo el conflicto que nos atraviesa, desafiar el cansancio de la población con represión, personas accionando sin diálogo; nunca serán solución.

La diferencia hoy nos calcula la tolerancia para no romper relaciones en medio de una guerra cultural cuya única salida sensata puede ser la apertura y la comprensión; aceptar es otra forma de perdón. Tejer la palabra debe armonizar la pluralidad que nos transgrede y nos reta a la empatía como término amable para con los cristianos al no ejercer presión moral por decir: COMPASIÓN.

Restructurar desde la inteligencia o besar la guerra como el absurdo de una vida sin motivo sublime y asesinato de la razón. La humildad es necesaria para contener el poder cuando la avaricia se justifica en cifras invivibles a su acreedor. Abrazar noches de esperanza resistiendo en los lugares olvidados porque se niega la existencia y la autonomía como valor para la libertad de quien dignamente los construye y decide sobre cómo situar en tiempo y espacio el nosotros y el yo, nuestra pobreza en suelo tan rico también representa el sacrificio de virtudes por la vanidad banal que a occidente le da tanto realce alegre como las pompas de jabón.

¿Trance histórico? Mirar a los lados sin sentir el miedo de fastidiar genocidas o ser envestido por la frustración. Despojar tierras nos masacró de sentido, saquear impuestos expropia toda posibilidad de confianza en la negociación. La verdad nos exige labrar otras realidades donde los paridos en esta tierra le pongamos a las palabras el corazón. ¿Utópico? Peligroso no detener la normalización del crimen como cotidianidad y solución.

Patria se maquilla pero de facto es conmoción, nos escupe en la cara el racismo, el clasismo y la necesidad recalcitrante de tener la razón. Y es que para observar la diferencia primero hay que dotar al otro de capacidad y contener la idea de la ley del talión, pues ojo por ojo dejó una república impedida y el diente por diente tomó la democracia para la vendetta perdiendo todo horizonte de gobierno donde el liderazgo es también autoridad y sano control, la situación sobrepasa el marketing político y a los medios se les agotaron las manos para tapar el sol de la desesperación.

"Ellos con armas de fuego, nosotros con el fuego del alma".

No alcanzarán tantos nobel de paz en Colombia si el pueblo en las calles se forja con tesón. #ParoNacionalIndefinido