Es de nefasta recordación lo ocurrido entre el 21 de junio y el 15 de julio de 1996, cuando miembros del Frente Omar Isaza, Foi, de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, Acmm, ingresaron a la vereda La Esperanza del municipio de El Carmen de Viboral y asesinaron a 19 personas. El 21 de junio, los paramilitares luego de registrar las casas de la vereda, golpearon a varios habitantes y procedieron a identificar a aquellos, que según ellos, pertenecían o eran colaboradores de un grupo disidente de la guerrilla del EPL. El exjefe de las Acmm, Ramón Isaza, alias el Viejo, habría sido el responsable de esa masacre. El entonces personero, Helí Gómez Osorio, denunció el hecho y lo mataron cinco meses después. El propio Ramón Isaza aseguró que la masacre fue ordenada por el entonces general del Ejército Alfonso Manosalva Flórez, ya fallecido.
Isaza implementó la “operación limpieza”, cuyo fin era que la “gente estuviera tranquila”. Ante la justicia aseguró que los pobladores y campesinos eran quienes se lo pedían. “Ellos decían quién era quien o quién hacia las cosas mal hechas”. Las autoridades no solucionaban los problemas de convivencia social y los delegaban a la organización. “Muchas veces se iba la autoridad, pero no hacían nada. Uno les decía ‘cójanlos’ al Ejército o la Policía, y esa gente no se comedian para nada. Yo tenía un muchacho que era el que mantenía en esa carretera para arriba para abajo. Mantenía pendiente de hablar con las autoridades; él les informaba todo a las autoridades Policía o Ejército y les pedía que nos colaboraran con los errores en los pueblos, entonces lo que nos dicen es que los levantemos y los desaparezcamos esas porquerías”: Ramón Isaza. Las Acmm son conocidas ahora como el Clan Isaza y sus acciones siguen perturbando al Oriente antioqueño.
El narcotráfico también ha hecho lo suyo. La siembra de coca llevó a muchos campesinos a vivir en la ilegalidad. Los grupos armados ilegales imponen sus normas y someten a los labriegos a una total subordinación. Muchos han sido desplazados de sus tierras para dar paso a los cultivos de coca o para construir condominios en los que habitan hoy en día cabecillas narcos y sus familias. Claro, no son bandidos todos los que viven allí, pero sí hay un gran porcentaje de ellos y sus familias.
También es cierto que esa actividad ilegal se constituyó en la salvación de muchos campesinos, abandonados a su suerte por el Estado, vigoroso para exigir tributo pero débil y ausente para proteger a sus administrados. Los nuevos latifundistas que trajo el narcotráfico empezaron a comprar e hicieron elevar el valor de la tierra. Al respecto, la ONU aseguró en uno de sus informes que “al acelerarse la concentración de la tierra y el desalojo campesino en el Oriente antioqueño, los narcotraficantes terminaron convirtiéndose en actores sociopolíticos y militares del territorio”.
A partir de 2005, los líderes narcos empezaron a comprar y a alojarse en esas tierras. Las capturas de algunos de ellos dan cuenta de lo dicho. Por ejemplo, el 11 de junio de 2021 fue condenado a 11 años y 8 meses de prisión alias el Ruso, apodo de Edwin de Jesús Morales Villegas, señalado cabecilla del grupo delincuencial la 38, que delinque en las comunas 1 (Popular) y 2 (Santa Cruz) de Medellín y que se dedica a la venta de estupefacientes. Alias el Ruso fue capturado en una finca de la vereda Palmira del municipio de El Peñol.
El 27 de julio de 2021, la Fiscalía impuso medidas cautelares de suspensión del poder dispositivo, embargo y secuestro a 62 bienes, entre muebles, inmuebles y sociedades, que pertenecerían al empresario Juan José Valencia Zuluaga y quien según las autoridades sería alias Andrea o alias Falcón, sin embargo, a la fecha la institucionalidad no ha podido confirmar o negar si el empresario Valencia Zuluaga es o no el mítico personaje apodado “Andrea” o “Falcón” quien está acusado de ser presunto cabecilla del ala narcotraficante de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC o Clan del Golfo.
En mayo de 2018 fue capturado Fernando Alonso Rivera Rojas, alias Nano, de 43 años, señalado cabecilla y fundador de la banda la 30, de la estructura criminal la Terraza. Alias Nano, hombre de confianza de alias Douglas, fue capturado en la vereda Piedrasblancas, del municipio de Guarne. En el mismo operativo fue capturado Alonso Zapata Gutiérrez, de 44 años, alias El Mago, presunto jefe del esquema de seguridad de la Terraza.
En noviembre de 2017 fue capturado en una finca de Rionegro el ciudadano británico Andrew Mark Deamer, alias el Mono Deamer, alias Marcos o el Pablo Escobar Británico. Este hombre de 54 años de edad se estableció en Colombia para exportar cocaína hacía costas europeas y norteamericanas. Según la Fiscalía, Deamer lideraba una banda narcotraficante que convertía la cocaína en comida para perros, alimento para gatos, arena y fertilizantes en laboratorios instalados en fincas del Oriente antioqueño. Este material era enviado a Europa por Barranquilla y los mismos químicos que hacían la conversión debían viajar al viejo continente para revertir el proceso químico y liberar la cocaína. Deamer, que ingresó a Colombia sin pasaporte, contaba con protección del Gaula del Ejército que fue solicitada por la Fiscalía General de la Nación.
¿El crimen trasnacional se apoderó del oriente antioqueño?
Según denuncian los propios implicados, es que siendo verdad que pertenecen a algunas agrupaciones ilegales, a algunos de ellos les han imputado delitos que no han cometido. Así se demuestra una supuesta efectividad de la institucionalidad en la que se ven involucrados jóvenes de los barrios más pobres del Oriente.
El hecho mencionado ocurrió el pasado mes de junio. La Policía Nacional señaló que dio captura a 24 personas y aprehendió a un menor de edad, presuntos integrantes del combo los de Bonilla. El coronel Daniel Mazo, comandante del Departamento de Policía Antioquia dijo entonces que las capturas se realizaron en El Retiro, El Carmen de Viboral, El Peñol y Envigado. Este combo está al servicio de la Oficina del Valle de Aburrá, según el oficial. Entre los detenidos están alias Bonilla y alias Víctor; este último se encontraba en el cartel de los más buscados del Oriente, señalado de ser el autor de la desaparición y homicidio del comerciante Carlos Mario Gómez en octubre de 2019 en Marinilla.
Los familiares de Yeferson Estiven Bonilla Bedoya, Víctor Alfonso Bedoya, Yeison Alonso Gallego Estrada, Santiago Andrés Román Hidalgo, Tomás Vargas Franco y Juan Pablo Duque Morales niegan que sus parientes sean delincuentes. Y están metidos en problemas, al parecer, porque dos falsos testigos afirmaron que sí eran criminales.
Esas seis personas capturadas aseguran que son víctimas de falsos positivos judiciales. Son jóvenes residentes en viviendas humildes del municipio de El Retiro, muchos de ellos de escasos recursos y quienes reconocen que su único pecado es que consumen droga, la misma que les es suministrada por los emisarios de los capos de la mafia, esos que han construido sus condominios soñados en el Oriente antioqueño, al que han convertido en un paraíso criminal.