En esta semana de pasión todo aspirante a santurrón se siente con autoridad de predicar y convertir a quienes ellos consideran que somos pecadores. No sabemos de dónde sacan que cualquier tarambanas puede andar repartiendo bendiciones en Twitter o en cualquier otra red social. Dígannos si ustedes no han recibido mensajes melosos en los cuales un supuesto amigo concluye diciendo “bendiciones” y cuando uno va a averiguar quién se las está mandando, a veces se lleva tamañas sorpresas. A nuestros lectores les pedimos que nos manden todos los saludos que quieran, pero se abstengan de enviarnos bendiciones, a menos de que cuenten con un certificado de santidad.
Nos causa risa ver la forma en que algunos periodistas califican con grandilocuencia situaciones perfectamente normales y cotidianas. Por estos días uno de ellos, refiriéndose a la actividad del volcán Nevado del Ruíz, dijo que este “presentaba anomalías”. Para arribar a esa conclusión, aportó una fotografía en la que se ve al Ruíz emanando lo que los volcanes emanan: humo. Anómalo sería que en vez de humo saliera aguardiente o volaran pirotécnicos, pero nada tiene de raro que de la boca de un volcán surja una fumarola.
Cada semana, cuando nos sentamos a escribir esta columna, ocurre un encuentro entre dos generaciones: la de la vitrola y la de los flamantes parlantes. Por eso a veces es difícil que nos sintonicemos; una cosa piensa Pablo y otra Germán, pero al fin nos satisface que lo que aquí escribimos termina gustando a unos y a otros. En lo que coincidimos los dos es que defendemos sin apasionamientos, pero con la razón de nuestra parte, al gobierno del presidente Gustavo Petro, pues consideramos que él es la persona más indicada para regir los destinos del país tras la debacle de la pasada administración. Aclaramos, ni Pablo ni Germán somos servidores públicos ni aspiramos a serlo. Decimos lo que decimos porque lo pensamos y, en el caso de Germán, porque ha tenido oportunidad de conocer más de un gobierno.
Dentro de los chismes de cafetería se escucha que en la nueva reforma política que se piensa insuflar al pueblo colombiano estaría la reelección automática de los miembros del actual Congreso. De ser cierto, sería la tapa del descaro y aunque penoso, no tendría nada de raro al conocer la falta de escrúpulos y mínima decencia de una buena parte de quienes ocupan estas curules. Con el respeto de nuestros copartidarios, no compartimos el concepto de las listas cerradas obligatorias, pues llevarán ineludiblemente a la conformación arbitraria de quien tenga el poder del bolígrafo. Lo vimos en nuestro propio partido, cuando designaron como cabeza de lista a la Cámara por Bogotá a una señora que resultó en esa posición por arte de magia y que llegó a esa posición descabezando a otro con más antigüedad y en consecuencia con mejores derechos políticos, quien a buena hora también resultó elegido.
Les rasca y les pica a los oligarcas y a la godarria la propuesta de reforma a la salud que necesariamente plantea la ministra Corcho ante la crisis del sistema hospitalario. Le temen en igual medida al debate parlamentario y a la posibilidad de que las bancadas alcancen un consenso sobre este proyecto. Quieren acabarlo de entrada y sin discusión. Lo cierto es que a quien le gusten las EPS probablemente tenga intereses en éstas. Obvio es que muchos usuarios, nerviosos sin razón y por desconocimiento, critican el nuevo modelo propuesto por el gobierno. Cuando se les pregunta por el funcionamiento del sistema actual y por las razones que justifiquen sus falencias, guardan silencio. No pueden explicar cuál es el rol que ejercen las EPS en la administración de la salud, en parte porque no saben y en parte porque es inexplicable que un simple intermediario cobre un porcentaje por hacer llamadas y mandar correos.
–Cambiando de tema– Cuando se presentó denuncia por prevaricato y similares en contra de Enrique Peñalosa y 28 concejales de la ciudad tras haber aprobado vigencias futuras para el metro sin estudios, el fiscal a cargo de la indagación decidió archivar por una aludida “falsedad en los cargos”, pues a su juicio sí se contaban con estudios de ingeniería de detalle. Esta semana que pasó no debió ser del agrado del fiscal, pues se hizo público desde la boca de la alcaldesa lo que ya conocíamos: no hay estudios de ingeniería de detalle y el consorcio que tiene a cargo su formulación va atrasado por meses. Otrora Peñalosa y sus alcahuetas hicieron fiesta con la resolución de archivo, pero esperamos que su actitud hoy sea otra.
El entonces concejal Hollman Morris (@HOLLMANMORRIS), quien fuera una de las cabezas detrás de la denuncia, no nos deja mentir. Él fue quien aportó la mayoría de las evidencias que se allegaron a la noticia criminal y que no fueron ni revisadas por el fiscal archivador, quien haría bien desempolvando el expediente. A Germán le queda la tranquilidad de que en ese momento acompañó a Hollman porque tenía la razón y según lo visto, la sigue teniendo. A propósito del metro, ¿dónde tendrán guardado el vagón sin ruedas que para efectos de demostración trajo la alcaldesa desde China? Donde quiera que esté, está bien custodiado porque en los próximos años de poco más servirá. Respetados lectores, ahora que estamos en vísperas de las elecciones locales, no hay que olvidar que otro que se montó en el metro kafkiano es Carlos Fernando Galán, quien aspira a recibir las banderas de Claudia López, que antes fueron de su mentor Enrique Peñalosa. Es hora de guardar para siempre esas banderas.
Adenda: nos permitimos replicar esta pieza de Matador (@Matador000) que cae como anillo al dedo. Como siempre oportuno el mejor caricaturista del país.
Adenda dos: ya que dedicamos parte de esta columna al uso del lenguaje, nos preocupa el uso indiscriminado e irrespetuoso del “tuteo”. Nuestro idioma nos provee dos maneras de referirnos a los otros según la deferencia y el respeto debidos, usémoslas.
Adenda tres: “Esta semana, al tratar de transitar por la devastada avenida 68, dos amigos extranjeros que venían con nosotros se totearon de la risa cuando les explicamos que ese caos se debía a que dos burgomaestres (Kike y Clau) coincidían en que a aquí en Bogotá eran –según ellos– mucho más eficientes unos buses pegados que un metro. Mientras ellos se burlaban, nosotros pasábamos colores…”
*Enviada por nuestro periodista colaborador, Francisco Cristancho R.
Coletilla a cargo del ex-magistrado de la Corte Constitucional, José Gregorio Hernández: “En esta Semana Santa, los espíritus de los niños muertos en Colombia por hambre y desnutrición reclamaron al Estado colombiano: ¿por qué nos has abandonado?”
Hasta una próxima oportunidad, apreciados lectores.