Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más poderoso del país

26 Julio, 2019

Por ALEXANDER QUIÑONES

Si usted es medianamente inquieto seguramente se pregunta quién mueve los hilos del poder en el país. Claro, no se puede decir que es una sola persona, pero sí se puede afirmar que hay un grupo minúsculo de individuos que son capaces de tomar decisiones y hacer que un país tome un rumbo u otro. Estos individuos pertenecen a varios sectores del país, pero los podemos resumir en cuatro categorías: industriales, ganaderos, políticos y empresarios; esta última podría recoger a las tres anteriores. Ellos manejan el destino de millones de personas. Y, en países como el nuestro en donde el Estado es casi inexistente, los llaman los dueños del país.

Luis Carlos Sarmiento está en todos los sectores de la economía del país y tiene el músculo requerido para financiar campañas políticas. En las últimas presidenciales financió el 66% de la campaña del actual presidente. Así las cosas, podemos decir que tiene gran poder sobre él y sus decisiones. Pero, ¿quién es este hombre y cómo llegó a tener tanto dinero?

Así lo define la Revista Forbes:

  • Luis Carlos Sarmiento Angulo amasó su fortuna en la industria de la construcción y la invirtió en bancos.
  • Su grupo Aval controla en este momento un tercio de todos los bancos en Colombia. El octogenario aún preside la compañía.
  • Después de graduarse en ingeniería, trabajó brevemente en una empresa de construcción, pero tomó un préstamo de 10.000 pesos y empezó su propia firma.
  • En 2012 compró El Tiempo, el periódico más grande de Colombia, por un estimado de $250 millones.

En este punto es clave recordar la máxima de Agustín de Hipona: “Un millonario o es un ladrón o hijo de uno”. La fortuna de Sarmiento Angulo empezó en el sector de la construcción, sector al que no ha dejado de estar vinculado, pero prontamente saltó al sector de la especulación financiera, esto es, compró varios bancos: el primero fue el conocido Banco de Occidente, luego fundó Las Villas y la Corporación de Los Andes; también se hizo con el Banco de Bogotá y con el Banco Popular. Con todos ellos creó el Grupo AVAL. La fortuna de Sarmiento Angulo fue cimentada en el sector de la construcción y, como lo contó el portal Las 2 Orillas, creció de la mano con la miseria de miles de colombianos que tuvieron que empeñar su fuerza de trabajo para poder tener una casa: El UPAC se los comió vivos. El UPAC, que es un sistema originario del Brasil, fue implantado en Colombia para mantener el poder adquisitivo de la moneda y ofrecer una solución a los colombianos que necesitaran tomar un crédito hipotecario de largo plazo para comprar vivienda. Ya todos sabemos en qué terminó esa historia. Así, sobre la especulación y el sufrimiento de millones de colombianos se originó la fortuna del octogenario, que sigue especulando con bienes y servicios y que hoy es noticia porque el gobierno colombiano decidió pagar de nuestros impuestos la deuda que tiene la corrupta empresa multinacional Odebrecht con los bancos de su propiedad. La noticia no ha sido aceptada por la sociedad colombiana que viene en una larga disputa con el número 129 en la lista Forbes de los hombres más poderosos del planeta.

Luis Carlos Sarmiento, como muchos poderosos, se dio cuenta de que una de las formas de tener un control es teniendo un medio de comunicación de gran tirada; así, en el año 2012, compró la casa Editorial El Tiempo y con ese diario ha ejercido una influencia fuerte en la opinión publicada. No obstante, han sido varios los que le han hecho pulso, una especie de lucha de David contra Goliat. Uno de los últimos enfrentamientos conocidos fue la campaña que hizo Mafe Carrascal, en la que denunciaba los lazos entre el Grupo AVAL y el entramado de corrupción con Odebrecht. Logró que mucha gente se enterara de su relación en todo este escándalo. Sin embargo, sabemos que La Casa Editorial El Tiempo tiene mucho más poder y alcance para silenciar o desviar la atención que algunos quieren poner sobre él, el hombre más poderoso del país y de Latino América.

No podemos terminar este artículo sin decir que la responsabilidad que tiene la sociedad civil para hacerle resistencia a este poderoso, que tiene sus tentáculos en casi todos los sectores de la producción y el consumo del país, es inmensa. Hay una manera de hacerle frente a esta clase de monopolios y es dejando de consumir sus productos para exigirles un manejo empresarial más transparente. El control social es una herramienta fundamental para hacer resistencia.