Las viejas esas a los 210 años de independencia mientras desfila la corrupción

22 Julio, 2020

Por ALEJANDRO MUÑOZ GARZÓN

Hoy irónicamente los únicos colombianos que nos enseñan independencia son las mujeres abandonadas a su suerte, que guerrean solas para sacar adelante con amor a sus hijos y una veintena de deportistas que el domingo se fueron a Europa en un avión pagado por ellos mismos para seguir poniendo los colores patrios en alto; mientras los gobernantes de turno los despedían con bombos y platillos, "colinchados en el bus de la victoria" y sin aportar ni una gota de sudor. 

Dentro del inmenso “caos" que ha generado para muchos el confinamiento obligatorio por causa de la pandemia, tenemos que destacar y reconocer que la mujer cabeza de familia, una vez más se destaca como la insustituible líder de una sociedad que desconoce por completo su gran aporte el cual se refleja en su propio crecimiento; pues con esto de la crisis, la enfermedad y el desempleo, las cifras del DANE que daban cuenta de 4 mujeres solas por cada 10 hogares en el 2018, muy seguramente después del encierro esas cifras sobrepasarán el 50%, es decir, en 5 de cada 10 hogares las mujeres se quedaron solas batallando para mantener a sus hijos y protagonizando verdaderas odiseas para lograr sobrevivir liderando como únicas responsables de la manutención de sus hijos.

Mientras crece la deserción masculina de los hogares colombianos, ya que los hombres ante una crisis son mucho más vulnerable y débiles; se agiganta la fuerza femenina dotada de mucho más seguridad sicológica para asumir el control y los roles del hogar, con tal destreza y ánimo que incluso muchas de ellas no sólo trabajan en sus hogares, cuidan a sus hijos, cumplen labores como trabajadoras en fábricas y empresas; sino que también un porcentaje de ellas se preparan en estudios técnicos y universitarios. Según las cifras, 2 de cada 5 mujeres que se quedan solas y con hijos, estudian.

En medio del despilfarro gubernamental, las mentiras creadas para manejar presupuestos exagerados durante la pandemia y la realización de un show mediático a través de la pantalla chica, nuestro presidente ahora presentador de televisión, comanda todo un equipo de despistados como queriendo simular los buenos tiempos del famoso programa conducido por Don Carlos Pinzón, “El Club de la televisión” pero sin resultados y sin ninguna clase de ayuda a la comunidad. Mientras envalentonadas las mujeres que dirigen albergues rurales, lideran comunidades campesinas, consolidan fundaciones y se convierten en verdaderas generadores de trabajo social comunitario, son las encargadas de conseguir mercados y medicamentos, socorrer enfermos y llevar una voz de esperanza a tanto y tanto niño y anciano olvidado por nuestro afamado gobierno.

Qué lastima tener que decirlo y ojalá mi protesta no resulte ser leída como un “respirar por la herida” pero duele saber que hace 210 años logramos una independencia del corrompido yugo español y hoy seguimos gobernados por una clase genéticamente idéntica a la de aquellos tiempos en los que el amo de turno se robaba el oro, hacia lo que quería con nuestras indias y solo fomentaba el dolor, la persecución y la muerte.

Hoy nuestro presentador de televisión más afamado y presidente olvidó instalar el congreso al final de la lectura de un discurso repetitivo y soso, después del cual se fue y tuvieron que alcanzarlo para que dijera, lo único que tenia que decir y que no dijo: 

  • “Declaro oficialmente instalado el congreso y ahora vamos a un corte de comerciales”. 

Después de eso, el Presidente tenia que escuchar con respeto el discurso de la oposición, así como la oposición se tuvo que aguantar y oír su discurso repetido, en el que no se solidarizó con los que sufren la pandemia, ni mucho menos mencionó qué han hecho con 148 mil billones de pesos destinados a palear la emergencia para ayudar a los más necesitados; los cuales no han visto un sólo peso de esa astronómica cifra de dinero.

Y fue su propia Vicepresidenta la que como siempre, sin saber lo que hace, lo echó al agua difundiendo un video en el que le daba el título despectivo de “La vieja esa” a la Senadora opositora Aida Avella, mujer de mil batallas en las lides comunitarias y la única en hacer un recuento de los líderes asesinados y entregar el pésame a los dolientes de las pandemias del COVID-19 y CORRUPCION que azotan en jornada continua y sin descanso todos los rincones de la patria.

Porque a propósito de corrupción faltaba la cereza en el pastel: La elección del nuevo Presidente del Congreso. Un show mediático con final lúgubre. Acontecimiento conocido por la opinión pública desde hacía unos seis meses y que nos deja nuevamente ante el mundo como el país más paria, gobernado siempre por "eminentes representantes de clanes non santos" que dejan mucho que decir, pues sus hojas de vida están siempre salpicadas por investigaciones y delitos aún no juzgados o conocidos por la ley. Mejor dicho, otro espécimen político que llega generando desconfianza y no seguridad ética y moral, eso que se acabó cuando se inventaron la política mafiosa. 

Para la muestra este botón, el nuevo Presidente del Congreso Arturo Char, llega a esta destacada instancia de la política nacional colombiana con el siguiente récord:

  • Como senador asiste más a clase de música y tiene más éxitos vallenatos que idas e ideas en el Senado.
  • Salió del anonimato a principios de este años tras la fuga de Aida Merlano, senadora investigada, procesada y prófuga en Venezuela por compra de votos y quien salpicó profusamente al nuevo y flamante presidente de congreso con sus acusaciones y testimonios personales.
  • Llega al cargo con una investigación abierta ante la Corte Suprema de Justicia.
  • Sin contar las arandelas que seguramente empezarán a salirle por ese "arduo y sacrificado oficio de la política".

Así estamos es este país del Sagrado Corazón, en el que la Virgen de las Mercedes patrona de los reclusos debería ser entronizada en el Honorable Congreso para que los miembros sub judice se vayan acostumbrando; mientras "esas viejas”: Lideres comunitarias, directoras de fundaciones, motivadoras sociales, trabajadoras de la salud, cabezas de familia, maestras, obreras y campesinas; siempre aguerridas, anónimas, perseguidas, violadas y olvidas se encargan con su solidario trabajo de que el país no se detenga. Digo esto, porque coicidencialmente, todos los informes mundiales destacan que los países gobernados por mujeres son los que mejor han manejado la pandemia y los que muestran mejores resultados en salud, educación, economía y trabajo.

Asi es, gracias a esas viejas.