Gustavo Petro y Francia Márquez fueron elegido y elegida como presidente y vicepresidenta de Colombia. Algunos analistas, sin embargo, pretenden demostrar que Rodolfo Hernández fue el gran triunfador de la jornada, porque logró conseguir alrededor de diez millones de votos sin aceptar alianzas con los políticos tradicionales.
Ocultan que a Hernández lo apoyaron, entre otros, el Centro Democrático, el sector oficialista/gavirista del Partido Liberal, Cambio Radical, Pastrana y los Char. Para no enumerar el decidido apoyo que recibió de políticos que provienen directamente de grupos ilegales.
Parece que la realidad en la que viven esos analistas se limita a una consigna: “Petro nunca será presidente”. Y, si la realidad no coincide con su consigna, asumen que esa realidad no existe o que está equivocada.
De esa manera ayudan a construir una narrativa según la cual, aunque triunfó Rodolfo Hernández, Gustavo Petro y Francia Márquez resultaron elegidos. Pero, además, no de cualquier manera, sino gracias a los apoyos finales de gente como Guillermo Rivera, Juan Fernando Cristo, Rudolf Hommes, Alejandro Gaviria, etc.
De acuerdo con esa narrativa, Gustavo Petro y Francia Márquez salieron elegidos, no gracias a sus méritos, ni por el reconocimiento que han logrado en sus labores políticas o sociales; el triunfo ni siquiera se debe al trabajo de quienes les siguen. Según eso, salieron elegidos, sin ganar, gracias al pronunciamiento de personas muy reconocidas.
Francamente, no creo que quienes construyen esas interpretaciones de los resultados electorales lo hagan por ignorancia, tontería o mala fe. Las formulan, simplemente, porque tienen la convicción de que su conclusión, aunque no la puedan probar, es la única verdad posible. Como dicen ellos mismos: no tienen pruebas, pero tampoco dudas.
Y, careciendo de dudas, tampoco tienen preguntas. Por ejemplo, no pueden preguntarse cómo hizo el Pacto Histórico para conseguir tamaña votación, inclusive en los departamentos en los que no ganó. Tampoco cuestionan cómo lograron juntarse partidos, grupos, equipos, colectivos, que solo se reúnen para pelear entre ellos.
Les es imposible percibir que la candidatura de las personas elegidas hoy como mandatarias fue, en gran medida, una expresión de protesta. Mucha gente que votó por Petro/Francia lo hizo para protestar. Es más, lo que querían muchos votantes de Hernández/Marelen era mostrar su inconformismo.
Votaron contra la violencia y la inseguridad cotidianas, contra la guerra, contra la corrupción, contra el pésimo gobierno, contra el cinismo de los inmorales que asaltan el erario público, contra el empobrecimiento de las poblaciones, contra los crímenes de odio, contra la violencia basada en género. No se votó con resentimiento, se alzó la voz pacíficamente.
Y haciéndolo así, le dieron el triunfo a la fórmula Petro presidente– Francia vicepresidenta.
Pero los analistas de marras tampoco pueden entender que las y los inconformes pongan presidente y vicepresidenta.
Entiendan o no, el asunto es que, ahora, la que fue candidatura del Pacto Histórico gobernará. Tanto sus votantes como quienes no votaron por dicha fórmula esperamos que pronto empiecen procesos profundos de transformación, en forma gradual, serena, democrática, respetuosa de la Constitución Política y de la dignidad de la ciudadanía.
Las personas inconformes y los movimientos de los que hacen parte enfrentarán pronto un par de preguntas que pondrán a prueba su creatividad: ¿Cómo incidir en las políticas del gobierno del Pacto Histórico y, tal vez, participar en él, sin perder su tan necesaria autonomía e independencia? ¿De qué manera evitar que las fuerzas que pretenden evitar esas reformas necesarias y posibles instrumentalicen la movilización social?
Quienes nos dedicamos a informar y a opinar públicamente, también resolveremos nuestros propios dilemas: o en forma cerrera nos adscribimos, o nos oponemos a los nuevos gobernantes, o, hacemos la labor con independencia, siguiendo lo que, a cada quien, le dicte su la conciencia ante cada acto de gobierno.
Si el nuevo gobierno se esmera en hacer con cuidado los cambios que esperan quienes votaron por ambas candidaturas; si los movimientos sociales de los que nació la fórmula triunfante resuelven creativamente sus preguntas y si los constructores de opinión hacen su labor sin amores ni odios banderizos, quizá el mandato –que empezará dentro de poco– abra la oportunidad para vivir bonito.
Contra todos los pesimismos que en el mundo han sido y pese a que ciertos analistas no puedan verlo ni entenderlo, con las y los nadie se puede hacer un mundo más sabroso. No depende solo del gobierno.
* Profesor universitario, experto en justicia comunitaria y resolución de conflictos.
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