Iván el listo, un cuento de los hermanos Ruin (1)

02 Junio, 2021

Por ALEJANDRO MUÑOZ GARZÓN

 Recomendamos a los adultos leer estos cuentos en compañía de niños y jóvenes que hayan visto la programación infantil de televisión de uno de los canales colombianos donde los han repetido durante los últimos treinta años.

(*) Advertimos que esta colección de cuentos no es para colorear, por esa razón no trae laminitas. 

Son fábulas escritas en blanco y negro y los nombres de sus personajes como en la cruda y cruel realidad, algunas veces, pueden coincidir con el impresionante amarillismo que inunda la realidad nacional.

Sugerimos que sean leídos en voz alta a todo paciente colombiano que espera un cambio pero aún se niega a salir del país de las maravillas y sueños encantados que le han contado los políticos año tras año por casi un siglo de promesas.

Sin más preámbulos, hago mutis por el foro como presentador y los dejo con esta primera pieza de Los hermanos Ruin, que se intitula: “Iván el listo”...

Pregunta Álvaro a Iván: 
- ¿Adónde vas, Iván?
Responde Iván:
- A gobernar a Colombia.
- Que te vaya bien, Iván. 
- Bien me irá. Adiós, padrino. 
- Adiós, Iván.
Iván llega a la casa de Nariño.
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno? 
- Traer, nada; tú me darás.
Colombia le regala a Iván toda su confianza en una aguja de cristal. Iván dice: 
- Adiós, Colombia.
- Adiós, Iván.
Iván coge la confianza, la pone en un carro de heno y vuelve a visitar a su mecenas y padrino.
- Buenas noches, Dr. Uribe
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste? 
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada; ella me dio. 
- ¿Y qué te dio Colombia? 
- Toda su confianza en una aguja me dio.
- ¿Y dónde tienes la confianza, Iván? 
- En el carro de heno la metí.
- Hiciste una tontería, Iván; debías clavártela en la manga. 
- No importa, padrino; otra vez lo haré mejor. 
- ¿Adónde vas, Iván?
- A casa de Nariño, Dr. Uribe. 
- Que te vaya bien, Iván.
- Bien me irá. Adiós, Padrino. 
- Adiós, Iván.
Iván llega a casa de Nariño. 
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno? 
- Traer, nada; tú me darás.
Colombia regala a Iván la esperanza fundida en un hermoso cuchillo de oro. 
- Adiós, Colombia.
- Adiós, Iván.
Iván coge el cuchillo, se lo clava en la manga y regresa a casa de su mecenas y padrino.
- Buenas noches, Dr. Uribe.
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste?
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada; ella me dio.
- ¿Y qué te dio Colombia?
- Toda su esperanza fundida en un cuchillo de oro me dio.
- ¿Dónde tienes el cuchillo, Iván?
- Lo clavé en la manga.
- Hiciste una tontería, Iván. Debiste meterlo en una caja de seguridad. 
- No importa, padrino; otra vez lo haré mejor.
- ¿Adónde vas, Iván?
- A casa de Nariño, padrino. 
- Que te vaya bien, Iván.
- Bien me irá. Adiós, Dr. Uribe.
- Adiós, Iván.
Iván llega a casa la de Nariño. 
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno? 
- Traer, nada; tú me darás.
Colombia regala a Iván su cabra llamada fortuna. 
- Adiós, Colombia.
- Adiós, Iván.
Iván coge la cabra, le ata muy bien de patas y manos y se la mete en el bolsillo. Al llegar a casa de su padrino Uribe, la cabra está ahogada.
- Buenas noches, don Álvaro.
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste? 
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada; ella me dio. 
- ¿Qué te dio Colombia? 
- Una cabra llamada fortuna me dio.
- ¿Y dónde tienes la cabra, Iván? 
- En el bolsillo la metí.
- Hiciste una tontería, Iván. Debiste atar la cabra de una cuerda.
- No importa, Padrino; otra vez lo haré mejor. 
- ¿Adónde vas, Iván?
- A casa de Nariño, padrino. 
- Que te vaya bien, Iván.
- Bien me irá. Adiós, Dr. Uribe. 
- Adiós, Iván.
Iván llega a casa de Nariño. 
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno? 
- Traer, nada; tú me darás.
Colombia, regala a Iván un trozo de fe en forma de tocino. 
- Adiós, Colombia.
- Adiós, Iván.
Iván coge la fe en forma de tocino, lo ata de una cuerda y lo arrastra detrás de sí. Vienen los vándalos y se comen el tocino. Al llegar a casa su padrino y mecenas tira aún de la cuerda, pero nada cuelga de ella.
- Buenas noches, padrino.
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste? 
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada; ella me dio. 
- ¿Qué te dio Colombia? 
- Un trozo de fe en forma de tocino me dio, 
- ¿Dónde tienes el tocino, Juan?
- Lo até de una cuerda, lo traje a rastras y los vándalos se lo comieron.
- Hiciste una tontería, Iván. Debiste llevar el tocino sobre la cabeza.
- No importa, Padrino; otra vez lo haré mejor.
- ¿Adónde vas, Iván?
- A casa de Nariño, Dr. Uribe.
- Que te vaya bien, Iván.
- Bien me irá. Adiós, don Álvaro.
- Adiós, Iván.
Iván llega a casa de Nariño.
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno?
- Traer, nada; tú me darás.
Colombia regala a Iván toda sus ahorros en forma de una ternera.
- Adiós, Colombia.
- Adiós, Iván.
Iván coge la ternera, se la pone sobre su cabeza, y el animal le pisotea y lastima la cara.
- Buenas noches, padrino.
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste?
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada, ella me dio.
- ¿Qué te dio Colombia?
- Todos sus ahorros en forma de una ternera me dio.
- ¿Dónde tienes la ternera, Iván?
- Sobre la cabeza la puse; me lastimó la cara.
- Hiciste una tontería, Juan. Debías traerla atada y ponerla en el Ubérrimo.
- No importa, padrino; otra vez lo haré mejor.
- ¿Adónde vas, Iván?
- A casa de Colombia, padrino.
- Que te vaya bien, Iván.
- Bien me irá. Adiós, Dr. Uribe.
- Adiós, Iván.
Iván llega a casa de Nariño.
- Buenos días, Colombia.
- Buenos días, Iván. ¿Qué traes de bueno?
- Traer nada; tú me darás.
Colombia dice a Iván:
- Me voy contigo.
Iván coge a Colombia, la ata a una cuerda, la conduce hasta el Ubérrimo y la amarra allí. Luego va a buscar a su padrino y mecenas.
- Buenas noches, padrino.
- Buenas noches, Iván. ¿Dónde estuviste?
- Con Colombia estuve.
- ¿Qué le llevaste?
- Llevar, nada.
- ¿Qué te ha dado Colombia?
- Nada me dio; se vino conmigo.
- ¿Y dónde has dejado a Colombia?
- La he llevado atada de una cuerda; la amarré en el Ubérrimo y le eché estiércol...
- Hiciste una tontería, Iván; debías ponerle ojos tiernos. 
- No importa, Padrino; otra vez lo haré mejor.
Iván va al Ubérrimo, saca los ojos de todos los que viven y mueren por Colombia con exagerados impuestos, violencia y muerte. Colombia se enfada, se suelta y se resiste, e Iván se queda sin novia.

FIN

NOTA: Cuentos de los hermanos Ruin, los únicos que les enseñan a los adultos que la realidad no es como se la estaban pintando.

ADVERTENCIA: Sí no lo entendió, lo invitamos a nuestros modernos cursos en YouTube “Se lo explicamos con plastilina” dictados por colombianos expertos que están en primera fila.

(El que entendió, entendió)

 


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