Garantía

10 Junio, 2022

Por CÉSAR TORRES*

Las encuestas publicadas hasta ahora indican que hay un empate técnico entre los dos candidatos a la Presidencia de la República. Las diferencias entre ellos han fluctuado mucho en estos días.

En la primera vuelta ganó el Pacto Histórico. Su candidatura Petro/Francia obtuvo una ventaja de casi tres millones de votos y 12 % de diferencia sobre la fórmula Hernández/Marelen, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción (LIGA). Estos quedaron de segundos y desplazaron a Federico Gutiérrez, que era el candidato de los partidos que hoy gobiernan.  Un sector de la prensa, de los analistas y de los partidos perdedores creó la idea de que Hernández fue el triunfador de la jornada.

Para resultar electo presidente, él, Rodolfo Hernández, deberá encontrar seis millones de votantes nuevos. Muchos de ellos, empezaron a llegar a la campaña de la LIGA desde el mismo 29 de mayo en horas de la noche, pues la adhesión inmediata de Gutiérrez trajo consigo la de muchos de sus seguidores. Pocos días después, le llegaron votantes de otros candidatos igualmente derrotados y, al final, los hermanos Galán y el exprecandidato presidencial Amaya intentan transferirle sus votantes.

Con esos dirigentes y sus votos, llegaron a las filas de Rodolfo Hernández al menos 43 de los 54 clanes políticos que se han adueñado de distintas regiones del país a punta de clientelismo, corrupción y violencia. Llegaron casi clandestinamente, sin reuniones previas, sin actos públicos, sin grandes manifiestos ideológicos o programáticos con los que usualmente se anuncian esas uniones electorales.

Esa situación se reflejó rápidamente en las encuestas: el que terminó de segundo y rezagado en la primera vuelta, de repente apareció punteando. Ahora que Hernández tiene posibilidades de ser presidente, se ha vuelto más visible: las cosas que antes no se sabían, o se sabían a medias, se han hecho evidentes en estos días.

Antes sabíamos que al ingeniero Rodolfo Hernández Suárez le gusta presentarse como un exitoso empresario, ajeno a la política. Sabíamos que sus asesores, Becassino, Ospina y Cía, pretenden vendérnoslo como un viejito chévere y extravagante, dispuesto a decir verdades como puños, a divertirnos con su lengua viperina y sus vulgaridades y a luchar contra la corrupción y en favor del capitalismo social.

Hoy sabemos que muy poco de eso es verdad.

Para empezar, está plenamente probado que Hernández ha pasado casi la mitad de su vida empresarial financiando y promoviendo políticos con quienes pacta que, una vez elegidos, le pagarán el apoyo asignándole contratos del gobierno. También se sabe que ha sido concejal de Piedecuesta y alcalde de Bucaramanga y que renunció a ambos cargos cuando no pudo ocultar las evidencias que probaban su participación en corruptelas.

Por esos comportamientos delictivos, hoy tiene dos procesos penales en su contra: uno por interés indebido en la contratación (corrupción, se dice en lenguaje menos jurídico) y otro por violación a los derechos de asociación y reunión (persecución sindical).

La Fiscalía ha puesto a ambos procesos fuera del alcance del público, lo que ha permitido que Hernández mienta públicamente sobre su situación jurídica. Lo cierto es que, en el uno y en el otro,  ya se le formularon cargos, la Fiscalía presentó el escrito de acusación y se encuentra en etapa de juicio. Puede terminar con sus huesos en la cárcel.

Para completar, hace poco se conocieron algunas grabaciones del mismo candidato. En unas, aparece el señor Hernández, no como un viejito chévere, sino como un jefe gritón, vulgar y abusador. En otras, aparece, no como un político folclórico y divertido, sino como un completo ignorante que no puede explicar su propio programa de gobierno, no conoce la geografía nacional, ni la estructura y funcionamiento del Estado y tampoco el manejo de las finanzas públicas.

No conoce la Constitución y la Ley, se enorgullece de ello y está dispuesto a no cumplirlas, a violarlas, a obligar a sus subalternos a pasárselas por la faja, a usarlas como papel higiénico.

Así, la candidatura del Ingeniero Hernández Suárez pierde empuje. Petro empieza a superarlo y a recuperar la iniciativa. Como dije al principio de esta columna, hay empate técnico y un mínimo error o acierto puede dar el triunfo a cualquiera de los dos. Quien pierda será jefe de la oposición en el Congreso. 

Presidente y jefe de la oposición, cada uno, tendrá a casi la mitad de los votantes en su contra. Deberán garantizar que no se inicie otro ciclo de violencia política. ¿Por qué no pactan esa garantía antes de elecciones?

 

* Profesor universitario, experto en justicia comunitaria y resolución de conflictos.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan necesariamente la posición de La Nueva Prensa.