Feliz día para siete millones de padres abandónicos...

13 Junio, 2020

Por ALEJANDRO MUÑOZ GARZÓN

Hace 50 años las telenovelas de gran éxito en blanco y negro, mostraban el drama de la mujer pobre y humilde venida del campo a una gran ciudad, donde se enamoraba del hijo de los dueños de casa, quienes cuando se enteraban que la muchacha del servicio doméstico quedaba embarazada, la lanzaban a la calle para comenzar una historia de dolor y sufrimiento de 600 agónicos episodios, hasta que la protagonista burlada, en el último capítulo de la apoteósica historia, se casaba con el padre de su hijo; después de convertirse en millonaria cosiendo ropa o trabajando en su propio restaurante.

Millones de mujeres del común en Colombia incluidas muchas actríces, han sido protagonistas de historias reales parecidas a las que mostraron aquellas telenovelas; pero ellas siguen esperando vivir el capitulo final en el que ya no desean casarse con aquel que "las perjudicó", empero desean que sus hijos logren encontrar al padre, del que jamás volvió a saberse nada, porque el único rastro que dejó fue el que se ve reflejado en el espejo cada que su hijo se peina y pregunta:

-Mamá, ¿dónde diablos está mi padre?

Tres cuartas partes de esas madres que se quedaron solas, engañadas y ofendidas; narran historias de violencia donde en el peor de los casos fueron sometidas, amenazadas y hasta drogadas por sus “príncipes azules”, quienes en medio de tantas promesas lo único que perseguían era un momento de placer sexual, sin ninguna clase de compromiso y mucho menos sin ninguna autorización o aceptación por parte de la inocente mujer que "cayó rendida” en una trampa.

Feliz día del padre para 7 millones de hombres que hoy celebran un titulo afectivo familiar, que no merecen porque no lo tienen, ya que jamás lo han ejercido con responsabilidad, sabiduría y afecto. 7 millones de PADRES ABANDONICOS es el verdadero titulo que tienen porque hoy son buscados con la esperanza de poder cerrar la identificación familiar de esa huella indeleble que garantiza a los seres humanos, un punto de partida, un comienzo, una creación, un pertenecer a alguien con agradecimiento, afecto y sentido de identidad y pertenencia; algo que 7 millones de padres abandónicos hoy le deben a sus hijos por abandono, robo, engaño, falsedad, violación; o simplemente por rechazo, desconocimiento u olvido.

Me pregunto: ¿puede un padre hoy destapar regalos y recibir besos, abrazos y mimos de sus actuales hijos, sabiendo que tiene hijos en otro hogar?, o ¿tiene hijos que abandonaron hace muchos años? o ¿simplemente negaron y se perdieron para no reconocer ni mostrar responsabilidad paterna con ellos?

Si nos damos cuenta, así como vive el país el drama de tener 7 millones de padres abandónicos, se refleja idéntico el abandono de los “Padres de la patria” a los que poco y nada les interesa el caos de esa sociedad que los elige y de la cual ellos jamás se vuelven a preocupar, porque realmente no les importa y se repite entonces el drama de las telenovelas, donde ya no es la mujer buscando al padre de sus hijos, sino el pueblo clamando ser oido y atendido por esos "padres putativos” que elegimos y después nos abandonan.

Porque, ¿para qué sirve un padre? Bueno, en primer lugar, nos brinda seguridad y sentido de identidad. Saber de dónde viene uno y quien lo protege, ya es una garantía de sobrevivencia y crecimiento. Pensemos por un momento en aquellos hijos de esos 7 millones de padres abandónicos. ¿Qué pasa con ellos? Con seguridad que sicológica y personalmente no deben estar del todo bien. Entonces siete millones de padres abandónicos más 7 millones de hijos abandonados (sin contar que hay padres que abandonan 3, 4 y hasta 5 hijos o más) serían 14 millones (mal contados) de personas llenas de problemas emocionales, dolor, angustia, resentimiento, miedo, pánico, depresión; en pocas palabras: enfermas. ¿Eso no debería importarle a nuestros padres de la patria?

Esta cifra de 14 millones de personas enfermas por falta de afecto paterno (endógeno y exógeno: porque muchos padres repiten lo que les hicieron sus padres y un altísimo   porcentaje de hijos repetirán los que les hizo su padre; es decir, la sociedad reproducirá cíclicamente el ejemplar llamado: PADRE ABANDONICO), ¿es esta la respuesta silenciosa pero palpable de la inseguridad absoluta reinante?, ¿el irrespeto por todo orden establecido, la violencia, el machismo, la grosería y el anarquismo salvaje, que nos ha llevado a la corrupción total en todos los estamentos sociales donde aquellos que hacen las veces de padres, como congresistas, gerentes, administradores, fiscalizadores y cuidadores se han podrido moral y mentalmente?

La televisión en 50 años cambió, del blanco y negro pasó al color, ya no muestra telenovelas “cursis” de mujeres campesinas engañadas que en el ultimo capítulo se casan con el que las embarazó en el primer capítulo. No señores, hoy todo es moderno: en el primer capitulo de la telenovela, muestran la escena de cama con desnudos profundos y rostros en excitación de la protagonista que tiene un novio, pero baila con un amigo distinto los fines de semana, pasea con un vecino, cree amar a dos compañeros al mismo tiempo y en medio de una borrachera va a la cama, pero no se acuerda con quién. Es decir, nada distinto a lo que están viviendo muchas adolescentes y jovencitas modernas, a las que para nada le interesa vivir y mucho menos convivir respetuosamente con el padre de sus hijos, facilitando de tajo la extinción de padres responsables, dedicados y afectivos con sus hijos. 

Por ahora en este día del padre hagamos un llamado de atención a aquellos padres que hoy celebran su día sabiendo que tienen hijos ocultos o abandonados en alguna parte. Ojalá abran una brecha afectiva para que de intolerantes, malgeniados y huraños se conviertan en reconstructores del tejido familiar con aceptación y respeto para con sus hijos, cualquiera que sea la condición de ellos; ya que, de esa forma aportarán al país en salud mental, espiritual y moral a esos descendientes ausentes, olvidados, rechazados y negados que no tienen la culpa de haber llegado por acciones y decisiones hechas y resueltas por hombres que, estoy absolutamente seguro, sufren las consecuencias de aquellas acciones que en su momento, ellos calificaron de error.

Si a alguien debemos felicitar y agradecer es a esos 7 millones de hijos abandonados que hoy no tendrán el abrazo de su padre, de quien unos no saben el nombre, otros no conocen, muchos creen muertos y en su gran mayoría simplemente extrañan en silencio. Gracias a esos millones de hijos abandonados que hoy dibujan una lágrima de afecto y un suspiro de ilusión, gracias por mantener abierta la puerta a la reconciliación y el perdón con su padre y gracias por mantener esa puerta llena de esperanza, hasta el dia que alcancen cada uno ese abrazo que tanto han anhelado. Sin lugar a dudas la espera afectuosa sin odios y sin rencores, es la gran fortaleza que nos lleva por el camino de paz que conduce a esa reconciliación que tanto temen los viejos; porque fueron mutilados desde el afecto y jamás les enseñaron a dar un abrazo, y mucho menos a reconocer sus errores o a poner la cara frente a cada una de sus acciones, malas o buenas.

Gracias hijos abandonado por entender a sus padres. Ese entendimiento redunda en paz para un país martirizado y lleno de dolor en el que lo primero que pierden muchos al llegar a este mundo es la identidad y el vinculo paterno; algo que a nadie importa, algo que se volvió común y algo que no lo enseñan en ninguna escuela porque ya la mayoría lo sabe y se volvió cultura: ser padre abandónico