Entre el pirata Morgan y Guaidó no hay diferencia para los ingleses

02 Agosto, 2022

Por Por GERMÁN NAVAS TALERO Y PABLO CEBALLOS NAVAS

 Lo peor que le puede pasar a un ser humano es que le den una gota de poder, porque se crece y se ensoberbece.

 

Este es un Congreso de árboles frutales. Unos tienen la pepa más dura que un aguacate; otros –y otras– se distinguen por tener un amplio banano en el estómago; incluso hay a quienes se les conoce como ‘manguito’. Hace unos años había un parlamentario que se llamaba Fruto, de esos que duran solo un periodo, pero a diferencia de él, ‘manguito’ repitió. Nuestro nuevo ‘manguito’ lleva por nombre Paulino Riascos Riascos, amigo íntimo del improvisado Polo Polo y quien pasó del anonimato al desprestigio por una movida con la que traicionó a su bancada y que privó al senador Wilson Arias de ser presidente de la Comisión Cuarta. Resulta que estaba acordado entre los miembros de la Comisión que Arias ocuparía ese cargo y para ello contaba con la bendición de todos los partidos, sin embargo, nadie previó que el señor Riascos –perteneciente al Pacto Histórico y por ende parte de la bancada de gobierno– se aliaría con el Centro Democrático para hacerle zancadilla a Wilson y arrebatarle la presidencia. El hecho no es inédito, en la política colombiana los Polo Polo, los ‘manguito’ y los Riascos abundan, para ellos la palabra es un ruido, no el vehículo para sellar una promesa.

–Cambiando de tema–. Nosotros conocíamos de la flema británica por aquello de su sentido del humor más no porque tuvieran gripa. Lo que no recordábamos era cuán fácil estos amigos isleños pasan de la legalidad a la ilegalidad y de la piratería a la realeza. Aunque los británicos se han destacado por la preservación de las tradiciones y su conservadurismo en comparación con otras naciones europeas, así como por un respeto irrestricto al mandato hereditario, también han sido famosos en la historia por sus piratas y corsarios que con el paso del tiempo se hicieron caballeros de la Orden.

Basta con recordar a un famoso pirata que asolaba las costas de Panamá y que robaba en cercanías a Santa Marta y a lo largo del mar Caribe, quien murió siendo Sir. De enemigo de la Corona británica y destacado filibustero, terminó elevado al cargo de gobernador de Jamaica el caballero Henry Morgan. Igual suerte tuvo Francis Drake, quien de asaltador de mares terminó siendo caballero de la Orden y alcalde de Plymouth (Reino Unido) designado personalmente por la Reina Isabel I.

¿Por qué hablamos de esto ahora? Pues porque nos resulta chistoso que este pueblo guardián de la legalidad y defensor del poder constituido por la voluntad de Dios o del soberano venga a reconocer al señor Juan Guaidó como titular de los derechos de disposición sobre el oro que reposa en el Banco de Inglaterra y cuya propiedad corresponde a la República Bolivariana de Venezuela. Sin quedar claro por qué o con motivo de qué, un ciudadano particular podrá disponer de las reservas del Banco Central de Venezuela. Y decimos ciudadano particular porque no conocemos que haya ocurrido una elección –o un golpe de estado– por medio de la cual se le hubiere atribuido a Guaidó la potestad de nombrar una junta directiva en el banco central de su país, que fue la argucia empleada por este para litigar la causa en el Reino Unido, posición de recibo para la Alta Corte de Londres.

Tras lo sucedido hemos resuelto llevar nuestras alcancías a cualquier sitio distinto del Imperio Británico, por temor a que nos quiten el derecho de acceder a nuestros pesitos y quién sabe, hasta terminan autorizando a alguno de los recientes desempleados del Centro Democrático a disponer de nuestros ahorros. Nos preocupa genuinamente que un día de estos y empleando la misma treta, una corte británica reconozca a Ernesto Macías como el presidente de la República de Colombia.

Por otra parte, nuestro amigo Gonzalo Guillén nos dejó súpitos con la información que publicó hace unos días en su cuenta de Twitter (@HELIODOPTERO) y que acompañó de esta nota: “El legado del tontarrón es nada menos que la conquista del espacio exterior. ¡Qué tiemblen la NASA y los extraterrestres!”. Al mensaje le seguía un titular de prensa que anunciaba la última locura del futuro ex-presidente Iván Duque: la instalación de un comando de la Fuerza Aérea Colombiana llamado “Centro de Operaciones Espaciales”, que entrará a competir con la NASA y con Roscosmos. Lo que aún no se ha anunciado es si habrá lanzamiento de proyectiles al espacio o entrenamiento de tiro a la paloma con caucheras fabricadas en los talleres de Duque y Mamolano, pero en el entretiempo un internauta ha especulado sobre el “proyecto espacial de Duque”, que pueden ver acá.

A veces pareciera que una idea, por buena que ella sea, se deteriora cuando su ejecución se encomienda a un político colombiano. Véase el caso del parqueo en vía en Bogotá. Aun cuando este tipo de iniciativas existen en otras partes del mundo y operan con éxito, acá nuestra alcaldesa incluyó un instrumento de coerción –un regaño– en la forma de un cepo, que se instala al vehículo estacionado ante el mínimo retraso. No es sino que le entreguen un poquito de poder a alguien para que comiencen los abusos contra el ciudadano. Para estos funcionarios no hay explicación que valga, porque ninguna explicación puede ganarle al negocio. No importa que el conductor sea una persona en situación de discapacidad o que aduzca una circunstancia de fuerza mayor para su retraso, el cepo va porque va. ¿Y a dónde va el dinero? Vargas lo sabrá.

Adenda: desde esta columna queremos hacer un reconocimiento al esfuerzo del doctor Jairo Corzo, quien –como el famoso personaje de El general gris, aquel que tras bambalinas manejaba el poder del estado – puso todo su empeño para que la compañera del Polo Democrático, Luz María Múnera, no perdiera su curul a pesar de todas las jugadas que a ella se le hicieron. El doctor Corzo posee un destacado conocimiento jurídico y su éxito como parte del equipo de abogados de la representante Múnera significó la consecución de la tercera curul del Pacto Histórico en la Cámara por Antioquia. Sabemos que es una de las personas más capacitadas en derecho electoral y nos atrevemos a decir que en gran medida gracias a él se preservó el escaño de Múnera. Un clap clap de nuestra parte para el doctor Jairo Corzo.

Y cuando nos aprestamos a quitarnos de encima el orgulloso gobierno de Duque, veamos la coletilla que nos envía el ex-presidente de la República, Ernesto Samper Pizano: “Ya que el presidente entró por la puerta de atrás al llegar a la Presidencia, hubiera podido por lo menos aprovechar su salida para salir por la puerta grande. Pero no, prefirió salir por la puerta de la cocina, rodeado de su esquema de seguridad y de la gente que ha estado con él, nombrando a todos los embajadores que podía nombrar, despachando notarías, adjudicando contratos que no estaban definidos, mejor dicho, se va por la puerta de atrás. La historia lo recordará así, como el presidente de las pequeñas mezquindades. Es una pena pero ese fue el camino que él escogió y esa fue la puerta que escogió para salir de la Presidencia.”

La adenda final es un recorderis que nos hace nuestro periodista Francisco Cristancho R. (@FACristancho) quien advierte que, dentro de muy poco, regresa a la TV el reconocido programa Consultorio Jurídico. Será emitido por el TeleAmiga, el canal de la universidad La Gran Colombia y tan pronto tengamos el horario se los compartiremos. ¡No se lo vayan a perder!