El uso de glifosato, más allá de la discusión sobre sus efectos cancerígenos

04 Marzo, 2021
  • A la luz de investigaciones científicas, académicos se oponen a la reactivación de las aspersiones aéreas con glifosato como estrategia principal de lucha contra las drogas.


Por UN PERIÓDICO DIGITAL

El Gobierno nacional le ha solicitado a la Corte Constitucional modular la Sentencia T-236 de 2017, en la que se ordenó suspender las aspersiones aéreas con glifosato (AAG) por considerar que atentan contra los derechos fundamentales a la salud, a un ambiente sano y a la consulta previa de las comunidades afectadas.

La larga trayectoria de las aspersiones aéreas con herbicidas contra cultivos declarados de uso Ilícito (CDUI) muestra que se trata de un problema complejo, en estrecha relación con el conflicto armado, social y político del país.

Son varios los elementos que persisten en la controversia sobre el tema, que pueden ser rastreados desde el inicio de esta política en la década de los noventa. Por esa razón no podemos estar de acuerdo con esta política, a la luz de los diversos estudios que se han realizado en el país y en el mundo.

Se han querido silenciar las voces críticas

Desde la formulación del Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos con Glifosato (PECIG) hasta el más reciente pronunciamiento del Gobierno nacional sobre su intención de reactivar las AAG, la toma de decisiones institucionales se ha caracterizado por una exclusión sistemática de las posiciones opuestas.

Desde el inicio de las AAG se expresaron preocupaciones en múltiples oportunidades por parte de las comunidades afectadas y las autoridades políticas del orden local y nacional, sin que sus voces hayan sido consideradas en espacios decisorios como el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE).

Por el contrario, el discurso gubernamental ha producido una falsa contradicción moral y legal desde la cual se equipara a los críticos de las AAG con criminales y narcotraficantes. Entre tanto, en el marco de la guerra contra las drogas promovida por el Gobierno de Estados Unidos, la formulación e implementación del PECIG ha recibido un fuerte tutelaje de ese país y ha limitado la autonomía del Gobierno nacional para asumir otras opciones.

Se han documentado múltiples casos de erradicación concertada con comunidades campesinas y étnicas que demuestran su voluntad para encontrar una solución al problema de los CDUI. A pesar de ello, la respuesta estatal ha sido de carácter policivo, sin garantizar las condiciones materiales que demanda la sustitución de cultivos.

La decisión de avanzar en las AAG, junto con las operaciones militares que las acompañan, ha aumentado la conflictividad en los territorios afectados por CDUI y ha profundizado la crisis económica, social y de seguridad física del campesinado, en especial de los líderes sociales que han participado en escenarios de negociación.

El debate debe ampliarse

Aunque la controversia persiste sobre si el glifosato es seguro o nocivo para la salud humana y ambiental, es necesario trascender el debate puntual sobre la toxicidad de la molécula en la fisiología o en la genética humana en el corto plazo, para pasar a análisis más integrales, con un enfoque basado en la interdependencia entre los ecosistemas y las comunidades humanas.

Un ejemplo de este tipo de análisis es el informe de la Comisión Científica Ecuatoriana que sirvió como prueba de las afectaciones de las AAG del lado ecuatoriano de la frontera, en el marco de la demanda presentada contra Colombia en 2008 en el Tribunal de La Haya, y que finalizó con el pago del Estado colombiano, en 2013, de una indemnización a Ecuador por un monto considerable.

Como se mostró en la reciente audiencia pública convocada por la Corte Constitucional, las condiciones en las que ocurre el uso comercial del glifosato son muy diferentes a las AAG, en cuanto a dosis, dispersión y acumulación en el ambiente, lo que obliga a identificar con detalle sus impactos.

Los estudios más complejos integran el análisis de los residuos –tanto del glifosato como de los metabolitos y las moléculas acompañantes– en plantas, suelos, animales y humanos, en relaciones múltiples ecosistémicas de ambientes con alta diversidad.

El tema no es solo el cáncer

En un estudio reciente en varios países de la Unión Europea se analizaron 76 residuos de plaguicidas en 317 suelos agrícolas, de los cuales el 83 % contenía uno o más residuos y el 58 % contenía hasta 166 mezclas diferentes, entre las cuales destaca el glifosato y su metabolito, el ácido amino-metil-fosfónico (AMPA). Esta presencia en suelos afecta a hongos y bacterias, y se ha demostrado resistencia bacteriana a antibióticos derivados de la exposición a glifosato y AMPA.

Esta contaminación en suelos se relaciona con la presencia en aguas superficiales, lo que induce cambios morfológicos y bioquímicos en plantas no objetivo –como la lenteja de agua, importante en la depuración de aguas residuales– y ejerce efectos tóxicos en los ecosistemas acuáticos, incluso durante la exposición a corto plazo.

En plantas de tomate afectadas por aspersión aérea con glifosato se encontraron cambios relacionados con la oxigenación de la planta después de 28 días de exposición. En Argentina se encontró pérdida de biodiversidad en bosques nativos inmersos en los agroecosistemas debida a la exposición continua a bajas dosis de glifosato.

En Sucumbíos, Ecuador, se demostró la afectación de cultivos de café, plátano y pastos, y de peces y gallinas en áreas asperjadas en la frontera con Colombia, con la evidente afectación del modo de vida de las familias.

En estudios con ratones expuestos se encontraron numerosas anomalías cognitivas asociadas con la inhibición significativa de la actividad de la enzima acetilcolinaesterasa (AChE) que participa en procesos neurológicos compartidos con los seres humanos.

En las abejas expuestas se han demostrado cambios en la sensibilidad a la recompensa y en el aprendizaje asociativo, con grandes efectos en la polinización de varias especies y en el ecosistema en su conjunto.

Con todo lo anterior, el tema no se puede reducir a la discusión sobre si el glifosato es o no cancerígeno.