El Segundo encuentro se volvió dos encuentros

15 Febrero, 2020

Por JOSÉ ARNULFO BAYONA

Miembro de la Red Socialista de Colombia

El Comité Nacional, que estuvo al frente del paro nacional iniciado el 21 de noviembre del año pasado, con una gigantesca e histórica movilización y sucesivas jornadas que se prolongaron a lo largo y ancho del país hasta el 16 de diciembre, había convocado al “El Segundo encuentro Nacional de Organizaciones” que hicieron posible estas inéditas gestas sostenidas y prolongadas hasta bien entradas las fiestas decembrinas, a realizarse los días 30 y 31 de enero del pasado mes de enero en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán de Bogotá.

Los 10 millones o más de colombianos y colombianas que hicimos posible esta movilización sin precedentes “en más de 550 ciudades, municipalidades y múltiples rincones del país el pasado 21 de noviembre” (balance del comando de paro); que no quedaron frustrados/as, sino indignados/as y dispuestos/as a continuar la lucha en este 2020, como quedó demostrado el pasado 21E, esperábamos que de aquella definitoria reunión, luego de escuchar el balance unificado de las aguerridas experiencias de movilización y lucha, salieran los acuerdos y las orientaciones para avanzar en las acciones de movilización por la paz, la salud, la educación, la democracia y la vida digna, hacia un nuevo paro nacional.

Pero no se escuchó el balance, ni hubo debate de ideas para sacar las lecciones necesarias de las recientes y valiosas experiencias de las muchedumbres en las calles respaldando los objetivos consignados en los trece (13) puntos que concitaron el descontento nacional contra el incapaz gobierno de Uribe, su títere y su inhumano modelo neoliberal. Lo que hubo fue una fuerte disputa entre, entre los dirigentes de las centrales sindicales y sus respectivas vocerías políticas, que pretendían una reunión de delegados y delegadas, debidamente acreditados/as con sus concernientes credenciales y los voceros de agrupaciones políticas de izquierda, movimientos sociales, culturales, ambientalistas, indígenas, feministas y de jóvenes trabajadores y estudiantes, que querían una reunión asamblearia, de amplia participación y sin credenciales. Lo que se presenció fue una agria disputa por el control político del encuentro.

El primer día del evento se fue entre la expedición de credenciales y el forcejeo por ingresar al Teatro Jorge Eliecer Gaitán, que cuenta con un aforo de 1700 sillas, para igual número de personas previamente acordadas por ambos bandos para que ingresaran a dicho recinto. Luego de haber ingresado las personas “acreditadas”, centenares de gentes de Bogotá y de otras regiones, que no lograron la escarapela entraron a la fuerza y, ¡oh sorpresa! el teatro no estaba lleno. Una vez entramos a la sala, cerca de dos mil personas vociferaban unos contra otros, el nivel se tornó agresivo y la disputa entre el “respeto por lo acordado” y la “elección de una nueva mesa directiva” se tornó irreconciliable; la mesa no aceptada levantó la sesión, citó para las 2 pm y se cerró el teatro, que no se volvió a abrir ni siquiera al día siguiente.

La mesa directiva, sesionó en otra parte y los contradictores deliberaron por grupos en la carrera séptima hasta entrada la noche del 30. Aquella noche circuló por redes que el encuentro continuaría al día siguiente en la Cocha Acústica de la Universidad Nacional; pero el 31 de enero, muy a pesar de la expectativa de la gente del común, no hubo uno sin dos encuentros, el de las direcciones sindicales y sus expresiones políticas, junto con una parte de los/as acreditados/as, que se reunieron en el Centro de Convenciones de CAFAM de La Floresta y en la Concha Acústica, se reunieron otra parte de acreditados/as, participantes sin acreditación de organizaciones sociales, juveniles, estudiantiles, campesinos, afros, ambientalistas, de mujeres e indígenas, con sus respectivas vocerías políticas. Como era obvio, los medios oficiosos del gobierno no registraron las conclusiones de ambos encuentros sino la fractura del encuentro que había sido convocado para adoptar un nuevo plan de acción para enfrentar la negligencia del gobierno y sus nuevos anuncios contra los sectores populares.

En las deliberaciones de la reunión en la Universidad Nacional, las cuales presencié de principio a fin, se adoptaron conclusiones que, en síntesis, incluyen el respaldo a los trece (13) puntos de la plataforma de resistencia, que sirvió de base para la convocatoria al paro del 21N; así como, al pliego de los 104 puntos entregado al gobierno, respeto y cumplimiento a los acuerdos de paz y negociaciones con el ELN, enfrentar el paquetazo neoliberal, parar los asesinatos sistemáticos, defender la vida, rechazar las conversaciones inocuas, exigir negociación y definir un plan de acción para continuar la movilización en este año 2020. Puntos más, puntos menos, estas son las mismas conclusiones, según declaró un ejecutivo de la CUT, adoptadas en la reunión realizada en el Centro de Convenciones de Cafam La Floresta.

No obstante, a las conclusiones de la Concha Acústica de la UN, le adicionaron un catálogo de 18 “banderas de lucha”, que son reivindicaciones en su mayoría contenidas en el pliego de los 104 puntos y la plataforma del 21N, adicionado con consignas como, “El derecho a la tierra y a la vida digna. Reconocer a campesinos, indígenas y comunidades afro, como dueños del territorio”, “cumplimientos de los acuerdos logrados en el paro cívico de Buenaventura y los de la Cumbre Agraria”, “Reforma agraria integral”, “Reconocimiento y respeto a los presos políticos. Decretar emergencia social y humanitaria en las cárceles”, entre otras. Puntos planteados como objetivos no condicionados a la negociación del pliego unificado. Esta puede ser quizá una diferencia que habrá que dilucidar en el desarrollo posterior del debate que seguramente saldrá a flote.

Las dos reuniones han definido planes de acción similares, con miras a realizar un paro nacional el 22 o el 25 de marzo próximo, con parálisis de la producción y demás actividades económicas y bloqueos de vías en todo el país. Mientras la reunión de la Universidad Nacional el paro debe ser indefinido, la de Cafam no definió su carácter.

En tanto la contradicción no resuelta se redujo al “entramos como sea” Vs “no al método del asalto” y “reunión con escarapelas” Vs “reunión asamblearia”, las conclusiones de ambos eventos parecen reflejar identidad en los contenidos reivindicativos del posible próximo paro nacional. Al respecto, si se cavila un poco, el debate radica en dilucidar si el paro se piensa como la tradicional jornada de protesta propia de las convocadas y dirigidas por las direcciones sindicales, con agenda moderada y bajo control de las estructuras sindicales y de las fuerzas políticas que las dirigen, o, si el paro se asume como una confrontación directa al régimen, hasta hacerlo retroceder para alcanzar las principales reivindicaciones propuestas, tal como lo proponen los jóvenes y los movimientos organizados en nuevas estructuras políticas y sociales . Si la diferencia es de este tamaño, entonces no se trataría de una contradicción de forma sino de fondo.

En mi opinión, lo que se vivió fue una crisis de representación y de disputa por el control de las fuerzas sociales de toda índole que irrumpieron en las memorables jornadas del 21 N, el 27N y posteriores, así como por resolver quién dirige y controla la negociación si llegare a darse, ¿que se negocia y en representación de quién? Sería la cuestión en controversia. La verdad monda y lironda es que a los encuentros concurrieron vocerías minoritarias, que no de la totalidad de los diez (10) millones o más participantes en las jornadas del paro pasado, que en su inmensa mayoría no pertenecen en ninguna de las organizaciones que asistieron a la reunión, pero que salieron a la lucha callejera multitudinaria a expresar su indignación frente al gobierno títere e incapaz de dar solución a su acuciante problemática. Esas multitudes inconformes, seguramente no exigen “unidad de principios” ni “credenciales delegatarias” para salir al combate. Solo necesitan claridad en los objetivos y lealtad de las dirigencias a la hora de negociar o decretar la retirada. Además, tendrán la creatividad y la capacidad para darse sus propias formas de auto organización de abajo hacia arriba y de articular sus propios liderazgos.

Es lamentable que la división y las disputas, no hayan permitido el debate civilizado para evaluar y sacar las lecciones necesarias de la rica experiencia de lucha vivida y proyectar el futuro inmediato. Ni siquiera fue posible leer el informe y balance del paro que había sido adoptado unánimemente por el Comité Nacional de Paro.

La ausencia de debate de ideas, impidió por ejemplo, dilucidar si las luchas que se avecinan continúan siendo de resistencia o si es tiempo de pasar a la ofensiva para exigir la renuncia del gobierno de Uribe y su marioneta con toda su pandilla neoliberal, incapaz de resolver la crisis humanitaria que vive el país, agudizada por el recrudecimiento del terrorismo de estado, el regreso de las bandas paramilitares recargadas, el genocidio de centenares de excombatientes de las Farc en proceso de paz y el retorno a las armas de disidentes de este proceso, el asesinato de centenares de líderes y lideresas sociales, el desplazamiento de miles de pobladores que nuevamente huyen de la guerra; amen del hambre y la miseria que azota a millones de colombianos/as como consecuencia del pésimo gobierno sometido a los designios del gran dinero nacional y transnacional. El pueblo en las magníficas movilizaciones del reciente paro nacional, exigió a voz en cuello “No más Uribe” “Nomas Duque” “que se vayan todos”.

Tampoco se discutió sobre cómo lograr la unidad de esa masa plural y multicolor, que concurrió a la movilización, a expresar su ira y su espíritu de lucha, que sigue vivo y listo para ser llamado a nuevas jornadas. Hay que hacer el llamado a las proclamadas direcciones, a que depongan diferencias, se comprometan con lealtad a defender unánimemente los objetivos propuestos y convoquen la mas amplia y plural unidad de acción, que nos permita golpear juntos hasta alcanzar la victoria y marchar separados en nuestros respectivos procesos políticos. Con absoluta seguridad todos/as saldremos fortalecidos/as de esta lucha unitaria que se avecina. ¡A luchar para avanzar! ¡Viva el paro nacional!

Bogotá, febrero 13 de 2020