Pareciera como si en Colombia se impusiera la fuerza bruta y el adagio que reza el que primero se arrodilla primero se confiesa; está haciendo tránsito que al que cuente cualquier mentira en los medios vendidos, de primero, por serlo y a la fuerza, es y debe ser la verdad.
Con dolor de patria todos hemos sido testigos de la manera contundente como un valiente grupo de senadores encabezado por Petro, Cepeda y Barreras han puesto en evidencia al miserable, infame, pérfido, exfiscal Néstor Humberto Martínez Neira. Digo dolor de patria porque no es posible que semejante engendro del demonio, pueda seguir circulando por la vida pública y privada nacional, cuando se demostró con pruebas irrefutables que lo que hizo fue una traición absoluta a la dignidad de un cargo con la importancia que tiene la Fiscalía General de la Nación y a la patria misma.
Dónde está nuestra dignidad, pueblo colombiano, cuando el presidente que nos representa demuestra evidentemente que tiene una agenda DIFERENTE a la de la paz que necesitamos y reclamamos millones de colombianas y colombianos cansados de ver cómo son unas pocas, poquísimas familias, las que por intereses particulares promueven la guerra.
Néstor Humberto Martínez Neira, hablemos claro, tal como se manifestó en el debate, debe enfrentar una acusación por traición a la patria. Eso es algo serio, que ahora no venga a negarlo con su cinismo de siempre y sus risitas estúpidas, a enredar a todo el país con su maldita mil veces maldita lengua viperina.
Iván Duque no puede ser más el presidente de unas pocas familias interesadas en la guerra, el que sale a deslegitimar pruebas y el que demuestra sin disimulo que no representa a nuestro país sino que es el presidente de una minoría, ante la vista inerme de los millones que deseamos la paz. ¡Hagamos algo!
Como lo dije al principio: no puede ser que porque los mentirosos vendepatrias salieron con sus cómplices de los medios tradicionales a contar una mentira sobre el entrampamiento a Santrich, ahora nos quedemos impávidos viendo como las pruebas demuestran quiénes son los verdaderos lacayos arrodillados de nuestra abandonada patria.