El legado de Jorge Gaitán Durán

16 Septiembre, 2024

Por CICERÓN FLÓREZ MOYA*

 La cultura es la expresión de la existencia humana en todo cuanto esta ofrece. Es lo que se hace cotidianamente. Son los actos de vida en lo individual o en el conjunto de la sociedad. El lenguaje, las ideas, el talento creador, la capacidad de invención y la diversidad de puntadas que forman el tejido común configuran la identidad que une.

Pero se requiere que ese ejercicio existencial tenga actores en las diferentes actividades que surten la cultura. Es un desarrollo que deben asumir las personas que tengan la idoneidad para cada función.

La cultura en Norte de Santander no ha estado huérfana de actores sobresalientes. En la literatura, en la educación, en la música, en las artes visuales, en el teatro, en el cine, en el deporte, en la gastronomía, en la danza, en profesiones como el derecho, la medicina, la contaduría pública, la ingeniería, la arquitectura, la comunicación social y el periodismo, los hay con reconocimiento, aunque no siempre se toman en cuenta sus vidas y sus obras. Esa omisión le resta visibilidad a lo que debiera tenerse como patrimonio funcional de la región.

Resulta oportuno recordar los cien años del natalicio de Jorge Gaitán Durán, ya cumplidos. Se trata de una figura sobresaliente de la literatura. Un escritor nortesantandereano que le puso lumbre a la poesía y dio pruebas de solvencia como crítico. Tuvo lucidez y acierto en sus juicios. Entendió la responsabilidad del intelectual con sujeción a la ética y asimiló la política en función del interés público.

Con la creación de la revista Mito Gaitán Durán oxigena la cultura colombiana. Es una apertura al conocimiento, a la modernidad, a la actualización de las corrientes renovadoras en el mundo.

Pero la vida de Gaitán termina trágicamente en el accidente del avión que partió de París con destino a Bogotá. Mauricio Ramírez Gómez describe el hecho así: “Eran las 3:30 de la madrugada del 22 de junio de 1962. En medio de una tormenta el avión “Boeing 707” de Air France, proveniente de París, sobrevolaba la isla de Guadalupe, en cercanía de su capital Point-á-Pitre, en las costas del mar Caribe. De pronto, explotó uno de los cuatro motores y el aparato de 150 toneladas de peso, con 113 personas a bordo se precipitó envuelto en llamas contra el cerro “Lomo de Burro”, cerca a la aldea de Deshayes, una zona boscosa y escarpada, donde solo habitaban algunos pescadores. Todos los ocupantes de la aeronave perecieron de inmediato, la mayoría de ellos calcinados y mutilados”.

Los organismos de cultura de la región debieran acodar actos en homenaje a Jorge Gaitán Durán. Los colegios y las universidades podrían promover conferencias para repasar la viday la obra del poeta, a fin de que las nuevas generaciones lo conozcan en su verdadera dimensión.

Es necesario que el legado de Gaitán Durán no se archive y mantenga la vigencia como la fuente de saberes que representa.

Puntada

La reunión del canciller Gilberto Murillo con los gobernadores de frontera el pasado viernes en Cúcuta debe traducirse en actos que correspondan a las demandas expuestas.

 

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