El Cine de Paula Gaitan: En el tiempo del poema

09 Agosto, 2021

Por GUILLERMO MALDONADO PÉREZ

En las salas – estupendas- de la  Cinemateca Distrital  se    presenta    la retrospectiva   de la realizadora colombo brasileña Paula Gaitán  (la programación  va  hasta   el 16 de agosto). Diez largometrajes,  tres cortos  y la videoinstalación  “Dos orillas”, en sala expandida.

Uno de los   cortometrajes “ Lluvia en el jardín” ( 29 min),  es la entrevista  que obtuvo la realizadora con   Agnes Vardá, en su casa de Paris, en 2014,  pocos años antes del fallecimiento de  la gran artista francesa, pionera de las mujeres directoras de cine,  figura preponderante   de la “ Nouvelle vague”,  autora del clásico de los sesenta “Cleo de 5 a 7”.

Otro de los cortos  ( 25 min),    “Memory of Memory”, rescata  el álbum fílmico de los primeros años de la autora,  recobrado a través de   filmaciones familiares  en Super-8,   fotos  del ayer borroso, fragmentos de  figuras que  asoman por las rendijas  del tiempo; en  fugaz aparición se ve a los padres de la realizadora, el poeta   Jorge Gaitán Durán y  Dina Moscovici,   en plena juventud resplandeciente; en la habitación donde se está haciendo   “la proyección dentro  la proyección” que es “Memory…”,    se oyen  voces, bromas, risas en off,  de  la autora y sus  hijos - notables artistas también-,    espectadores activos en  la realización del corto mencionado. De la penumbra interior   la cámara sale al exterior, al      paisaje pétreo,  salpicado de  nieve prehistórica,  geología milenaria vista desde las  nubes,  a través de los ojos de un ángel –  la cámara aérea-.

Dos de los  largometrajes  de la exhibición son  protagonizados por  artistas  legendarias del cine y la canción brasileña: María Gladiz, en  “Vida”,  Marcélia Cartaxo, en “Agreste”,  más  el video clip   de la famosa cantante de bossa nova y samba Elza Soares ( esposa que fuera de   Garrincha).

Las películas de Paula Gaitán no se pueden “contar”;  al menos  no a   la manera convencional de  las producciones  que basan    la  expectativa principal en el   final, cuando   el conflicto se resuelve  y  aparece la palabra fin.    En  las películas de Gaitán   no  hay  “fin”;  o tal vez  se dan  varios,  o  ninguno, o el fin está  al comienzo, cuando la película  regresa  a la imagen inicial, donde   la luz se reparte en   trozos del hielo roto en la superficie  congelada del rio, bajo el puente de Brooklyn, como sucede  en “Luz nos Trópicos.”   

Esta película,  presentada en el 2020 Festival de Berlín,  tiene    255 min. de duración y la atención del espectador no decae nunca. “Una película, un monumento,”  se lee en la reseña de  la Cinemateca. El suceso principal del film es el film  mismo, en toda  la duración   de su  existencia visual.  Hay variedad de sucesos, cotidianos,  nimios,   misteriosos, intensos,  el suspenso de la cámara que horada  los resquicios de lo extraño;   durante   cuatro  horas y quince minutos de  proyección, el 

espectador asiste  a la experiencia cinematográfica, total y   única,  como si el film  se  construyera  frente a sus ojos.  La  belleza de los planos,   el ritmo natural del   fluir   misterioso,  el  sonido, la música,  ruidos, textos,  complementan con precisión  el resultado  de  impecable maestría.  

  Es un nuevo cine;  el  desarrollo  argumental, literario,  ha sido descartado. No hay un  guion previo, fijo, como en la  puesta  en escena eisensteniana.  La estructura general se articula en el proceso de la filmación y  termina   con  los  ajustes del montaje. --En “Agreste”, por ejemplo - dice la realizadora-   “ la actriz  improvisa  y a partir de una  pauta simple  ella se adentra    en el  performance”.

En “Luz nos Trópicos” el  tiempo  dura  lo que dura  en la vida;  la acción transcurre sin trucos ni  cortes notorios, de  la llamada gramática del cine; hay secuencias largas, que  resbalan   con  el ritmo  sensual de las escenas; al  principio y en la coda se advierte  una  cámara manual que,  a modo de paréntesis,   parece  introducir la idea del  documental, técnica   que  al  film no le es del todo ajena;   lo demás es  la luz,   la   primera naturaleza   del mundo (selva,  cielos, ríos),  que  cumplen papel   protagónico. (Al terminar  hay  el despliegue de un magnífico travelling,   Nueva York nocturno,  de  bella y larga duración, pleno de significados).     

 “Nuestras películas - dijo la directora en   conversación   con el público-deben ocuparse de la forma, deben  innovar;   la forma es lo único que permite trascender el contenido   y no quedarse     en la visión limitada   de la realidad que los europeos  demandan siempre del  cine latinoamericano.

Los filmes de Paula Gaitán   transcurren   en  el tiempo del poema; no hay, pues,  conjugación  narrativa, pero allí   están  todos los tiempos:  la antigüedad, la modernidad,  el mito, la eternidad,  el instante, la frágil insistencia,  el transcurrir, la repetición inquietante, la actuación de la música, instrumental, vocal, electrónica, en síntesis la   alquimia del tiempo transmutado en cine y poesía. No sobra decir que la evolución  formal de este  lenguaje  no excluye la emoción de la aventura, el  antiguo gusto de la ficción por la perpetua peripecia humana.  Una creación   de  lucidez que encandila.