Clásico del mes: Trump vs. Biden (ganó el mejor)

12 Enero, 2021

Por GERMÁN NAVAS TALERO Y PABLO CEBALLOS NAVAS

os ex-políticos son los políticos que nunca dejan de hacer política.

Aquí hacen política hasta en el testamento.

Nos quedamos esperando las verdades de Belisario.

Bastante movida -como dijo la bailarina- estuvo la semana anterior con lo ocurrido en Washington. Para la democracia es motivo de dicha la eventual salida de Donald Trump, pero él no podía irse sin hacer un espectáculo. En Colombia se acostumbra a decir que todo lambón paga por ídem y es así como los mandamases demócratas de EE.UU. ya le anticiparon a este gobierno de duques que les van a cobrar la intromisión en sus asuntos internos.

¿Qué tenía que ir a hacer el embajadorcito en la campaña gringa? Para eso no se le paga. A él se le da un buen cheque por representar los intereses de Colombia y no los de Uribe ante el gobierno estadounidense. La prueba de que no estamos inventando, como sí acostumbran a hacerlo algunos periodistas amigos del gobierno, es esta: en entrevista con CNN, la estratega demócrata Michelle A. Mannat afirmó que “habrá investigación en Cámara y Senado contra quienes intervinieron. Sin duda es un tema que va a tener un énfasis en los primeros días de gobierno de Biden”. Otro comentarista desde EE.UU nos dice “que se agarre todo el uribismo, pues una asesora demócrata anticipó que el Congreso podría investigar a los países que hicieron parte de una campaña de desinformación durante las elecciones presidenciales”.

Quisiéramos estar ahora en la conciencia de los uribistas que desde Florida y Washington hacían abierta campaña a Trump y en contra de Biden, pues en este momento estarán intentando cambiarse de pijama ya que la de los republicanos les quedó grande. Recordemos que Juan Carlos Pinzón, ex minDefensa y ex embajador de Colombia en EE.UU., fue de quienes tomaron bandera republicana y le terminaron haciendo campaña a Trump en forma descarada. Curiosamente el señor Pinzón –en cuanto Biden ganó– salió a dar declaraciones en las que contaba que había sido amigo personal del presidente electo, como quien dice “yo tengo palanca”. Se le olvidó que 15 días antes estaba lanzando claveles por la posible victoria de Trump. Amigo Juan Carlos, no sea tan lagarto.

Suponemos que Pachito Santos ya debe estar alistando maletas luego de escuchar las intervenciones de Joe Biden en las que se entiende claramente que no perdonará a los entrometidos. Para esta labor diplomática no encargarán a la canciller, porque sabe tan poco de esto, que podría hundirnos más. Como se decía en el castellano antiguo, “qué se ficieron” esos sabiondos politólogos y periodistas que a las 4:30 a.m. comenzaban a vociferar su amor republicano y sus muy sesudas predicciones. Si les creyéramos a esos arúspices de cabecera, los demócratas estarían más derrotados que la Selección Colombia en sus últimos partidos.

Lo que se nos hizo un comportamiento muy parecido al colombiano fue cuando los republicanos, en un éxtasis democrático, se introdujeron en el Capitolio y arremetieron contra la policía -que más parecía estar de acuerdo con ellos que interesada en cumplir con su deber-, como nuestros ofíciales aquí en Bogotá que, en septiembre del año pasado, en vez de calmar a los manifestantes les dieron bala a diestra y siniestra. Esa expresión de “democracia” en Washington costó cinco muertos, 14 heridos y cerca de un centenar de detenidos. De haber estado de director de la Policía el general Atehortúa, él se habría asegurado de ofrecer mejores resultados: habría triplicado el número de muertos. De vuelta a los manifestantes golpistas, eran tan cínicos que como cualquier coronel en la toma del Palacio argumentaban que estaban allí “defendiendo la democracia”. Buenos discípulos del coronel Plazas Vega.

Escuchamos con algo de sorpresa que un comentarista político, de esos que abundan en la radio, nos hablaba de un impeachment al presidente Trump, pero la explicación que nos dio sobre el alcance de esta palabra nos llevó a creer que este periodista confunde el Peach Melba, acreditado postre, con el proceso de acusación al presidente por la comisión de un delito. A estas alturas Pablo y Germán están tratando de consultarle a la bruja Zascandil si habrá o no impeachment. Otro aventajado del micrófono, en plena toma del Capitolio, confundió las banana republic con el Banana Split; hubimos de explicarle que mientras el segundo es un postre, las primeras son algo así como la República Dominicana en tiempos de Ramfis Trujillo y Porfirio Rubirosa. Este episodio de Washington nos recordó La fiesta del Chivo –obra del Nobel Vargas Llosa–, si no la han leído vayan y la compran porque nosotros no la prestamos.

Con un grupo de amigos –entre copa y copa– hemos llegado a la conclusión de que Trump le aprendió a Uribe el creerse irremplazable, inmune e impune y también, capaz de seguir engañando a los mismos idiotas de siempre, republicanos allá y uribistas acá. Para sus electores, todo lo que hacen es perfecto, aún cuando han hecho del Estado una empresa criminal. Trump cree que puede burlar la justicia estadounidense, eso está por verse pues en pocos días será ex, aquí el nuestro ya es ex-presidente, ex-senador y ex-convicto, y nosotros seguimos esperando que la justicia colombiana ponga las cosas en orden.

Señores jugadores, se abren las apuestas: ¿dónde llegará primero la justicia, a EE.UU. o a Colombia?

Ñapa: reportes de prensa aseguran que Trump recolectó más de 200 millones de dólares en la campaña para llevar a las cortes el resultado de las elecciones e invalidar la voluntad popular, esfuerzo que resultó infructuoso. Expertos se preguntan a dónde se fue la plata y si fue lícita aquella recaudación. Lo único que le faltó a Trump fue conseguirse a un escudero como el ‘Ñeñe’ Hernández; con alguien así, no estaría ante tamaño embrollo. Mientras tanto, ya preparan su juicio político: