Cero y van tres: Libraq, la feria que anunció su regreso y volvió a cancelarse

28 Agosto, 2023
  • En su cuarta edición, la Feria del Libro de Barranquilla planeaba volver, en otro escenario: la plazoleta de la antigua La Aduana, donde esperaba congregar hasta 7.000 visitantes diarios. Sus organizadores anunciaron que ya no se realizará hasta 2024 debido a la “inversión considerable” que requiere y no logró reunirse.


Por KIRVIN LARIOS

 En principio esta nota iba a tratar de la cuarta edición de la Feria Internacional del Libro de Barranquilla, Libraq. Arrancaba hablando de su ausencia en los últimos dos años y del regreso anunciado el pasado mayo en una nueva sede, el complejo cultural de la Antigua Aduana. Ahora la atención se la lleva su reciente cancelación —anunciada el pasado 22 de agosto— por tercera vez consecutiva.

Sí: tercera vez. Aunque se hable de próximos encuentros alternativos o preparatorios antes de volver a realizarse en la nueva fecha —junio de 2024—, lo cierto es que en seis años sólo ha habido tres ediciones de este evento que ha sido promocionado como el más grande de la cadena del libro en el Caribe colombiano. Una feria cercenada por la mitad, en una ciudad donde el abandono y la ruina asedian a sus principales recintos culturales.

En entrevista para aquella otra versión de esta nota, Alexandra Vives, directora del evento desde sus inicios, dijo que los pasados aplazamientos obedecían a “recursos insuficientes”. Al ser consultada por los detalles presupuestales de la nueva edición y por las entidades que la apoyan, no dio respuesta, mas se refirió a lo que vendría: un programa en torno a los mitos y leyendas populares que incluía la iniciativa llamada Territorio Macondo, además de una franja para llevar la Feria a otros lugares de la ciudad y municipios del departamento del Atlántico.

De la edición 2023 se había lanzado ya el cartel del evento, anunciado la fecha —del 20 al 24 de septiembre— e invitado a autores, expositores y entidades culturales a participar de una convocatoria pública. No es extraño suponer, dada la cercanía de la fecha, que habían sido agendados algunos invitados o eventos que nunca se dieron a conocer oficialmente, o que ya estuvieran recibiendo postulaciones a sus convocatorias. ¿Qué hizo que se volviera a cancelar esta Feria que según datos oficiales ha recibido más de un millón de personas en sus ediciones cumplidas?

El anuncio conjunto de la Feria y de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta —Clena, que administra La Aduana— explicó que para la realización de Libraq “se requiere no solo del concurso de diversos actores de los sectores público/privado, sino también una considerable inversión la que, a pesar de todos los esfuerzos realizados a la fecha, no hemos logrado consolidar como este evento lo requiere”. Juan José Jaramillo, director de Clena, en otra entrevista para la versión anterior de esta nota, calculaba que la Feria demandaba para su logística, montaje y agenda —con invitados nacionales e internacionales— una inversión aproximada de 700 millones de pesos, que no estaban del todo confirmados. “Esperamos lograr la meta”, dijo a comienzos de agosto.

Esa suma, claramente, no se consiguió o continúa buscándose. Jaramillo dijo que habían “tocado puertas en muchas empresas e instituciones durante los últimos meses” y que la Alcaldía se había “sumado” a los apoyos liderados por Clena, que es una iniciativa de la Cámara de Comercio de Barranquilla, la Fundación Santo Domingo y la Gobernación del Atlántico.

Mientras llega la cuarta edición el próximo año, Libraq ha programado encuentros alternativos como Libraq a la Plaza y Libraq Al Parque, el primero en la plazoleta de la Aduana en las fechas que tendría el evento en 2023; el segundo en abril del próximo año, en un parque todavía sin confirmar de la ciudad (años atrás, Libraq Al Parque se realizó en el Parque Boulevard Buenavista, en el norte de Barranquilla).

 

Ausencias repetidas

La Feria del Libro de Barranquilla comenzó en 2018 en el centro de convenciones Puerta de Oro, situado a la espalda, o casi a la orilla (pero mirando hacia la vía 40, por donde desfilan las carrozas y comparsas del Carnaval) del río Magdalena y del popular Malecón del Río. Allí, como un inquilino de paso, se alojó en dos ocasiones; la tercera vez, pandemia mediante, se realizó virtualmente, al igual que casi todas las ferias y eventos culturales de 2020 en medio de las restricciones sanitarias. Al año siguiente no se programó en ningún formato, mientras que otras ferias del libro de la región y el país se hacían con aforo reducido o combinando la presencialidad y los encuentros virtuales.

En julio de 2021, en un comunicado firmado por Alexandra Vives y María Teresa Fernández, secretaria de Cultura y Patrimonio de la Alcaldía de Barranquilla, se dijo que una feria virtual “no permitiría la materialización de la experiencia que deseamos para Libraq, como un espacio de encuentro cálido y vivencial”. Al final afirmaban que el evento se aplazaba para el 2022, cuando, como se sabe, tampoco se hizo ni se dieron razones por su ausencia repetida.

Más allá de los esfuerzos realizados por los organizadores, surge la pregunta de por qué Libraq se promocionó este año sin la garantía de que podía hacerse, y qué tipo de apoyo, si lo hay todavía, brinda la Alcaldía de Barranquilla para este evento de ciudad. Sobre este asunto contacté al coordinador de prensa de la secretaría de Cultura y Patrimonio de Barranquilla, pero hasta la publicación de esta nota no respondió sobre si existe un vínculo o un apoyo específico de dicha cartera con Libraq.

En la rueda de prensa del lanzamiento de Libraq el pasado junio. En la foto: Alexandra Vives, directora del evento; Juan José Jaramillo, director de Clena; Diana Acosta, secretaria de Cultura de la Gobernación, y Paul Pelaez, delegado de la Cámara de Comercio de Barranquilla.
En la rueda de prensa del lanzamiento de Libraq el pasado junio. En la foto: Alexandra Vives, directora del evento; Juan José Jaramillo, director de Clena; Diana Acosta, secretaria de Cultura de la Gobernación, y Paul Pelaez, delegado de la Cámara de Comercio de Barranquilla.

 

Según Jaramillo, en La Aduana esperaban recibir hasta 7.000 visitantes diarios. Precisamente, una de las apuestas de la Feria para este 2023 era acercar a los lectores y público general a una zona histórica de la ciudad que en los últimos años ha despertado el malestar del circuito cultural local a causa de su abandono. El edificio de La Aduana, en la vía 40, se encuentra en los inmediaciones del Parque Cultural del Caribe, un proyecto inaugurado en 2009 que sufrió progresivamente por la falta de financiamiento de las entidades a cargo, lo que dejó cerrado a su Museo del Caribe y en obra negra el proyecto vecino del Museo de Arte Moderno de Barranquilla.

Alexandra Vives considera que la Antigua Aduana es “un escenario natural” para una feria del libro. Tal vez no le falte razón en una ciudad que ha organizado otros eventos del libro —a veces de una sola edición— en plazas, parques y plataformas de menor o mayor envergadura olvidándose casi siempre de sus bibliotecas públicas, entre ellas la Biblioteca Piloto del Caribe, de La Aduana, que ha sido la sede de eventos como el Festival Internacional de Poesía, PoeMaRío.

Pero es imposible no conectar la situación de los escenarios culturales de Barranquilla con esta apatía por la Feria que demuestran las entidades que podrían y deberían apoyarla, y que de hecho lo hicieron en sus comienzos. ¿Acaso en 2020 sólo se hizo virtual para distraer a una ciudadanía aterrada por el aumento de contagios de covid-19? ¿Qué pasó después? ¿Por qué ha sido tan difícil programarla en los espacios disponibles? ¿Y por qué esta nueva invitación pública a conformarnos con medio trozo de feria?

A propósito de la cancelación del evento en 2021, el escritor Fabián Buelvas dijo: “En Barranquilla nunca ha sido un problema organizar la primera feria de cualquier cosa. El problema está, siempre, en organizar la segunda”. La administración pública de la ciudad tiene tres años de ese problema con Libraq.