Belén de Bajirá: convicción y persistencia

27 Octubre, 2021

Por GERARDO ARDILA

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El Chocó es un mundo puente: entre Centro y Suramérica, entre el Caribe y el Pacífico, entre África y América, entre la geología y la teología, entre la naturaleza y la humanidad. En este mundo puente Belén de Bajirá es el cruce de todos los caminos; aquí se llega desde todos los lugares; aquí está la confluencia de las culturas sobre las que se construyó esta América. La gente de Belén de Bajirá tiene un proyecto; la gente de esta región encuentra en su proyecto sencillo una razón para vivir cada hora de sus vidas. Ellos quieren ser el piloto de un desarrollo distinto del modelo antioqueño que se trata de imponer en esta zona del mundo. Ellos quieren mostrar que son capaces de aprovechar toda la riqueza de estas tierras sin poner en riesgo la subsistencia de la naturaleza privilegiada de la que son una parte constitutiva. Ellos quieren superar la guerra silenciosa pero efectiva en la que murió mucha gente, porque no quiso entregar su tierra para los grandes proyectos agroindustriales, o porque parecían muy diferentes y la diferencia asusta a los señores de la guerra, que necesitan de la homogenización para poder controlar.

    "El Chocó es un mundo puente: entre Centro y Suramérica, entre el Caribe y el Pacífico, entre África y América, entre la geología y la teología, entre la naturaleza y la humanidad. “

       Tienen también el reto de mostrar que pueden construir su futuro con la participación de todos los que habitan este territorio: los indígenas, antiguos y sabios pobladores de esta tierra que hace miles de años ya permitían el contacto de universos, lenguas, filosofías, técnicas y creaciones entre Mesoamérica y el Sur de América; afrodescendientes que se rebelaron contra la esclavización y el despojo y reinventaron su mundo cultural rico, complejo y diverso en estas selvas inmensas, en estos ríos torrentosos; campesinos caribeños que llegaron de las sabanas y montañas de Córdoba para seguir con sus vidas en tierras parecidas a las que habían perdido; comerciantes de múltiples orígenes pero con una clara noción de la riqueza producida en el trabajo solitario que parte del “plante” para poder arrancar; rebuscadores del diario, quienes ponen sus músculos y cuerpos para obtener la comida; hombres y mujeres artesanos, peluqueros, mecánicos, cocineros, cargadores, transportadores, dueños y dependientes de salones de belleza, ventorrillos de cachivaches y celulares, hoteles, restaurantes, de bares y bailaderos nocturnos de luces rojas y leves; empleados de una estructura privada de servicios distintos al gobierno que mantienen una red bancaria dedicada a los giros y remesas; casi un centenar de guardaespaldas que disimulan mal su oficio mientras esperan detrás de sus vehículos la salida de su “personaje”, casi siempre un líder social que tiene su vida bajo la amenaza de los grupos armados que tienen el control; profesionales de la salud que se juegan por un futuro posible en este crecimiento urbano incipiente pero impetuoso; unos pocos funcionarios nombrados desde la alcaldía de Riosucio; un grupo de misioneros, pastores y religiosos de sectas y cultos diversos, un cura católico con su iglesia central de Nuestra Señora de Belén.

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     Belén de Bajirá crece en una planicie al sur del golfo de Urabá, surcada por los ríos que arrastran la vida para repartirla en el Chocó, en esa tierra y esa gente que tiene la fuerza de la ternura y la sabiduría necesaria para la acción colectiva. Su tierra ofrece la riqueza de su entraña para alimentar a mucha gente: plátano, arroz, yuca, ganado, maracuyá y mucha agua. En medio de su territorio se levanta el cerro del Cuchillo. Cerro mito, cerro historia, cerro testigo de la vida difícil y antigua de sus gentes. De allí bajan los ríos, que llegan al León, al Riosucio y al padre Atrato, receptor de todas las aguas para llevarlas al golfo, para meterse en el Caribe. Desde la cima de este cerro se observa una impresionante estructura de ingeniería hidráulica, un sistema de canales y terrazas que fue construido hace cerca de dos mil quinientos años y que perduró extendiéndose hacia el sur del golfo de Urabá hasta el siglo XII; un manejo y cosecha del agua que aún se puede revivir en esta zona para mantener la riqueza de los suelos, permitir la disponibilidad de agua en los períodos secos y evitar las inundaciones comunes hoy en día en la región. Un regalo de la naturaleza y de la historia para nutrir el carácter creativo de la gente.

 Belén de Bajirá: convicción y persistencia

     Riosucio, el municipio al que pertenece hoy Belén de Bajirá, posee un complejo sistema de áreas protegidas que puede ser muy débil para proteger la vida ante las arremetidas de un progreso destructivo trazado en oficinas lejanas de Londres, Washington, Bogotá y Medellín. Aquí están el Parque Nacional de Los Katíos, declarado Patrimonio Natural Mundial por la UNESCO, la Reserva Forestal Protectora del Darién, la Reserva Forestal Protectora del Río León, la Reserva de la Sociedad Civil Truandó Alto, la Reserva Forestal Especial La Teresita, el Área de Manejo Especial del Darién, el Corredor Biológico Riosucio, el Corredor Tapón del Darién, que suman un área cercana al millón de hectáreas. Sin embargo, la deforestación alcanza un promedio de cuatro mil hectáreas por año; en el año 2015 se registraron diez mil hectáreas deforestadas, aunque entre el año 2020 y el primer trimestre de 2021, Riosucio fue el municipio de Colombia con la mayor disminución de la deforestación, que bajó a casi tres mil hectáreas, lo que, en un año, no deja de ser terrible. La extensión del municipio y los largos períodos de indefinición institucional, junto con el debilitamiento del sistema nacional ambiental, explican el aumento de la deforestación en esta zona y fundamentan el apoyo que brindan las autoridades de Riosucio a la creación del nuevo municipio de Belén de Bajirá.

     Belén de Bajirá fue municipio chocoano por un corto período, entre el 2000 y el 2007; Antioquia demandó su declaratoria hasta que, en el 2018, el nuevo mapa de Colombia trazó la línea divisoria al oriente de las pretensiones antioqueñas. En este tiempo, el Comité Pro-Defensa de Belén de Bajirá logró el apoyo de una mayoría que pretende retornar este corregimiento a la condición de municipio. Al comité, un ejemplo vivo de la unidad en la diversidad, pertenecen los cuatro alcaldes que estuvieron encargados del municipio; los inspectores de policía que representaron a Mutatá (Antioquia) y a Riosucio (Chocó) después del 2007; agricultores y comerciantes; maestros, mujeres lideresas de las comunidades locales; jóvenes y personas mayores, descendientes afro chocoanos e indígenas, simpatizantes y militantes de movimientos y partidos políticos distintos. Unidos por la convicción de que serán reconocidos como un nuevo municipio chocoano con una experiencia que les facilita soñar con un futuro de desarrollo sustentable y calidad de vida para ellos y para la región.

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    La riqueza de las grandes empresas agrícolas regionales, en especial del plátano y el arroz, contrasta con la inmensa pobreza de la mayoría de los pobladores. El abandono gubernamental, relacionado con el desgobierno producido por la indefinición administrativa y política, se manifiesta en el estado de las vías (no hay un metro de pavimento en la zona urbana); la escasa cobertura del acueducto, que no llega al 35%; el colapso del alcantarillado con su consecuencia de aguas pútridas y malolientes en algunas calles; la insuficiente recolección de desechos sólidos y también en los conflictos relacionados con la propiedad, alegada por Antioquia, de las edificaciones del centro de salud y de algunos centros educativos.

   "La riqueza de las grandes empresas agrícolas regionales, en especial del plátano y el arroz, contrasta con la inmensa pobreza de la mayoría de los pobladores. “

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     En este lugar surgió el proyecto paramilitar de las autodefensas de Córdoba y Urabá y su proyecto de conquista territorial; la violencia que acompaña a la minería y a los cultivos de coca está más al suroccidente, pero aquí los procesos de restitución de tierras son la base de amenazas y asesinatos. Una especie de letargo en medio de la crueldad de la vida en tantos años, anima a las personas de esta región a soñar con la posibilidad de ejecutar un plan de desarrollo propio que han diseñado por años en medio de las indefiniciones, la espera y la resistencia. Saben que para lograr un camino de desarrollo que los incluya, deben tener el control sobre sus decisiones y la autonomía suficiente para poder avanzar en sus propuestas y para poderlas defender y explicar ante las instancias superiores del departamento del Chocó y del gobierno nacional. La paz, entendida como un contexto sin actores armados, puede construirse mediante procesos de negociación y consensos entre todos. La capacidad de trabajo y la seriedad para establecer sus propios procesos se ha hecho manifiesta en la historia misma de los consejos comunitarios y los resguardos indígenas (cuyas áreas sumadas constituyen el 77% del nuevo municipio), así como en el trabajo que se pudo desarrollar por parte de los mandatarios encargados durante los siete años de vida municipal. Los bajirenses se merecen una vida mejor, en paz, con la posibilidad de diseñar su propio futuro, sin violencia, sin limitaciones. Tienen más cerca la oportunidad de convertirse en vanguardia de un desarrollo que privilegia la vida en todas sus manifestaciones, mientras que permite a las personas una vida mejor