Barranquilla se queda sin Feria del Libro en 2021

23 Septiembre, 2021
  • La que sería la cuarta edición de Libraq no se realizará hasta 2022, confirmaron sus organizadores. El sector del libro local se pregunta por qué no se hizo valorando las circunstancias sanitarias actuales. Tras una Feria con “muy poco impacto en 2020”, la decisión parece la crónica de su “propia muerte”.

Barranquilla se queda sin Feria del Libro en 2021 Foto: ferialibraq.com

Por KIRVIN LARIOS

Ni virtual ni presencial. La Feria del Libro de Barranquilla, Libraq, que este año cumpliría su cuarta edición, no se llevará a cabo, según los organizadores, porque al no hacerse de forma presencial por la pandemia, el evento más importante para el sector del libro en la ciudad y uno de los más relevantes para la cultura de la región, no puede hacerse de ninguna otra manera.

Mientras que otras ferias del libro nacionales proponen y ejecutan una programación digital (como la Feria del Libro de Bogotá), o alternan las plataformas y escenarios (la Feria del Libro de Bucaramanga, la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín y la Feria Insular del Libro de San Andrés Islas), desde Libraq sostienen que “continuar un esquema virtual en 2021 no permitiría la materialización de la experiencia que deseamos para Libraq, como un espacio de encuentro cálido y vivencial, en espacio púbico [sic]”.

Así lo señala un comunicado emitido en julio y firmado por Alexandra Vives, directora del evento, y María Teresa Fernández, secretaria de Cultura y Patrimonio de la Alcaldía de Barranquilla. Curiosamente, la información de este documento no se ha divulgado en ninguna de las redes sociales de la Feria (que lo más reciente que muestran son publicaciones de 2020).

¿Pero qué sucedió para que este año se cancelara la realización de este encuentro en cualquier formato posible? ¿Por qué los organizadores decidieron que no hacerlo de ningún modo era preferible a hacerlo, como se han hecho otros eventos de este tipo en el país y el mundo?

¿Presencial o nada?

Vía WhatsApp, Alexandra Vives respondió que el comunicado “sigue en pie”. “La Feria —reafirmó—se aplaza hasta 2022”. El evento “no quiere repetir un escenario virtual este año porque su objetivo es hacerse a puertas abiertas, en espacio público”.

Interrogada por si se trataba de un asunto de presupuesto o de una concepción de la feria como evento meramente comercial, Vives respondió que en medio de la pandemia una “feria presencial no es posible”. Negó que obedeciera a un asunto presupuestal o cualquier otro. “Acudir a un esquema virtual no atiende, en este año, a la esencia de lo que es la Feria. En 2020 se hizo así porque era la única alternativa”, dijo.

Cabe preguntarse cuál es la “esencia” de una feria hecha en el Caribe, en una ciudad como Barranquilla, que hasta 2018 no contaba con un evento de esta envergadura en su agenda cultural. Las dos primeras ediciones de la Feria previas a la pandemia, se celebraron en septiembre en los escenarios de Puerta de Oro (Via 40 # 79B-06), centro de eventos inaugurado en 2017 con acceso al Malecón del Río. En la tarima dispuesta frente al Magdalena se realizaron al aire libre múltiples encuentros de Libraq, complementarios a los salones y la muestra comercial del recinto ferial. En 2020, a raíz de la pandemia, la tercera edición se pospuso hasta noviembre en una edición virtual.

“Como no es un evento comercial, sino un evento de ciudad primordialmente, queríamos mantener la presencialidad, y este año, con el corto tiempo que había de planificar, y dada la incertidumbre, no era posible”, recalcó Vives.

Sin embargo, al tratarse de un “evento de ciudad”, ¿a quién o quiénes se consultó para llegar a la decisión de aplazarla (o cancelarla, ya que según lo dicho no habrá Libraq este año)? ¿No era julio muy temprano para decidir no hacerla, al tiempo que otras ferias en las mismas circunstancias de pandemia esperaban para concebirse en modalidad virtual y/o presencial? Ante estos cuestionamientos, Vives, directora del evento en todas sus ediciones, respondió: “Una feria no se organiza en dos meses. Para hacer una buena feria se necesita haber comenzado meses antes y ya en julio sabíamos que no había tiempo”.

La secretaria de Cultura y Patrimonio, María Teresa Fernández, se limitó a contestar a través de su equipo de comunicaciones: “La incertidumbre por la situación sanitaria durante lo corrido del 2021 restringió la planificación de una nueva versión de Libraq [...] Esperamos que las condiciones sanitarias cada vez sean más óptimas y esta importante cita en la agenda cultural de la ciudad pronto pueda volver a la presencialidad”.

Foto Libraq 2 1Foto: ferialibraq.com

Es decir, que la presencialidad es la condición sine qua non que le exigen a una feria del libro para ejecutarse. Pero, en efecto, existía la alternativa de hacerla mediante control de aforo, lavado de manos y uso de tapabocas, tal como lo permite la normativa vigente para eventos públicos. Sin ir más lejos, la feria gastronómica Sabor Barranquilla hará su edición 2021, programada para noviembre o diciembre (según sus redes sociales y sitio web), en el mismo centro de eventos Puerta de Oro. Y Barranquijazz 2021 presentará una edición híbrida, con eventos virtuales y un cierre presencial, el 3 de octubre en la concha acústica del Parque Sagrado Corazón.

Sobre el presupuesto destinado para Libraq 2021, Fernández no responde a través de su jefe de comunicaciones. En el citado documento de julio, se plantea que a finales de año “podría desarrollarse una edición Libraq al parque, evento que en 2019 representó una versión a menor escala, en espacio abierto y de libre acceso, con una agenda cultural y muestra comercial por espacio de 2 días, como antesala a la versión 2022”.

Dos días son, entonces, los que podría contar este año la pre-feria, si “las condiciones asociadas a la pandemia lo permiten”. Cabe aclarar que Libraq al Parque es un evento preparatorio que tuvo lugar en el norte de la ciudad, en el Parque Boulevard Buenavista, con lecturas y charlas en público, pero no constituye de ninguna manera una feria del libro. La directora del evento no respondió si este año ya estaba programada o igualmente aplazada esta pre-feria.

“La pérdida es no hacer la Feria”

Según Alexandra Vives, “la no realización de la Feria ha sido bien recibida por el gremio. Han sido comprensivos, pues cada feria tiene sus objetivos y no puedes equiparar los de cada ciudad con el mismo criterio”. ¿Cuál es ese gremio? Hablamos con tres voces pertenecientes al sector del libro y literario de Barranquilla.

El escritor Paul Brito ha participado en ediciones anteriores del evento. Dice que le parece “triste” e “inexplicable” que no se haya realizado. “Por un lado —agrega—, no veo por qué sería una pérdida hacerlo virtual; pérdida es no hacerlo y dejar ese hueco, ese silencio. Y, por otro, no veo por qué no habría podido hacerse presencial en estos momentos en que las estadísticas de la pandemia lo habrían permitido, por supuesto, con todos los protocolos necesarios, como se ha venido haciendo en otras partes y en otras ferias (de hecho, fui hace poco a una en Medellín). Le queda a uno un mal sabor, como si te hubieran cerrado el libro en la cara”.

Brito vincula este hecho con eventos recientes como la Feria del Libro de Madrid, España, donde se llevó “una delegación del carnaval, y ningún autor o editor barranquillero, a un evento específicamente literario y editorial. Otro carpetazo a la cultura libresca de la ciudad y otro suceso inexplicable”.

Sin embargo, ensaya una explicación: “La única que encuentro es que no se le da suficiente importancia al libro, a la literatura y a la industria editorial de la ciudad, que nunca terminará de arrancar con una visión sesgada y limitada de la cultura”.

Por otra parte, la editora Farides Lugo, fundadora de la editorial Mackandal, recibió el comunicado como “una decisión sensata”.  No es “buena idea”, se dijo entonces, “permitir el ingreso de miles de personas a un lugar cerrado ni exponer a los vendedores de libros, al personal de logística, quienes tendrían que estar ahí, vulnerables a los cinco días de la Feria”.  También esto, comenta, decidieron los editores independientes del colectivo Huracán, en relación con la posibilidad de ir a la Feria del Libro de Bogotá. “Elegimos la responsabilidad social [...] aunque eso significara dejar ventas”.

Farides apunta que su editorial debutó en el marco de Libraq 2019. “El lanzamiento fue bueno, tuvimos mucho público”, dice. En 2020, con el evento digital, la experiencia fue muy distinta: “No hubo posibilidad de reservar un espacio para organizar un evento virtual, solo pudimos estar como expositores y no creo que se haya concretado ninguna venta desde ese ‘stand digital’. Prácticamente, estar en esas condiciones fue ‘no estar’, no pasó nada, no hubo ningún vínculo”.

Por eso le pareció acertado que no volviera a plantearse en modalidad virtual. Pero, después de dos meses, considera que “con un gran porcentaje de la población vacunada, hubiera sido interesante que le apostaran a la feria presencial en un espacio abierto. Por lo menos, carpas de libros y arte a lo largo del Malecón, o Libraq al Parque en distintos sectores de la ciudad con jornadas más cortas. Eso hubiese sido más conveniente, atrevido y benéfico para el público porque al renunciar a tener presencia en 2021, luego de una feria con muy poco impacto en 2020, casi pareces estar languideciendo y escribiendo la crónica de tu propia muerte. Espero realmente que no sea así”, concluye la editora.

El escritor Fabián Buelvas también ha participado en Libraq. “En Barranquilla nunca ha sido un problema organizar la primera feria de cualquier cosa”, dice. “El problema está, siempre, en organizar la segunda”.

Para Buelvas, la cancelación de Libraq 2021 rompe con las tres ediciones seguidas de un evento que ya empezaba a “hacerse familiar”. En tal sentido, le preocupan en especial las editoriales y los lectores: “Para los escritores puede que esto signifique poco o mucho, según la utilidad que cada quien encuentre en hablar, escuchar, conversar o incluso vender; para las editoriales, en especial las locales, quizá la falta de Libraq sea más grave porque el evento era un espacio para dar a conocer libros que no siempre están en las grandes librerías; y para los asistentes, es decir, lectores o probables lectores, era un evento para escuchar a sus escritores favoritos, conocer algunos nuevos, y comprar libros generalmente con descuento. Queda la sensación, una vez más, de que toda la actividad cultural en Barranquilla distinta al Carnaval es inestable y prescindible”.

Sobre la modalidad de la Feria, observa que “una virtual sería muy inferior a una presencial”. Pero “la Feria no se enfrenta a una situación particular sino a una coyuntura mundial. Las ferias y eventos del mundo, grandes o pequeños, se han adaptado a la virtualidad; apenas unos pocos son bimodales. Y no solo los eventos se adaptan, sino también los asistentes. ¿No es Libraq consciente de eso?”

Por último, considera que “sería interesante conocer la entrelínea de la respuesta de los organizadores”. A partir de las explicaciones de estos, se pregunta “¿cuál es la experiencia que desean materializar para la Feria? ¿La calidez está ligada a lo presencial? La idea de que la tecnología y la virtualidad son inherentemente frías, en un momento en el que el mundo está hiperconectado, es bastante anacrónica”, dice.