Así se ejecutó el entrampamiento a la JEP: el video y los chats ocultos

15 Febrero, 2023
  • La Revista RAYA conoció un video y miles de mensajes que intercambiaron durante cuatro meses dos coroneles, un abogado y el agente mexicano de la DEA en el intento de entrampar a un magistrado del Tribunal de Paz. En el material obtenido queda en evidencia que el fiscal Néstor Humberto Martínez aprobó los 500.000 dólares para la trampa, y la desesperación del agente mexicano por concretar una reunión con un togado y su rechazo al fiscal Carlos Bermeo por su poca relevancia dentro del organismo.


Por REVISTA RAYA

 14 de febrero de 2023

Por EDINSON ARLEY BOLAÑOS

Las conversaciones y el contenido de las reuniones en las que se planeó el entrampamiento contra la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) han estado ocultas por años. A finales de 2018 y principios de 2019 al menos seis personajes participaron en una trama durante cuatro meses para enlodar a la JEP, de la que quedaron una serie de evidencias: chats, fotografías y vídeos, que hoy revela la Revista RAYA y que hacen parte de un expediente de la Fiscalía cuyo contenido fue entregado por una fuente de ese organismo. 

En el video se ve a un hombre de acento mexicano que parece seguir un libreto, un agente de la DEA (Drug Enforcement Administration) que de manera insistente buscaba llegar a un magistrado de la JEP con el objetivo de vincularlo con actos de corrupción en el caso excomandante de las Farc Jesús Santrich, para así desacreditar al tribunal de paz con el argumento de que la no extradición del exjefe guerrillero hacía parte de un entramado de corrupción. “La justicia no es tan vulnerable como se cree”, dice un mensaje de WhatsApp que recibió el mexicano durante la operación. 

Esta historia comenzó en abril de 2018 con la captura de Santrich, muy publicitada por el exfiscal general Néstor Humberto Martínez, que significó un duro golpe contra el Acuerdo de Paz firmado por el Estado colombiano y las Farc en 2016. Horas después de la operación, circularon en los medios de comunicación videos sin audio y audios sin contexto, que el fiscal Martínez utilizó para exponer como razón de la detención una supuesta negociación entre las Farc, en cabeza de Santrich, y el Cartel de Sinaloa de México para enviar diez toneladas de cocaína a Estados Unidos. 

Tras la captura de Santrich la primera batalla entre la JEP y la fiscalía de Néstor Humberto Martínez se libró en la Corte Constitucional. Una batalla legal y mediática de varios meses para decidir quién tenía jurisdicción sobre el caso. Mientras tanto, días después de la captura de Santrich, la JEP solicitó las pruebas a la Fiscalía y a la justicia estadounidense para aprobar o rechazar el pedido de extradición del exjefe guerrillero. Finalmente, la Corte falló a favor de la JEP y las pruebas nunca llegaron. 

En diciembre de 2018, casi ocho meses después de la captura, la JEP aún no había recibido las pruebas solicitadas. Mientras Santrich estaba detenido en la cárcel La Picota de Bogotá afuera, en los cafés y hoteles de la capital, el mencionado mexicano buscaba abogados que le garantizaran el encuentro con un magistrado de la JEP, prometiendo dos millones de dólares para supuestamente retrasar la extradición de Jesús Santrich, según se lee en los mensajes de texto a los que accedió esta revista. Todo debía hacerse sin que sus contactos se percataran de que él era agente de la DEA y de que su verdadero objetivo era generar un efecto en la opinión pública: hacer creer que los supuestos socios mexicanos de Santrich habían corrompido a la JEP. 

 

El objetivo no era Bermeo, eran los magistrados

Según los chats y testimonios que reposan en el expediente de la Fiscalía, el 27 de diciembre el abogado Jaime Clavijo, quien había sido contactado por el mexicano, le comentó el negocio al exsenador Luis Alberto Gil y a su asistente Orlando Villamizar. Horas más tarde, Clavijo llevó al mexicano al apartamento de Gil donde se presentó con el nombre de Gerardo Asaff y con la chapa de abogado de empresarios mexicanos que ofrecían dos millones de dólares para hacer lobby en la JEP y retrasar el proceso de extradición de Santrich. Al día siguiente, el mexicano regresó al apartamento de Gil, donde desayunaron y luego se dirigieron al hotel JW Marriot de la calle 73. Allí, por gestiones de Gil, el mexicano conoció por primera vez al fiscal de la JEP, Carlos Bermeo. 

En la tarde del 28 de diciembre aparecieron dos coroneles del Ejército en esta historia: Eduardo Ucros y Jamer Ocampo. Ambos oficiales retirados, de origen santandereano, quienes empezaron a presionar al mexicano, agente de la DEA, para que les pagara los dos millones de dólares puesto que para ellos la promesa estaba cumplida con la presentación del fiscal Bermeo. Sin embargo, el mexicano se negó porque, según él, su “padre” decía que Bermeo no servía porque no tenía suficiente poder dentro de la JEP. Así quedó registrado un mensaje que ese día le envió el mexicano a Clavijo que, a su vez,fue reenviado por este último a Villamizar, asistente de Gil, para mantenerlo al tanto de las exigencias y discrepancias con el mexicano: 

“Doctor, buenas tardes, le explico lo siguiente y no es reclamo: cuando fui a ver al señor al apartamento usted me dijo que era el Magy (magistrado). No fue así. Hablamos, todo quedó bien, el señor se comprometió a que nos reuniéramos con el Magy. Ayer me dijeron que era mejor lo que ustedes tenían. Fui hoy y me salieron con otra cosa diferente que yo acepté y acepto mi responsabilidad. Mi papá dice que eso no sirve, que esa persona ya checó no tiene poder de hacer nada ni decisión. Dr. Yo tengo los papeles listos, al llegar y explicar con quién me reúno mi papá me mandó a guardar con las consecuencias que usted debe imaginarse. Ustedes han cometido errores y yo por aceptar, pero necesitamos a alguien con mando y poder dentro de ese organismo, no sé de qué manera usted puede arreglar esto y hablar con el señor de la G (Gil), le pido una disculpa a él, pero yo recibo órdenes. Explíqueles esto mismo a los amigos que están esperando el recurso…” 

 

Los amigos a los que se refiere son los dos coroneles, el abogado Clavijo y el civil Moises Ballesteros quienes desde octubre de 2018 ayudaron a buscar al magistrado Alejandro Ramelli, a quien eligieron como blanco por ser santandereano como la mayoría de los envueltos en esta trama, dijo uno de los testigos que participó en esa búsqueda. Ramelli, quien a pesar de ser un magistrado de la JEP no tenía nada que ver con el caso Santrich, estaba siendo ubicado en una iglesia cristiana a la que asistía en Bucaramanga. 

Una fuente de la JEP afirmó que el magistrado no es santandereano ni está vinculado a una iglesia de esas características. El testigo de los hechos, antes mencionado, sostuvo que ese apellido era el objetivo de octubre de 2018.

La decisión del mexicano de no pagar generó fuertes desacuerdos entre las partes. Ballesteros le advirtió, por medio de una serie de mensajes de texto, que los coroneles Ucrós y Ocampo divulgarían su verdadera identidad en los medios de comunicación, fotos y videos de sus reuniones para concretar la búsqueda del magistrado de la JEP. Los chats fueron extraídos de una comunicación larga que sostuvieron Ballesteros y el mexicano: 

--Tu y el puto coronel que se cree muy verga me tienen mamado, como ustedes dicen. Entiendan, o se esperan o se esperan, no hay de otra. Si hay grabación de audio que ustedes hayan hecho se van a meter en problemas. Ya tú sabes pinche mamón de mierda. 

--Compa, no soy yo. No entiende. Esa gente está puta con todo esto. 

--Me vale verga y ya sabes, ya te avisé, puras mamadas.  

La conversación continuó en malos términos y el mexicano le pidió a Ballesteros que le enviara la información que tenía para creerle. A renglón seguido, Ballesteros le dijo que tenían “todo” de él, y que los coroneles eran de inteligencia, que sabían lo que hacían y cómo lo hacían. Enseguida le envió una serie de fotos que la opinión pública conocería dos meses después, el 4 de marzo de 2019, cuando el periodista Gonzalo Guillén reveló una de ellas, la de un hombre con abundante barba negra y gafas oscuras como las de los pilotos de aviación. Era el mexicano que se había presentado como Gerardo Assaf y quien hasta ese momento se negaba a pagar los 2 millones de dólares porque su “organización” aún no se había beneficiado, pues buscaba que la reunión se sostuviera con un magistrado. 

 

 

 

El 30 de diciembre de 2018, Villamizar compartió con el exsenador Gil una conversación que sostuvo ese mismo día con Gerardo Assaf, el mexicano, donde este  le advertía que no quería más negocios con Clavijo, Ballesteros y los dos coroneles, y que, en cambio, trabajaran con Gil para sentar frente a él un magistrado de la JEP. Sin embargo, Villamizar le advirtió que la justicia no era tan vulnerable como se creía. 

—“Pídale de mi parte al “sena” (senador Gil) que solo tratemos los tres, usted él y yo, de todo hay explicación, pero Jaime mintió desde el principio, ahí me dijo que el que organizó todo es un amigo del Magy, que es un pastor de una fundación y demás cosas, puras tonterías y luego al conocer al “sena” me dice que él es el que manda; después Jaime me llama y me dice: ya está la cita con el Magy, y el que aparece en la cita es otro señor que no tiene capacidad ninguna”, escribió el mexicano. 

—“Todo eso se había evitado dando la cara... La justicia no es tan vulnerable como se cree”, le respondió Villamizar. 

Este apartado demuestra, en parte, el papel que estaba desempeñando el mexicano en su rol de agente provocador de la DEA, fingiendo ser hijo de un narcotraficante del cartel de Sinaloa que buscaba frenar la extradición de Santrich. 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

En la noche de ese mismo 30 de diciembre, el mexicano intercambió mensajes de texto con Villamizar, el asistente personal del exsenador Gil, en los que quedó en evidencia la angustia del agente de la DEA ante la insistencia de los coroneles de que revelarían su identidad, fotos y pasaporte. Esta amenaza resultó reveladora, pues enseguida el mexicano aclaró que eso era imposible porque él no tenía pasaporte, ni tarjetas, ni nada que pudiese revelar quién era.

 

La operación para desenmascarar al mexicano

La preocupación del agente de la DEA mexicano también salió a relucir cuando le escribió a Villamizar, desesperado, indagando si el exsenador Gil tenía algo que ver con las fotografías de su rostro que estaban circulando entre los hombres envueltos en esta trama. La verdad era que los coroneles tenían a su vez un amigo en la Seccional de Inteligencia Policial, Sipol Bogotá, un teniente de apellido Florido, con quien fueron hasta el edificio del exsenador Gil y le solicitaron al vigilante que les permitiera ver en los videos de las cámaras de seguridad la cara del mexicano que había quedado registrada cuando ingresó por el ascensor a la reunión del 28 de diciembre. En ese momento, tomaron las fotografías. 

En el siguiente chat el mexicano le expuso sus preocupaciones a Villamizar:

—Ok. ¿Entonces usted no sabe si el Sena (exsenador Gil) tiene que ver en esto? ¿Pero con qué objeto?

—A nosotros el bajo mundo no nos interesa. Nos interesan las acciones ilustres y que implique capacidad de gestión institucional. Lo demás es bajo mundo —le respondió Villamizar. 

—Entiendo, eso es lo que busco. 

—No sé nada. Yo le averigüé y me dijo que un coronel había solicitado imágenes de ingresos y él había informado a la Policía que por qué se pedía eso. Creo fue un Coronel de la SIPOL el que pidió eso. Pero no conocía las imágenes. 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

Incluso, en la misma conversación el mexicano volvió a insistir en el ánimo de verificar que el exsenador no tuviera nada que ver con la búsqueda de descubrir su verdadero rostro: 

—Lo que hagan esas personas con lo que tienen es responsabilidad de ellos, yo no tengo nada en contra de usted o del Sena. Pero si estas personas que parecen más que simples extorsionadores con estas imágenes pretenden hacer otra cosa, le suplico no metan las manos por ellos porque nos podemos complicar. Cada quien es responsable de sus actos.

—El Sena si está preocupado porque lo han estado presionando. Eso me indicó anoche. Casi que le señalan de haber recibido y haber maniobrado para que dejaran tirado al resto de gente. Eso me dijo, le advirtió Villamizar. 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas. 

 

El mexicano finalmente le pidió a Villamizar que rompiera con el resto de gente, le dio un nuevo número de celular y le insistió en que siguieran con la tarea. Eso sí, a la otra gente, a quienes llamó “extorsionadores de caricatura”, dijo que debía pagarles porque gracias a ellos conoció a Villamizar y al exsenador Gil: 

 Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas. 

 

Al finalizar la transferencia de mensajes de texto que Villamizar le hizo al exsenador Gil sobre su conversación con el mexicano, Gil le advirtió que debía avisar de una situación importante que le había pasado ese 30 de diciembre: 

—No había leído todo. Toca que usted informe que hoy Ucros (coronel) me localizó, pues parece que Jaime (Clavijo) dio datos de apartamento y me dio las fotos que habían bajado.  

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas. 

Villamizar así lo hizo. Le informó al mexicano y quedaron en avanzar con la propuesta que había planteado al inicio: encontrar un magistrado de la JEP. En uno de esos mensajes en que la negociación continuaba, Villamizar le dijo: 

—Ya hablé con él. El fiscal amigo tiene la primera semana convocado a una comida de amistad a los fiscales de investigación. Él asumió con seriedad el compromiso. El 4 hay una comida con el Mag. (magistrado) y el Dr. Francia, que es el lobista que conoció.

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

A este mensaje el agente de la DEA respondió dejando claro que sus supuestos jefes de México buscaban un magistrado, así no tuviera relación ni incidencia directa en el caso Santrich, pero aseguró que ese era el deseo:

—Por eso le digo que le marco el día 3 para ir avanzando en esto, lo importante es darles a mis clientes lo que piden, en su cabeza está que solo un magistrado es el que tiene capacidad de decisión, aunque así no sea, ellos creen eso y nada más, a mí me toca complacerlos.

La disputa con los coroneles, quienes seguían creyendo que el mexicano los había traicionado, permaneció durante el mes de enero de 2019. En dos mensajes continuos, el agente de la DEA, así se lo expresó a Villamizar el 3 de enero de 2019: 

—Ellos, el mono y el coronel están haciendo ver que es usted y el sena (exsenador Gil) que están haciendo todo esto y amenazando y demás. Sé que eso no es así, pero necesito que los lea para que después me haga el favor de contestarle unas inquietudes. 

—Esto lo único que está haciendo es complicando las cosas, como le digo mi papá aún no sabe de esto porque puede desatar un problema que no voy a poder controlar.

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

Al final de la última conversación que sostuvo Ballesteros con el mexicano, el primero le dejó claro que se retiraba del negocio, que no quería su dinero y que había tenido que salir del país porque presentía que se venía un escándalo de marca mayor en Colombia. Intentamos contactar al abogado Clavijo para que respondiera sobre lo que sabe de la verdadera identidad del mexicano, pero se rehusó a atendernos. De los dos coroneles retirados, Ocampo y Ucros, se desconoce su paradero después de que amenazaron al agente de la DEA mexicano.

El 28 de enero, la JEP informó a la opinión pública que la justicia de Estados Unidos no había enviado las pruebas solicitadas para la decisión del caso Santrich. El 30 de enero, el fiscal Néstor Humberto Martínez sostuvo una reunión, según contó él en su libro “Las dos caras de la paz”, con el fiscal de Estados Unidos Matew Whitaker y otros funcionarios de la embajada y el gobierno americano. Según su relato, al final de la reunión hablaron de la petición de la JEP, pero Whitaker mencionó que la carta o petición de la JEP, solicitando las pruebas del caso Santrich, no llegó a su despacho. Al día siguiente, el Ministerio de Justicia respondió que la carta fue enviada por correo físico, pero se extravió hacia Panamá.  

Tras este hecho, estaba claro que la carta se perdió en manos del gobierno de Iván Duque. A pesar de eso, según el video y los chats aquí revelados, la tarea del agente de la DEA mexicano era sembrar el relato de que la carta se embolató por obra del fiscal Bermeo y la supuesta “organización criminal” que él mismo fue juntando alrededor de su búsqueda y ofrecimiento.   

 

El afán del agente de la DEA

El 13 de febrero el mexicano volvió a aparecer en escena con un mensaje de urgencia para Villamizar. Le rogó que no cancelara una cita coordinada para encontrarse con Bermeo porque pronto conseguiría el dinero, que “su papá” estaba haciendo esa gestión. Nuevamente el mexicano aludía a su papá para hacer referencia al jefe del Cartel o de su supuesta “organización”, la encargada de poner el dinero. Así quedó registrado en varios mensajes continuos que el mexicano le envió a Villamizar:

—Señor, no cancele nada aún por favor ya localicé a mi papá. Por favor. Estoy haciendo mi trabajo y parece ser que es muy probable que me autoricen a darle el anticipo. Estos mensajes se los mandé desde hace dos horas. Aquí casi no hay señal. No cancele nada aún, están en eso jefe, le llamo ya, un minuto. 

Simultáneo a esta operación, y según la versión de un abogado, unos mexicanos estaban buscando una reunión en un hotel con la asesora de la JEP Pilar Rueda, para ofrecer dos millones de dólares por interceder en el caso Santrich. El contacto y la reunión jamás ocurrieron y los hechos fueron denunciados públicamente por el esposo de la asesora, el senador Iván Cepeda. Incluso, en esos días, el propio Jesus Santrich, desde la cárcel, a través de un manuscrito, denunció que algunos guardias se acercaron a él para contarle que unos mexicanos los estaban contactando para ofrecerles 2 millones de dólares para un supuesto plan de fuga.

El mexicano desapareció algunos días, pero el 25 de febrero empezó a legalizar la operación en conjunto con la fiscalía general de la Nación. El agente Craig Michelin solicitó USD 500.000 al ente investigador y el fiscal Néstor Humberto Martínez los aprobó a través de una resolución. Según el documento, iban detrás de “una organización criminal internacional dedicada a la venta de procesos judiciales en Colombia y venta de información privilegiada de actuaciones judiciales”, dice el memorándum de la DEA. 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

Al día siguiente, el mexicano le escribió a Villamizar para anunciarle que estaba por llegar a Colombia. Supuestamente, el agente de la DEA o  Asaff, como también se hacía llamar, era piloto y tenía su propio avión: 

—Señor, buenos días, estoy en confirmarle el día de mi llegada, en cuanto tenga la confirmación le marco por favor. Solo le escribo para que sepa que estamos en lo dicho y que está firme lo que le comenté. Gracias. Hoy mismo le marco al tener confirmación.

—Ok. Yo estoy en Bucaramanga, una vez tenga su confirmación me desplazo para Bogotá. El equipo solo está pendiente de eso —le respondió Villamizar. 

—Muchas gracias jefe, hoy mismo le confirmo. Todo está firme de mi parte sin cambios —concluyó el mexicano. 

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas.

 

Se consuma la trampa

El primero de marzo de 2019 fue el día seleccionado para que todo concluyera. El mexicano le respondió a Villamizar varios mensajes que éste último reenvió al celular del exsenador Gil para coordinar lo que sería la reunión en el hotel Marriot, en el norte de Bogotá, con el fiscal Bermeo. Ese día se entregarían los dos millones de dólares que el mexicano les había prometido desde diciembre de 2018. 

—Ya estoy con el Capi. Él está hablando en la habitación con una gente. Me dice que ya baja —le escribió el mexicano a Villamizar. 

—Es importante saber para informarle al fiscal —le respondió el exsenador Gil a Villamizar. 

—Si. Una vez tenga asegurado el compromiso inmediatamente le informo —respondió el mexicano. 

—Estaremos pendiente, voy a pasar cerca del sitio —concluyó Gil.

Mensajes extraídos del celular del senador Gil de conversaciones con Villamizar y de las conversaciones de Villamizar con el mexicano y que le fueron reenviadas. 

 

En la mañana de ese primero de marzo el carro del exsenador Gil recorrió varias veces los alrededores del hotel Marriot. Hacia las 10 de la mañana Villamizar fue citado a una habitación del hotel Artizan, a unas cinco cuadras de distancia desde el Marriot, donde se ubicaron el mexicano y dos agentes encubiertos de la Fiscalía, un hombre y una mujer, que apenas entraban en escena como parte de los miembros de la organización mexicana que ponía el dinero. Poco hablaron. Sus voces quedaron registradas unos pocos segundos cuando una de las agentes llamada Mafe, por ejemplo, respondió que su papá tenía palabra y asintió lo que dijo el mexicano: “abajo, en una camioneta, tenemos un millón y medio de dólares, el resto del dinero”. 

Una cámara miniatura, ubicada en la mesa de noche, fue la encargada de grabar esta otra pieza inédita, un video de 25 minutos, del entrampamiento a la Justicia Especial para la Paz (JEP). 

— Mira déjame explicarte, ahí está la plata, qué plata es esta, ahí hay 500 en esto, es lo único que te puedo mostrar ahorita, tengo un millón quinientos más en la camioneta, tenemos dos millones. Ok, cuál es la cuestión, la cuestión es la siguiente: que no te puedo dejar ir con la plata sin que yo vea este cabrón (Bermeo) porque no sabemos si se va a comprometer o no, pero la plata ahí está. Esa es la única cuestión.

—Pues nosotros hicimos un compromiso y es que yo me quedaba con ustedes. 

—Si, pero don Orlando entiéndame una cosa, entiéndame una cosa don Orlando, eso que usted me dice yo no puedo estar de acuerdo, nadie está de acuerdo, hice todo lo que está en mis manos, todo para poder permitirles que tengan la pinche plata aquí metida. Ahora, eso de que usted se queda aquí como garantía, eso don Orlando, eso es una tontería, cualquiera hace una pinche llamada y nos carga la verga.

Fragmento 1 - Original 25" - Fallas de origen
 
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El mexicano tenía afán de que Villamizar aceptara sus condiciones como que recibiera sin irse del sitio los USD 500.000 iniciales mientras aparecía el fiscal Bermeo. Sin embargo, no lograban ponerse de acuerdo porque el mexicano y los dos agentes de la Fiscalía querían tener el dinero seguro. Villamizar insistía en que el fiscal no aparecería si el dinero no estaba completo, es decir, los dos millones de dólares a los que el mexicano se había comprometido a entregar ese día. Villamizar seguía dudoso porque meses atrás el mexicano les había quedado mal aún cuando le presentaron al fiscal de la JEP y lo rechazó porque no tenía poder alguno, no era un magistrado. 

—No, pero yo no voy a cambiar las reglas de juego —dijo Villamizar.

—No, es que no las estoy cambiando, es que usted tiene que ver mi seguridad también. Mire vamos a hacer esto, vamos a hablar esto: yo le doy la plata, usted se la lleva, de cualquier pendejada —respondió el mexicano.

—No, yo no me la llevo, se la va a llevar una persona que está ahí, yo no voy a salir —insistió Villamizar. 

—Ok, esa persona se la lleva y nosotros vamos a estar esperando que venga. ¿Y qué pasa si no llega el pinche fiscal? preguntó el mexicano.

—Tiene que llegar, o sea nosotros sabemos que llega —concluyó Villamizar. 

 

Fragmento 2 - Original 25" - Fallas de origen
 
Fragmento 3 - Original 25" - Fallas de origen
 

La operación se estaba ejecutando paralelamente a la discusión que el presidente Iván Duque y la derecha en Colombia llevaron al parlamento. Una serie de objeciones que planteó Duque, junto al fiscal Néstor Humberto Martínez, para modificar la JEP y cambiar las reglas de juego que la guerrilla de las Farc había pactado en La Habana para su desmovilización. El efecto mediático de este escándalo, por supuesto, sería un ingrediente más para sumar adeptos y acorralar esta justicia.  

Las conversaciones en la habitación terminaron de armar la escena de lo que el agente de la DEA estaba buscando. Insistía en que el fiscal Bermeo no podía faltar a la cita para poder entregar el dinero y que solo los necesitaba unos minutos para que se comprometiera. 

Fragmento 4 - Original 25" - Fallas de origen
 

—Don Orlando, escúcheme una cosa, después de que yo hoy me siente con Bermeo y me diga si señor, le vamos a hacer tal tal tal, en cinco minutos él me puede explicar, si señor, ya la confianza está  abierta, ya no tengo porqué venir ni vamos a alegar, simplemente las cosas…—expresó el mexicano. 

Orlando estuvo ofuscado durante varios minutos, pero finalmente aceptó tras recibir un mensaje afirmativo del teléfono de Gil: 

—Ya está contactado el Fiscal. En 5 minutos estará conmigo.

Fragmento 5 - Original 25" - Fallas de origen
 

De lo último que habló el mexicano, antes de salir a poner la trampa al hotel Marriot, fue de la carta o solicitud de pruebas de la JEP a la justicia estadounidense. La misma que a finales de enero se conoció, según versión del Gobierno Duque, se había extraviado por cuenta de la negligencia del Ministerio de Justicia; episodio que se deberá esclarecer en las investigaciones que adelanta la JEP. No obstante, el mexicano en su libreto le atribuyó ese hecho a Bermeo de una manera disimulada como aparece en el video minutos antes de llegar al Marriot: 

—No no no no, acuerdese que han pasado dos eventos muy significativos: la carta es una, que nos ayudó, y la otra, del hombre que está en Nueva York, que ya se jodió. Ahora, falta la segunda parte, esta parte ya está jodida, la segunda parte es la que se le va a explicar, porque necesitamos, ya no más necesitamos 90 días, eso es todo, y con eso y ya.

Fragmento 6 - Original 25" - Fallas de origen
 

Según se escucha en el video, las partes acordaron salir del hotel Artizan y dirigirse al Marriot donde el fiscal Bermeo había aceptado estar a las 12 del mediodía. La plata al final la tenía el agente de la Fiscalía mientras el mexicano se echó un fajo de billetes en el bolsillo interior de su saco, los mismos que le entregó al fiscal cuando estaba sentado junto con el exsenador Gil escuchando las propuestas ilegales del agente de la DEA. De ahí en adelante, lo que el país conoce son todas las escenas de ese momento que dejó a la JEP ante la opinión pública como un ente corrupto que debía ser reformado. 

Un día después del hecho, el fiscal Néstor Humberto Martínez asistió a distintos medios de comunicación para hablar del caso Bermeo. Tenía la certeza de que ni Santrich ni sus amigos cercanos habían interferido en este entramado. Sin embargo, tenía una duda que hoy puede ser respondida: el tema de incluir a Santrich en este libreto se lo inventaron Bermeo, Gil, Villamizar y sus socios, o la DEA a través del mexicano. Eso queda claro. Incluso,  como lo muestran los chats y el video, que fue la DEA por medio del mexicano la que ofreció los dos millones de dólares. Y no al contrario, como lo afirmó el fiscal Martínez en una cadena radial en ese momento: “la Fiscalía entró al operativo, con agente encubierto, cuando Bermeo ya había hecho ofrecimientos de interferir en el caso del señor Santrich”. 

En medio de estos hechos, la Justicia Especial para la Paz sufrió un duro golpe mediático. Al mismo tiempo, las objeciones que el presidente Duque y el fiscal Martínez le hicieron a esta justicia se llevaron a la Corte Constitucional, pues el Congreso se negó a votarlas. Pasaron los meses, la Corte le dio la razón en su mayoría a la JEP, pero para ese momento el objetivo ya estaba cumplido: fracturar el proceso de paz de Colombia.