La intervención sobre la antigua calle del Cartucho no cumplió con gran parte de los objetivos planteados como desmontar la dinámica delincuencial y tecnificar la labor del reciclaje. Sin embargo, desde el punto de vista arquitectónico y político, la construcción del Parque Tercer Milenio ha provocado un cambio en el paisaje y en la percepción del lugar, que con el tiempo hará que los habitantes de la ciudad olviden la historia de estas calles. En el paisaje intervenido no hay referentes que atestigüen lo que allí sucedió. Las fosas comunes que allí se encuentran proveerán el abono necesario para que crezcan frondosos árboles. Además, como lo señaló atinadamente El Tiempo, no hubo una respuesta social institucional efectiva para las personas que habitaban este sector, ni mucho menos se disminuyeron los actos violentos, el consumo y comercio de drogas y en general las conductas ilegales. Lo que ocurrió fue un desplazamiento de las problemáticas hacia la periferia de esa calle. Es en ese momento especifico se internacionaliza ¡El Cartucho¡ y se da la consolidación de una nueva estructura urbana, social, política y económica que tenía sus inicios incipientes ¡ El Bronx ! No sorprende, pues ya sabemos que aquí nadie aprende y que la memoria no es precisamente la capacidad cognitiva más entrenada de los colombianos. Razón por la cual, los mismos nos gobiernan una y otra vez y traen consigo las mismas opciones una y otra vez y siempre parecen nuevas o como dirían en este gobierno Kitsch “innovadoras”.
Y así, olvidando los precedentes del Cartucho llegamos a la intervención del Bronx de hace 3 años en la que nos presentaban y aún hoy lo hacen como sin precedentes las acciones emprendidas en el ese ese sector. Por otra parte, los datos muestran un aumento en el número de habitantes de calle en la ciudad, ratificando así la ineficacia de este tipo de políticas de higiene y embellecimiento urbano que generan problemas sociales y no brindan soluciones a los afectados, que claramente no son solo personas que allí habitaban, también hay legítimos propietarios que han sido considerados daño colateral para algunos, pero que son víctimas de la política de especulación de suelos de este gobierno que ha encontrado en los bienes raíces el negocio que le permite retirarse poco a poco del negocio de los articulados sin percibir detrimento en su patrimonio anualmente.
Pero el tema aquí es otro, algunos párrafos arriba definía este gobierno como kitsch pues le apunta según dicen a apalancar su éxito en la cultura y la creatividad y a mi modo de ver a empaquetado estos conceptos en un término según eso digerible llamado “Economías Naranjas” pero yo considero que si somos claros , el caso del distrito creativo que se prometió ( por que no se ha puesto una piedra) es el ejemplo claro de cómo hacer del arte , la cultura y la identidad algo considerado «cursi», «adocenado”, y en definitiva, vulgar aunque pretencioso y por tanto no sencillo ni clásico, sino de mal gusto tal cual cómo definiría Theodor Adorno lo Kitsch.
Quienes habitamos la Localidad de Los Mártires vimos el pasado viernes el concierto de lanzamiento de jazz al parque en este lugar que tiene una historia que contar, tiene un algo o muchos algos que decir pero este “distrito creativo” en su ánimo Kitsch lo convierte todo en parodia de la catarsis, y también parodia de la verdadera conciencia estética que podría tener, mostrando así la poca importancia que dentro de la política pública ocupa la situación de los habitantes de la calle, priorizándose el simulacro de belleza.
La fuerza política del simulacro se da cuando el espectáculo oculta lo obsceno, cuando la sociedad en su afán por recobrar el centro histórico y ocultar los problemas sociales los esconde bajo una alfombra, que sin embargo se pudrirá. Recordemos entonces las enseñanzas de Milán Kundera acerca del kitsch y su relación con la política: en nuestro caso la presencia de la inmundicia misma de aquella calle es la rasgadura en la pintura realista que pretende el sistema totalitario; muestra además que escondiendo lo feo e indeseable se logra la perfección; es la mirada apática e indiferente del público que no quiere reconocer que también produce mierda, que no acepta el dolor ajeno.
Como dicen los que saben, el kitsch es el arte de la felicidad ignorante. La pala promueve el olvido y orada la memoria. ¿Quién querría recordar el dolor y la muerte? El sufrimiento es un sinsentido dentro de la cultura occidental (Morgan, 2002), que debe ser eliminado y prevenido y los súper desarrolladores usurpadores del suelo y del poder pretenden darle al ojo una limpieza de quirófano libre de miseria, cuando nada se hace de fondo excepto desaparecer y negar al miserable en lugares ausentes de identidad y de estilo, en una función de confort sobreañadida a las funciones tradicionales de un objeto antes llamado casa de pique u hogar y hoy llamado “ distrito creativo”, haciéndolo frondio, banalizando la violencia allí vivida y agregando un elemento más a la morboteca nacional ,un elemento muerto sin nacer al no ser capaz de repensar el sentido desde la estética, las narrativas, la creación, la expresión como elementos arraigados en los cuerpos de los sujetos y en los espacios que esos sujetos habitan, evitando refundar así la identidad desde la resistencia, desde la vida y no negándola.
Posdata: La creatividad como insumo industrial y de generación económica es posible solo en un país en paz.
Nicolay Duque
Calladita no me veo mas bonita.